Hombres que vencen tempestades y salvan vidas

Una cordillera de olas inmensas, tan imponentes como un edificio de cuatro plantas, recibió al helicóptero Pesca 2 el pasado 3 de febrero a 60 kilómetros de la costa de Navia (Asturias). Sobre el mar enfurecido flotaban los restos del pesquero Gure Uxua y una balsa vacía. “Pensamos que habíamos llegado tarde”, relata el copiloto, David Abad. Pero entre la mar montañosa divisó otra barcaza salvavidas en la que se apretujaban 12 hombres a punto de ser engullidos por la tempestad y que, poco después, tiritaban, ya a salvo, dentro de la aeronave.

Por el rescate de este palangrero de Cariño (A Coruña) y del carguero panameño Modern Express en enero de 2016, seis miembros del equipo del Pesca 2, helicóptero de la Xunta de Galicia con base en Viveiro (Lugo), se han convertido en la primera tripulación española que recibe el premio Polaris, un galardón que otorga la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (Ifalpa, por sus siglas en inglés) desde 1983 y que está considerado el Nobel de la aviación. Los comandantes Carlos Ferreira y Philippe André; el copiloto David Abad; los operadores de grúa Antonio López Cerón y Brian Chouza; y el rescatador Daniel Fernández lucirán la misma condecoración, por ejemplo, que el piloto que cubrió de cemento el reactor herido de la central de Chernóbil.

El Polaris, que premia a las tripulaciones por actos de “heroísmo” y “excepcional profesionalidad” que han salvado vidas, ha recaído en un equipo que se enfrenta a uno de los mares más bravos del planeta. El piloto David Abad describe así las condiciones en las que llega a trabajar el Pesca 2: “Cuando vas volando y llegas a cabo Ortegal, ves la línea donde confluyen y luchan los dos mares [el Atlántico y el Cantábrico] y los vientos”. Galicia es la autonomía con más naufragios y kilómetros de costa y la única que cuenta con un servicio autonómico de salvamento desde hace más de 25 años.

No fue Eolo quien complicó el rescate del Modern Express, que sufrió una fuerte escora en aguas británicas. La alerta saltó en la base de Viveiro cuando los equipos ingleses de salvamento advirtieron de que no podían llegar al lugar del naufragio, a 300 kilómetros de la costa gallega. Una distancia arriesgada para la tripulación de un helicóptero, que en tiempo récord debe calcular el combustible que precisa para volver a tierra sin olvidar, por ejemplo, que cuanto más fuel lleve, más peso cargará y, por tanto, menos personas podrá arrancar del mar.

Aquel día el Pesca 2 despegó con un poco más de combustible del estimado al principio, un extra decidido en el último momento que después vino de perlas. El equipo galardonado con el Polaris descubrió que en el punto del Golfo de Vizcaya donde se estaba hundiendo el Modern Express los vientos eran de 50 nudos, el doble de fuertes de lo pronosticado, y que, en vez de cuatro, eran seis los marineros que debía trasladar a tierra. El Helimer, la aeronave hermana de Salvamento Marítimo, aupó primero a 16 víctimas y cuando le tocó el turno al Pesca 2, la escora alcanzaba ya los 40 grados. Los seis tripulantes que quedaban en el barco no se atrevían a moverse para agruparse en la popa. El rescatador Daniel Fernández puso los pies sobre el carguero y fue a buscar, uno a uno, a los náufragos. Un año después, también fue él el encargado de alcanzar a nado la balsa salvavidas del Gure Uxua para enganchar a sus 12 tripulantes y subirlos en la grúa hasta el Pesca 2.

“No somos héroes, simplemente hacemos el trabajo para el que estamos entrenados”, subraya David Abad, que empezó a soñar de niño con salvar vidas desde el aire tras leer un pasaje sobre un rescate en un libro de aviación. Asegura que las del Gure Uxua y el Modern Express no son las operaciones más complicadas a las que se ha enfrentado con sus compañeros. “Héroes son las personas como mi mujer, que como enfermera en un hospital cura a gente a diario de manera silenciosa”. Los tripulantes del Pesca 2 recogerán su premio el 6 de mayo en Montreal (Canadá).