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Decenas de exconcejales de Ciudadanos coordinan su estrategia tras dejar el partido

Los ediles no adscritos se citan en Valladolid y convocan a políticos de otras formaciones

Juan José Mateo
Albert Rivera, en una imagen de archivo.
Albert Rivera, en una imagen de archivo. EFE

Decenas de concejales no adscritos tras abandonar Ciudadanos o ser expulsados de sus filas se han citado este viernes y este sábado en Valladolid. La formación de Albert Rivera logró más de 1.500 ediles en las elecciones municipales de mayo de 2015. Aunque el partido no ha proporcionado a EL PAÍS la cifra exacta de bajas que ha sufrido desde entonces, los convocantes aseguran que superan ampliamente el centenar. ¿Su objetivo? Organizarse para demostrar que se puede hacer política fuera de los partidos e intentar construir una red con exrepresentantes del PP, del PSOE y de Podemos en su misma situación.

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“Esto es una herramienta para todos los no adscritos a nivel nacional, sean del color que sean”, explica Jesús Presencio, exconcejal de Ciudadanos en Valladolid y organizador de la cita en su ciudad. “Buscamos que se puedan intercambiar las mejores herramientas de trabajo y de experiencia”, añade este edil no adscrito, que causó baja en la formación de Rivera tras dar positivo en un control de alcoholemia. “La filosofía que nos marca a la gran mayoría es que consideramos que la democracia española es una democracia prostituida en favor de las estructuras de los partidos políticos”, sigue Presencio. “Queremos una democracia directa, que represente realmente al votante y a la sociedad civil. Es el inicio de una serie de reuniones cuyo objetivo es reivindicar el ius in officium (derecho al ejercicio) no crear una nueva formación. Es producir una mejora en el sistema de partidos de este país”.

En enero de 2015, Ciudadanos era un partido estrictamente catalán con nueve diputados autonómicos y un centenar de concejales. A finales de ese año, presumía de 40 diputados nacionales, casi 100 autonómicos y más de 1.500 ediles repartidos por toda España. Esa vertiginosa expansión nacional, única en la historia de la democracia española, abrió el partido a miles de personas que se sumaron a sus listas electorales sin experiencia política previa o tras haber pasado por todo tipo de partidos. La secretaría de organización incluyó controles previos exhaustivos y también rechazó miles de peticiones de afiliación. No obstante, la digestión de ese proceso está siendo pesada: dos años después, los no adscritos de Ciudadanos se están organizando frente a un partido que les sigue pidiendo que devuelvan sus actas y que les califica de tránsfugas, pese a que no se han unido a otra formación.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Muchos de estos ediles adquirieron la condición de no adscritos tras ser expulsados por no respetar la disciplina de voto; por pactar en contra de las directrices de la dirección nacional; por romper el reglamento interno; o por incumplir alguno de los compromisos recogidos en la carta ética que firmaron al presentarse a las elecciones. También hay concejales que han dejado el proyecto de Rivera tras el cambio ideológico que se aprobó en la IV Asamblea nacional.

Así, el cónclave de febrero votó a favor de que Ciudadanos abandonara sus raíces socialdemócratas para abrazar el liberalismo progresista. Muchos de los concejales no adscritos argumentan que ya no defienden las siglas naranjas porque estas no representan ahora lo mismo que en mayo de 2015, cuando fueron las municipales.

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Diputados autonómicos valencianos

Desde entonces, la formación de Rivera ha sufrido decenas de bajas, incluyendo por primera vez la de una diputada autonómica, María del Carmen Prieto, que se acaba de sumar al grupo de no adscritos del Parlamento andaluz. Sin embargo, fuentes conocedoras de la organización interna de este partido aseguran que puede que pronto deje de ser un caso único y subrayan las tensiones internas causadas por el apoyo de Ciudadanos a los presupuestos del PP, que a su vez se apuntalan en un acuerdo fiscal con el PNV.

“Mi partido no solo va a apoyar unos presupuestos de ciencia ficción, sino que además lo haremos a costa de una concesión al PNV que todavía acentúa más la desigualdad entre los ciudadanos”, resume Juan Carlos Bermejo, exrival de Rivera en las primarias a la presidencia de Ciudadanos. “Justo vamos a hacer todo lo contrario de lo que hemos defendido en nuestro ideario”.

Que Ciudadanos apoye unos presupuestos apuntalados por ese pacto fiscal entre el PP y el PNV también ha sido analizado como un agravio comparativo por buena parte de los representantes valencianos del partido, que consideran que su Comunidad está infrafinanciada. El cisma que vive la formación de Rivera en esta Autonomía, donde está dividida entre los diputados autonómicos de centro izquierda y los de centro derecha, amenaza con cristalizar en una escisión. La destitución de Alexis Marí como portavoz en las Cortes regionales solo ha aumentado la tensión.

Fuentes de la máxima confianza del presidente de Ciudadanos aseguran que el partido ha trabajado para evitar que el enfrentamiento acabe produciendo la ruptura del grupo parlamentario, aunque admiten que esa posibilidad está abierta. Los organizadores del cónclave de no adscritos de Valladolid han llegado a tantear la presencia de cuatro de estos diputados valencianos.

Quedan dos años para las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2019. En pleno ecuador del ciclo electoral, ha sonado el pistoletazo de salida: partidos y representantes ya piensan en su futuro.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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