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Rajoy deja a Cospedal al frente del PP, pero refuerza a Maillo como contrapeso

El líder popular es reelegido presidente del partido con el 95,65% de los votos de los compromisarios

Javier Casqueiro
Cospedal y Rajoy, en el congreso del PP.
Cospedal y Rajoy, en el congreso del PP.ÁLVARO GARCÍA

Caen los aznaristas, pero entra el exministro Jorge Fernández

Esperó hasta el final de su largo discurso y empezó a comunicar su equipo. A muy pocos se lo había avanzado antes, apenas a Dolores de Cospedal y Fernando Martínez-Maillo, aunque los otros vicesecretarios tenían clara su continuidad. Mariano Rajoy lo explicó: “Son los mismos porque han funcionado, lo han hecho bien y en esta vida se cambia lo que no funciona”.

En el primer nivel ejecutivo no hay novedades, en el segundo retoques. Y donde se guardó algunas bajas significativas fue en la lista de vocales de la época de José María Aznar: Ana Botella, Juan José Lucas, Alberto Ruiz-Gallardón y Federico Trillo ya no seguirán. En esa candidatura hay cinco miembros que designa personalmente el presidente y que ayer ocupó solo con tres veteranos: Jorge Fernández, Luis de Grandes y Miguel Ángel Cortés.

Mariano Rajoy considera que Dolores de Cospedal funciona lo suficientemente bien al frente del PP como para mantenerla de secretaria general y su teórica número dos, pero ha llegado a la conclusión, tras mantener conversaciones privadas con numerosos dirigentes territoriales, de que necesita un escolta que rellene sus lagunas y sirva de contrapeso. Fernando Martínez-Maillo será el nuevo coordinador general y relevo en la sombra de Cospedal. El líder popular volvió a practicar su ya famoso juego de equilibrios al no ofrecer ninguna pista sobre su presunta sucesión y remozó algunos puestos del PP en niveles inferiores.

“Los gallegos no nos vamos mientras somos necesarios. ¿Habéis visto la imagen detrás de Rajoy mientras hablaba? Él miraba al Atlántico y el mar golpeaba una roca. Rajoy es la roca”. No se mueve. La analogía la formuló este sábado el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, tras finalizar Rajoy su discurso de presentación de candidatura para seguir otro mandato al mando del PP. Feijóo presumía de más gallegos en el comité ejecutivo del PP que arropará a Rajoy los próximos años y que afrontará, algún día, el futuro del partido y de su liderazgo en una candidatura que se aprobó con 2.530 votos a favor (95,65%), algo por debajo del 97% de Sevilla en 2012.

Ese debate queda para ese tiempo sin fecha. Rajoy, por ahora, no está pensando en su retirada ni en señalar delfín (golfiño, en gallego, como recordó Feijóo). Al contrario. El líder del PP volvió a relatar con orgullo sus 40 años de militancia y de cargos de todo signo en el PP para mostrar su convicción de que aún se siente con fuerzas y ánimos para aportar más cosas. Y ese mensaje quiere decir seguir en la cabeza del PP más tiempo. Lleva ya más de 13 años y ha batido las marcas de personajes tan relevantes en el imaginario popular como Manuel Fraga y José María Aznar.

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Rajoy no releva oficialmente a Cospedal en la secretaría general, pero sí de facto. La ministra de Defensa ocupará ese despacho noble en el partido los lunes, cuando presida el comité de dirección y en situaciones especiales, pero el día a día lo llevará Maillo, así como la coordinación con los vicesecretarios y secretarios ejecutivos y la relación con el aparato nacional y regional, clave para los congresos locales que se avecinan.

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Cospedal y Maillo no tienen una mala relación y el nuevo coordinador, además, asume cuál será su modelo. Hay un antecedente a copiar. Lo ejerció en 1996 Ángel Acebes cuando Francisco Álvarez-Cascos fue promocionado a vicepresidente por Aznar.

Rajoy tenía claros sus planes en realidad hace meses. Cuando nombró ministra a Cospedal ya apalabró con ella que no la removería de la secretaría general del PP por una deuda moral y política, por haber asumido en carne propia los años de la corrupción y los escándalos. Rajoy no desea tomar partido por ahora, además, en la carrera silente entre Cospedal y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, por situarse en la mejor posición de salida en la carrera de la sucesión.

El presidente popular confirmó hace días a Cospedal en su lugar y habló con Maillo el viernes, antes de empezar el cónclave, para encomendarle que siga haciendo lo que hacía con más rango en la tarjeta de visita. A los demás miembros de su equipo, a los que siguen y a los que se caen, les oficializó la lista cuando la enumeró en público.

El caso de Cospedal es distinto porque en los meses previos al congreso muchos dirigentes territoriales le trasladaron a Rajoy que la disfunción actual (con su acumulación de cargos) no era buena ni tenía sentido, ante los tiempos de mayor apertura y otros modos que se han impuesto en la actual escena política.

Polémica votación

Durante el congreso se ha suscitado un inconveniente añadido algo más que incómodo con el tema de la discusión sobre la acumulación de cargos. Un compromisario de un pueblo de Castilla-La Mancha, Francisco Risueño, alcanzó notoriedad al presentar y defender ante el plenario una enmienda para evitar esa aglomeración de cargos pensada especialmente en Cospedal. La exposición de Risueño convenció a muchos compromisarios y llevó al límite la votación, que fue derrotada por apenas 25 votos frente al aparato del partido, que se movilizó nervioso.

El recuento se hizo con cartulinas a mano alzada y muy rápido ante el aluvión que se venía encima. Esos métodos provocaron ayer dos dimisiones de cargos locales en Cuenca en el comité ejecutivo regional del PP en Castilla-La Mancha, que preside Cospedal, que hablaron de “pucherazo”. Ni Rajoy ni la nueva dirección entraron a esa controversia que muchos cuadros y bases del partido atribuyeron en los pasillos a otro “mar de fondo”, que tiene poco que ver con el atlántico y más con la pésima conexión entre Cospedal y Santamaría.

Rajoy dio a conocer su apuesta por Cospedal para ser elegida por primera vez secretaria general del PP el 19 de junio de 2008, un día antes de que comenzara el polémico y crucial 16º congreso nacional en la feria de Valencia donde salió elegido con una contestación interna récord en ese partido. Rajoy quería alguien nuevo, ajeno al pasado marcado durante lustros por José María Aznar. Buscó y sopesó varias opciones y se decantó por una mujer entonces de 44 años, abogada del Estado, que puso algunos reparos porque acaba de tener a su primer y único hijo. Cospedal se estrenó entonces prometiendo trabajo por la unidad del partido pero a los pocos meses, apenas seis, se encontró enclaustrada en la planta 7 del PP, la más noble, saliendo a defender a los gestores del pasado acusados del caso Gürtel.

Desde entonces su periplo al frente del PP ha estado plagado de comparecencias defensivas, a veces imposibles, para salir al paso de los constantes casos de corrupción que ha padecido ese partido en estos años. Sus ruedas de prensa se sucedieron de forma tan complicada que dejó de ofrecerlas. Desapareció durante meses de la presencia pública. En el 17º congreso nacional, en 2012 en Sevilla, Rajoy intentó subsanar ese agujero negro nombrando vicesecretario de comunicación y por tanto portavoz a Carlos Floriano, con el que tampoco conectó bien y quedó retratado para siempre como el autor del vídeo que concluía que al PP y el Gobierno les faltaban un poco de alma y piel para justificar sus años de recortes en las políticas públicas.

Estos últimos cinco años del mandato de Cospedal tampoco han sido fáciles. A su habitual reticencia a aparecer y dar explicaciones en público se sumó tener que asumir desde el PP una legislatura en la que el ejecutivo de Rajoy se destacó por su reducción en las inversiones y las políticas sociales. El PP debía ser el parapeto del Gobierno pero esa coordinación interna tampoco funcionó. El PP perdió varias batallas electorales pero se mantuvo en primera posición en las dos citas con las urnas generales, el 20-D y el 26-J. Rajoy perseveró como candidato, el PP aplacó sus dudas y ante la crisis de los demás partidos y sobre todo del PSOE al final salió elegido de nuevo presidente.

Al final de la jornada del sábado la presidenta del cónclave, Cristina Cifuentes, comunicó el resultado de la votación de la única candidatura presentada. La lista de Rajoy con su escasos retoques salió elegida con el 95,65% de los votos (2.530 a favor, 115 blancos, 14 nulos sobre 2.645 papeletas válidas). Es un resultado apabullante pero algo inferior al que cosechó hace cinco años, en el anterior congreso de Sevilla, donde llegó hasta el 97%. Y mucho mejor que el que registró en el polémico congreso de Valencia, en 2008, donde hubo amagos de una opción alternativa, y que se quedó en el 84% del respaldo, con 409 votos blancos (15,76%) que expresaron así su malestar tras dos derrotas electorales consecutivas frente al socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Aquella votación sí fue histórica por negativa y superó la que había alcanzado el patrón, Manuel Fraga, en 1989, con una oposición que se llevó el 12,5%.

La conversación pendiente del coordinador y la ‘número dos’

NATALIA JUNQUERA

Mariano Rajoy esperó hasta el viernes, el mismo día en que arrancaba el congreso del PP, para comunicarle al vicesecretario de organización, Fernando Martínez-Maillo (Zamora, 1969), su nombramiento como coordinador general. El partido ya probó esta figura con Ángel Acebes en 1996 y ese es “el modelo” que repetirán ahora, aunque Maillo y Dolores de Cospedal tienen aún pendiente una conversación para fijar hasta dónde llega la secretaria general y hasta dónde el coordinador.

“Ahora tendremos que organizarnos. Un poco lo que hemos hecho hasta ahora, pero reforzado”, comentó el propio Maillo tras atravesar un pasillo de abrazos y felicitaciones. “¡Viva Zamora!”, le gritó la presidenta del Congreso, Ana Pastor, poco antes de que le llamara la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para darle la enhorabuena.

El hasta ahora número tres del partido ejercía ya como coordinador de facto. Desde su nombramiento como vicesecretario de organización, en 2015, ha ido asumiendo cada vez más funciones dentro de la formación. Hizo de apagafuegos en los conflictos motivados por el retraso de los congresos provinciales y regionales en el PP —que se sucederán a partir de este mes y hasta el verano—; Le tocó, en plena tormenta por los escándalos de corrupción en Valencia, comunicarle a Rita Barberá que o se daba de baja en el partido o el comité de derechos y garantías la expulsaría, y Rajoy le encargó la negociación del pacto de investidura con Ciudadanos.

Maillo seguirá trabajando con los jóvenes vicesecretarios que llegaron con él a la cúpula del partido en junio de 2015 para lanzar una imagen de renovación. “Estamos muy unidos. No me consideran un jefe, sino un compañero más. Estoy muy contento de que sigamos todos”, declaró. El nuevo coordinador del PP tiene por delante los congresos regionales y provinciales, donde surgirán problemas y candidaturas, y la gestión del malestar interno que evidenció la votación de la enmienda anti-Cospedal por acumulación de cargos, rechazada por solo 25 votos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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