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Mujeres con leche de oro

12 hospitales españoles promueven bancos para recoger las donaciones de madres lactantes y salvar con su leche a otros bebés

Un niño toma la leche de su madre donante en Santiago.
Un niño toma la leche de su madre donante en Santiago.ÓSCAR CORRAL

Recién cumplidos los dos años, Xan ejerce sin saberlo la solidaridad. Él ya come de todo, pero los pechos de su madre producen tanto como si tuvieran que alimentar a gemelos. A Rosalía le sobraba tal cantidad que un buen día empezó a elaborar helados con su propia leche para que Xan los disfrutase como una golosina. Ahora, en el congelador de su casa los polos de leche materna comparten espacio con los botes esterilizados que va llenando esta madre para donar a niños que no han tenido, al nacer, la misma suerte que su hijo. Periódicamente, Rosalía llena una bolsa nevera que le entregaron en el hospital y la lleva al banco de leche de Santiago. El servicio cumple un año funcionando y es uno de los 12 bancos para la lactancia que han abierto de momento en España.

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No todos los servicios de salud de las comunidades tienen uno, pero en todas ellas hay bebés prematuros; recién nacidos que a lo peor no llegan ni al medio kilo de peso; que han venido al mundo con problemas metabólicos y cardíacos; o que han necesitado, ya tan pequeños, algún trasplante o cirugía para tener la opción de vivir. Bastaría con asomar la cabeza en una UCI de neonatos para que todas las madres que están lactando quisieran donar. Pero eso no se hace.

"No queremos recurrir a lo morboso o lo sentimental para conseguir donantes", comenta Olalla López, neonatóloga del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago y coordinadora del banco de leche de este centro. De momento, este recinto ubicado en el área de neonatología se nutre de la leche de 60 madres y desde marzo ha crecido mucho. "Cada semana se suman dos mujeres nuevas", celebra la matrona Diana Luque. Algunas de estas madres solidarias saben lo que es tener un hijo en una incubadora "porque lo han sufrido" y otras muchas "han tenido la fortuna de dar a luz un bebé sano", añade López.

Galicia (con Santiago y Vigo) junto a Andalucía (Granada y Sevilla) son las únicas comunidades autónomas con dos bancos de leche en su red de hospitales. La dispersión poblacional, en un caso, y la extensión del territorio, en el otro, crearon la necesidad. Los otros ocho funcionan en Palma de Mallorca (el primero que se abrió en España), en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, y en Valencia, Zaragoza, Barcelona, Mérida, Valladolid y Oviedo, recién estrenado. Están en contacto a través de la Asociación Española de Bancos de Leche Humana y hay más en camino. Desde todos ellos se divulgan las ventajas de la lactancia materna frente a la leche de fórmula, se promueven las donaciones y se distribuye lo almacenado a la mayor cantidad posible de receptores, dentro y a veces también fuera del área sanitaria. Los bancos son realidad, por lo general, gracias a las ideas y al empeño de algunos profesionales que trabajan en los hospitales más que por decisión del político de turno.

Para costear parte de su material, congeladores y máquinas especiales en las que se somete la leche donada a un proceso de pasteurizado, las impulsoras del banco público compostelano tuvieron que recurrir a una entidad privada, la Fundación María José Jove. El dinero no les sobra. "Aquí siempre andamos justas", se lamenta la matrona que atiende el banco, "querríamos darles un detalle a las madres que donan; hablábamos de hacerles unas bolsas de tela para no tener que entregarles el material en una de plástico, pero no podemos".

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Diana da charlas a las mujeres que ingresan para dar a luz. "No me he encontrado a ninguna madre que no pueda llegar a tener leche, al menos, la suficiente para proporcionarle a su hijo una alimentación mixta", complementada con biberones, dice. "Al principio, las mujeres se sienten muy solas en esto, y yo les digo que me tienen siempre ahí, de comodín", cuenta: "Deben creer en sí mismas porque cuanta más confianza, más leche y cuanta más leche, más confianza".

El momento más crítico, en el que muchas quieren tirar la toalla, "es la segunda noche, que ya se ha dado en llamar la noche de las vacas locas", explica. "El primer día los bebés duermen, pero en el segundo llega el aluvión de visitas, al niño se le hacen pruebas, y esa noche ya no para de llorar. Todos los recién nacidos del planeta Tierra están diseñados para empezar a pedir con desesperación la segunda noche", describe Luque, y sus progenitoras entran en pánico, porque "de noche todo se magnifica".

El Banco de Leche Materna de Cataluña.
El Banco de Leche Materna de Cataluña.Joan Sánchez

El crío y su madre se van adaptando, la lactancia se regula y "en el segundo mes se llega al momento idóneo para empezar a donar", ilustra la matrona. Es necesario estar sana y tener excedente, leche que le sobra al propio hijo. Entonces, la donante recibe el material. La bolsa isotérmica, los botes esterilizados, los acumuladores de frío. Porque en el transporte al hospital la leche tiene que llegar congelada. Algunas de las mejores donantes del banco de Santiago viven a 100 kilómetros. "Si no pueden venir mandan la leche por algún amigo, pero son superfieles", asegura Olalla López. En menos de un año, según la Xunta, casi un centenar de bebés en estado crítico han salido adelante alimentados con leche de 140 mujeres que han donado 500 litros a los bancos de Vigo y Santiago.

"Los primeros días son el momento de la vida en que los niños que están ingresados necesitan más la leche, pero sus madres no se la pueden dar", explica López. "La prematuridad va asociada muchas veces a problemas de salud materna. Esa situación patológica de la madre va a condicionar su capacidad para la lactancia", sigue la médica. "Además, si no puede haber contacto físico de la madre con el niño" que está en cuidados intensivos, y a esto se suma el "estrés que ellas puedan sufrir" por esta causa, baja mucho la posibilidad de que el bebé pueda recibir leche de su propia madre.

Con el tiempo, el objetivo del banco es que si es posible sean ellas las que suministren a sus pequeños "el 100%". Mientras tanto, los neonatos por debajo de los 1.500 gramos (en Santiago ha salido adelante un bebé de 460); de entre 25 y 32 semanas de gestación; con retraso en el crecimiento; cardiopatías; cirugía intestinal; problemas del sistema digestivo; infecciones; asfixia perinatal o un trastorno metabólico se alimentan de la leche donada. Antes de la 35ª semana, los recién nacidos no han desarrollado el instinto de succión, así que estos pacientes tan frágiles reciben la leche por sonda. Los más diminutos, de forma continua.

"Es una evidencia científica", afirma Olalla López, está "comprobado" que "por crecimento, factores hormonales, inmunológicos e incluso de desarrollo neurológico" la leche materna tiene más beneficios que la de fórmula para estos bebés en riesgo. "Su intestino se coloniza de bacterias buenas" y "disminuyen los casos de enterocolitis necrosante", la muerte del revestimiento intestinal que amenaza tantas veces a estos bebés enfermos o prematuros, aferrados a la vida por un hilo invisible. "La leche materna es parte de su tratamiento", defiende la doctora.

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