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El PP busca un congreso sin fisuras por el temor a un repunte del PSOE

El partido negocia la retirada en su congreso nacional de la enmienda sobre las primarias para evitar distracciones

Mariano Rajoy preside el Comité Nacional ejecutivo del PP el 16 de enero.
Mariano Rajoy preside el Comité Nacional ejecutivo del PP el 16 de enero.Carlos Rosillo
Javier Casqueiro

El PP está negociando, especialmente con su organización en Madrid, la retirada en su congreso nacional de la enmienda sobre las primarias para evitar distracciones con los debates internos, abordar cuanto antes la renovación de casi todas sus direcciones territoriales y poner a punto electoralmente y cuanto antes a todo el partido. El PP teme que tras el congreso en el que elegirá nuevo líder, el PSOE se rearme, cambie su política de pactos y quiere estar listo para otras elecciones.

Las primarias que pregonan Madrid y Valencia, la incompatibilidad de cargos (sobre todo de la secretaria general Dolores de Cospedal), la limitación de mandatos (sobre todo de Mariano Rajoy), la maternidad subrogada, el aborto, la custodia compartida y hasta la paternidad del logotipo de la gaviota o el charrán son algunos de los debates que se están suscitando entre los compromisarios en las vísperas del 18º congreso nacional del PP. Entre las 4.000 enmiendas registradas hay preocupaciones para todo, desde el arrinconamiento de la ideología cristiana en el preámbulo hasta la vacante dejada por José María Aznar en la presidencia de honor.

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Lo que ocupa ya entre bambalinas a la cúpula del PP es la siguiente fase de este proceso interno de congresos, con la renovación casi total de las estructuras territoriales. El congreso nacional del PP se prevé tranquilo, sin sobresaltos ni graves conflictos, y ese es precisamente el mensaje principal que la dirección popular busca emitir los días 10, 11 y 12 de febrero en Madrid. Una imagen que se opondrá al máximo posible con la confrontación que probablemente se visualizará en el cónclave de Podemos esos mismos días.

Rajoy se permite incluso bromear, en charlas internas, con que parece que en el PP no ha surgido ningún candidato alternativo a su propuesta y ha encomendado a su equipo varios encargos para el congreso: negociar con los principales promotores de las enmiendas para buscar soluciones intermedias y evitar en el pleno las discusiones abiertas y transmitir una imagen de tranquilidad, normalidad y estabilidad. Considera que ese es ahora el gran valor del PP. Cuando le plantean aclaraciones sobre algunos nombres, o de cargos por relevar o suplir, Rajoy responde que esos asuntos se resolverán en el congreso, para soslayar ahora las discrepancias en público.

Los congresos regionales

El gran interés de Rajoy no está fijado en el congreso nacional sino en los regionales que se celebrarán inmediatamente después. El único cónclave autonómico ya celebrado tuvo lugar el año pasado, por razones electorales, en Galicia. El líder del PP ha dado, además, una orden tajante que quiere que se cumpla sin excepciones. Pretende celebrar todos los congresos regionales pendientes entre las primeras semanas de marzo y finales de abril. Persigue así tener el aparato del partido en toda España a punto y en tensión preelectoral desde el mes de mayo. Para las elecciones locales de 2019 u otras.

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En mayo se cumplirá justo un año desde la anterior convocatoria electoral (el 26-J) y se abrirá el plazo teórico para que el presidente pueda anticipar si quiere otros comicios. Ese no es el plan reconocido a día de hoy, porque Rajoy no se cansa de repetir que pretende una legislatura larga y fructífera, pero internamente el mensaje que ha trasladado es que hay que poner el partido en orden y rápido por lo que pudiera suceder.

El PP apenas tiene ahora mismo liderazgos territoriales claros excepto en Galicia (Alberto Núñez Feijóo), Andalucía (Juan Manuel Moreno) y País Vasco (Alfonso Alonso), e incluso en esos territorios esa afirmación tendría matices si se abre en algún momento de esta legislatura el debate de la sucesión. La dirección nacional popular está sondeando ya cuál es la situación en cuanto a probables candidaturas en sus cónclaves regionales y se ha encontrado con que habrá seguro dos o más aspirantes y, por lo tanto, disputa en Canarias, Baleares, Aragón, Comunidad Valenciana y Cantabria. También se está debatiendo esa posibilidad de diferentes listas en Castilla y León, Cataluña y Asturias. El partido funciona con una gestora aún ahora en Navarra y Madrid.

Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha son tres territorios particulares. Nadie duda en el PP de que Cristina Cifuentes se presentará para presidir la organización madrileña tras estar un año al frente de la gestora. Ni su antecesora en el cargo, Esperanza Aguirre, cree posible la bicefalia. Algún concejal madrileño del equipo de Aguirre ha presionado en ese sentido con escaso éxito. Cifuentes ha pactado con la cúpula nacional que se convoque un congreso exprés el 17 de marzo (puente de san José) para resolver cuanto antes ese vacío de poder.

García Albiol

En Cataluña se han producido algunos amagos para cuestionar la figura del actual coordinador y candidato, Xavier García Albiol, pero se espera cuadrar las ambiciones de las distintas sensibilidades en curso con un reparto del cargo de la presidencia y de la secretaría general.

El asunto es más peliagudo en Castilla-La Mancha, territorio copado estos años por Dolores de Cospedal, la secretaria general. Cospedal no quiere renunciar de partida a ninguno de sus tres cargos: ministra de Defensa, número dos del PP y presidenta en su feudo. “Cospedal tiene una conversación pendiente con Rajoy sobre su futuro; ella lo quiere todo pero lo lógico es que renuncie a algo. Rajoy no le va a exigir que deje nada pero sí querrá saber qué planes tiene y si quiere volver a ser candidata en su tierra”, concluye uno de los principales dirigentes del PP cuando se le plantea si detrás de este congreso se va a producir alguna señal en clave sucesoria. Ante esa hipótesis sería más determinante para Cospedal contar con el apoyo de un territorio que con el cargo de secretaria general.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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