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La división del PP sevillano traslada su disputa a la cúpula nacional del partido

Los congresos provinciales implican en sus pugnas a ministros, diputados y senadores

La lucha por el poder en la dirección del PP de Sevilla ha dividido en dos al partido en esa provincia, ha rescatado el clima de división soterrado estos años en Andalucía y ha trasladado la disputa del congreso provincial a nivel nacional, implicando a ministros, diputados y senadores. La primera votación para elegir al líder de esta provincia clave, en la que la candidata del sector renovador venció por 24 votos, han avivado la pugna y las denuncias cruzadas entre los partidarios de Dolores de Cospedal y Juan Ignacio Zoido frente a los de Javier Arenas y Juan Manuel Moreno.

Maria Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy, Fernando Martinez Maillo y Javier Arenas.
Maria Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy, Fernando Martinez Maillo y Javier Arenas.

El mandato que Mariano Rajoy dio a la cúpula nacional del PP para los congresos autonómicos y provinciales consistía en organizar esos cónclaves cuanto antes para poner el partido en marcha y en alerta ante las próximas elecciones locales (mayo de 2019), para renovar candidaturas perdedoras y para evitar divisiones internas en momentos de incertidumbre en otras formaciones. Rajoy quería poner al PP como ejemplo de estabilidad ante los electores.

Los congresos andaluces

  • La disputa por la presidencia de los ocho partidos provinciales del PP andaluz se encuentra en este punto:
  • -En Almería, Málaga, Cádiz y Huelva solo hay un candidato.
  • -En Granada y Córdoba ha habido dos precandidatos, respectivamente, pero ninguno de los pertenecientes al sector renovador ha conseguido los suficientes apoyos para llegar con opciones al congreso.
  • En Sevilla se ha impuesto Virginia Pérez por 24 votos sobre Juan Bueno, que ha impugnado el proceso con una denuncia por supuestas irregularidades al Comité nacional de derechos y garantías.
  • En Jaén, Miguel Moreno, alcalde de Porcuna, ha ganado por 12 puntos la primera vuelta al candidato oficialista, Juan Diego Requena, que sin embargo tiene asegurado dominar la votación de compromisarios. La dirección autonómica busca una solución de compromiso.

El desarrollo de los congresos regionales cumplió ese objetivo —con la excepción de los celebrados en Cantabria y La Rioja— y ahora tocaba hacer lo mismo en los cónclaves provinciales. La alarma ha saltado en Andalucía, la principal organización del PP en toda España con 165.000 militantes, y que se presentaba en teoría muy pacificada ante la opción de que un ascenso a la política nacional tras las primarias del PSOE de la actual presidenta andaluza, Susana Díaz, ofreciera la posibilidad de que la formación de Rajoy venciera por primera vez en esa Comunidad.

Ya fueron conflictivos los preparativos de los congresos del PP en Córdoba y Jaén, donde un cambio estatutario obligó a que no se presentaran a la reelección los presidentes anteriores, Juan Antonio Nieto y José Enrique Fernández de Moya, por tener un cargo institucional como secretarios de Estado. Fuentes de la dirección nacional y autonómica consideran a ambos cercanos a la secretaria general, Dolores de Cospedal. Al tiempo, estos interlocutores consideran que su salida favorece los planes del presidente regional, Juan Manuel Moreno, que aspira a renovar la estructura del partido con cargos que vivan y trabajen a diario en Andalucía. El clima de división ha explotado ahora en el congreso de Sevilla, donde se enfrentan Juan Bueno y Virginia Pérez, candidatos con alianzas al máximo nivel.

La dirección nacional del PP les advirtió a ambos de que no consentiría una pugna que dividiera la organización en dos, alertada por el precedente de Cantabria, donde un sector de la afiliación ha denunciado “irregularidades” y no reconoce la victoria de María José Sáenz de Buruaga. En consecuencia, Génova impuso una solución de compromiso.

El PP elige a sus presidentes autonómicos y provinciales por un sistema de doble vuelta. Primero votan los afiliados, que eligen a su candidato preferido y a los compromisarios. Si no hay una mayoría reforzada y es necesaria una segunda vuelta, esta se celebra en el propio Congreso y se decide con el voto de esos compromisarios. Sin embargo, el coordinador general del PP, Fernando Martínez Maillo, exigió a los dos aspirantes en vísperas de la primera votación que firmaran un acuerdo por escrito con una solución de emergencia.

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El pacto bajo cuerda de Sevilla sorteaba ese modelo recogido en los estatutos. Así, forzaba una lista de integración basada en el resultado de la primera votación —la de los afiliados— con la presidencia para el ganador, el secretario para el perdedor y un reparto ecuánime de los vicesecretarios.

Zoido y Arenas

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Algunos dirigentes nacionales, como el propio Maíllo o Javier Arenas, vicesecretario territorial del PP y factótum histórico del partido en Andalucía, intentaron incluso forzar la alianza previa y evitar esa votación. Cospedal y el ministro y expresidente regional del partido Juan Ignacio Zoido, ambos enfrentados desde hace años con el poder en la sombra de Arenas, abogaron en esas reuniones privadas por imponer las votaciones en cumplimiento de los estatutos. El viernes pasado se pusieron finalmente las urnas y hubo sorpresa: Pérez ganó por 24 votos a Bueno, el favorito. El nivel de tensión se reflejó en una histórica participación: votaron 5.196 militantes.

Sin embargo, desde el final del recuento todo está en cuestión. Los partidarios de Pérez esgrimen las actas oficiales para darse por ganadores y esa es la posición que asumen el comité organizador del congreso y las direcciones regional y nacional del PP, que exigen que se respete el resultado. Los perdedores denuncian que tras la votación no se les dejó tramitar sus quejas contra distintas “irregularidades”. Y Génova observa con preocupación ese choque provincial que ha llegado hasta la cúpula nacional.

La candidata a la presidencia de Sevilla: “En un año, a ver quién queda”

El enfrentamiento entre los candidatos a presidir el PP de Sevilla, Virginia Pérez y Juan Bueno, obligó a intervenir a la dirección del partido. Desde Génova 13 se impuso a los aspirantes el acuerdo que quiere forzar ahora en Valencia: llegar al Congreso provincial con una lista única en la que los cargos se distribuyan en función del resultado de la votación de los afiliados. Pérez al final se impuso pero criticó esa decisión en una reunión con sus partidarios un día antes de conocer el resultado.

"El acuerdo no es un acuerdo, es una imposición", dijo Pérez, según un audio que corrió como la pólvora entre los afiliados del partido. "(...) Tenemos un aparato que se pasa los estatutos por el forro del bolsillo. Nosotros tenemos muy claro que queremos votar. Para que no nos hurten la capacidad de votar, hemos tenido que firmar un acuerdo. Ojo,  no es para mantener a la gente en los sillones. Si yo pierdo, me voy. Yo no voy a estar en la Ejecutiva de Juan Bueno. Antes me corto una mano". Y subrayó: "Han querido que se respeten los porcentajes de la urna de presidente para que no haya una limpia y desaparezca la mitad del partido. Eso es lo que dice Génova. (...) Teniendo la presidencia ya nos encargaremos nosotros de cambiar las cosas poco a poco. Que el día 22 de mayo, habrá x cargos. Y el día 22 de mayo del año que viene, veremos a ver quién queda".

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