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En busca del padre estadístico

Los estudios sobre fecundidad no preguntan a los hombres. Demográficamente los hijos son cosa de las madres. El camino hacia la igualdad pasa por contar más con ellos

Ángel y Nacho Martín, padre e hijo, responden a las mismas preguntas sobre su experiencia paternal.Vídeo: kike para / Luis Almodóvar / P.G.
Patricia Gosálvez

Para hacer un retrato del padre español, empecemos por lo básico. ¿De media, cuántos hijos tiene un hombre en España? “Ese dato no lo vas a encontrar porque simplemente no se calcula, es así de surrealista”, dice Julio Pérez Díaz, demógrafo del CSIC. “Venimos de una tradición en la que todo lo relativo a los hijos se calcula poniendo la lupa en la madre”, continúa, refiriéndose, como en todo lo que sigue, a la familia tradicional (dos progenitores heterosexuales). “Antes muchos padres no constaban o no se hacían responsables, esto ya no es así, pero sigue sin interesar”. Para ilustrar de dónde venimos demográficamente, el investigador cita a una eminencia que durante la carrera le explicó con sorna: “La demografía es ganadera, lo que interesa son las vacas”.

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Cualquiera al tanto de las noticias sabe que las mujeres en España tienen de media 1,33 hijos, y que en 1975 tenían 2,77. También que la edad media de las madres primerizas ha pasado de 25,2 años en 1975 a 30,7 años en 2015. Gracias a las encuestas de Fecundidad y Familia del INE y el CIS tenemos bastante información sobre las mujeres en edad fértil. Estas encuestas se realizaron en 1977, 1985, 1995, 1999 y 2006, pero solo la de 1995 (que formaba parte de un programa internacional) preguntó tanto a hombres como a mujeres. El INE tiene previsto realizar una nueva encuesta en 2017/2018 y para Teresa Martín, investigadora del CSIC con un proyecto de I+D+I sobre el cambio del rol masculino en la familia, “es fundamental que se pregunte a los hombres”.

“Los hijos no lo son solo de las mujeres; sin embargo, sabemos muy poco de los determinantes de la fecundidad masculina”, dice la experta. Cómo y por qué deciden formar familias y disolverlas, sus trayectorias conyugales y reproductivas, su tasa de infecundidad, si no tienen hijos porque no quieren o por las circunstancias, su implicación en la crianza...

Las lagunas son en primer lugar un problema de registro: en el pasado no se incluía al hombre en las encuestas, en la actualidad sus datos son menos fiables. Más incompletos (ella, sí o sí, está en el nacimiento) y más complejos. Además, tradicionalmente las mujeres estaban más en casa y resultaba más fácil entrevistarlas. Hay retos metodológicos, pero también “una falta de voluntad que viene de pensar que la reproducción y la familia atañe al ámbito femenino”, opina Martín. Hay que preguntar a los hombres y también preguntar más sobre ellos. “Muestre su grado de acuerdo o desacuerdo con la siguiente afirmación: Una madre que trabaja puede tener con sus hijos/as una relación tan cálida y estable como una madre que no trabaja”, se puede leer en la encuesta de 2012 Familia y Género del CIS. “Sería interesante formular la pregunta también en masculino para introducir una perspectiva de género”, plantea Martín. Un simple cambio de artículo para visibilizar la obsolescencia de un modelo de familia no igualitario donde los hijos son cosa de ellas.

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“No hay estadísticas, pero basta con mirar a tu alrededor para comprobar que la paternidad en España ha sufrido un cambio galáctico hacia la igualdad en una sola generación”, dice el demógrafo del CSIC Julio Pérez Díaz. Una batería de preguntas a Ángel (71 años) y Nacho (34) Martín, padre e hijo, lo ilustra (como se puede ver en el vídeo que abre este reportaje).

- “¿Pañales?, he cambiado más a mis nietos”, dice uno.

- “Yo los mismos que mi chica”, el otro.

Ángel “echaba una mano”. Nacho tiene en la cabeza el calendario de vacunas y las actividades extraescolares de su prole. No es una cuestión de amor, de padres mejores o peores, sino de corresponsabilidad en los cuidados. “Veo una diferencia abismal entre nosotros, se ha avanzado mucho,” dice Ángel. “En mi época dedicábamos todo el tiempo al trabajo, era una forma de vida, las mujeres llevaban el peso de los hijos”. “Cuando mi padre nos iba a buscar al colegio era una fiesta… son cosas que luego recuerdas”, dice con una sonrisa Nacho, que comparte al 50% la gestión y planificación de la vida doméstica. Sabe cuántos mililitros de Dalsy hay que dar a las niñas, qué día han comido huevo en el cole, o qué tienen que llevar en la mochila. Nacho sería lo que el estudio internacional TransParent en el que participa el CSIC —sobre parejas primerizas en las que ambos trabajan—, define como un “cuidador comprometido”. Una paternidad aún minoritaria que coexiste con los más comunes “cuidadores ocasionales” (que “echan una mano”, normalmente en la actividades más lúdicas) y los “cuidadores ayudantes” (más accesibles, pero que delegan en la madre si está presente). Porque como demuestran las encuestas de conciliación, las mujeres son sin embargo las que siguen llevando el peso de los hogares.

La corresponsabilidad es una cuestión de igualdad”, dice Martín, “pero también satisface el deseo de muchos hombres de disfrutar de sus hijos y cumple el derecho de los niños a disfrutar de sus padres y madres por igual en un contexto en el que cada vez hay más rupturas”. “Además”, concluye la demógrafa, “los estudios muestran que después del primer hijo, las parejas más igualitarias tienen más probabilidades de tener un segundo”. En un país con una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo, no se puede obviar el dato.

Más mayores, más igualitarios

Los datos que sí existen sobre el padre no suelen salir en las notas de prensa. El INE ofrece tablas históricas de la edad de los padres, su nacionalidad o profesión, pero hay que encargarlas. Pocos de los recurrentes reportajes sobre las madres añosas subrayan que la edad de los padres también ha aumentado de 30,1 años en 1980 a 34,1 años en 2015, según ofrece Teresa Castro, otra demógrafa del CSIC especializada en la baja fecundidad: “En 2014, casi la mitad de los primeros nacimientos correspondía a padres mayores de 35 años”.

En Alemania el instituto de investigaciones demográficas Max Planck calculó por primera vez en 2016 el número de hijos por hombre. "Las estadísticas oficiales van por detrás de la sociedad", explica por mail Christian Dudel, autor del estudio, para quien la fecundidad masculina es "un punto ciego" demográfico y existe un "reloj biológico" también para ellos. "Tener un hijo es una decisión conjunta en una pareja", dice, "entender la fecundidad masculina puede mejorar la políticas de apoyo a la natalidad".

En España la baja por paternidad, ampliada en enero a un mes, se instauró en 2007. Sobre su uso sí hay datos. Por ejemplo: el 80% de españoles desean que madres y padres cuiden en igualdad y el 85% de los padres disfrutan de su baja. Pero también: sólo se transfiere parte del permiso al padre en el 1,9% de los casos y son las mujeres las que acaban sacrificando sus carreras para cuidar de los hijos o soportando en mayor medida la doble carga.

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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