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El PSC utilizará en su negociación con el PSOE el repunte en las encuestas tras el ‘no’ a Rajoy

La elección del secretario general federal es el escollo fundamental del que nadie quiere hablar en público

Anabel Díez
Javier Fernández y Miquel Iceta, en noviembre.
Javier Fernández y Miquel Iceta, en noviembre. ULY MARTÍN

La expulsión del PSC de los órganos de dirección del PSOE provocará un debilitamiento de los socialistas catalanes, que empiezan a experimentar un ligero repunte de apoyo social —según las encuestas—, que atribuyen a su no a la investidura de Mariano Rajoy. Este es uno de los argumentos que el PSC esgrimirá en la negociación impuesta por el PSOE para revisar el protocolo de unidad. En las dos formaciones se reconoce que la participación de los militantes del PSC en la elección del secretario general federal es el escollo fundamental del que nadie quiere hablar en público.

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Las dos fuerzas políticas han ralentizado deliberadamente la negociación que debe conducirles a un nuevo protocolo de relación que sustituya al vigente desde hace 38 años. El plazo fijado por ambas partes para presentar una alternativa terminaría dentro de dos semanas, pero dan por supuesto que habrá prórroga.

Al PSC le interesa "que se enfríe" el malestar en el PSOE, ya atenuado, y el partido federal reconoce que tomar la decisión de suprimir parte de los vínculos con el partido "hermano" es más difícil de lo inicialmente previsto. La irritación y el enfado por el no de los diputados del PSC a la investidura de Rajoy, frente a la abstención aprobada por el comité federal del PSOE, provocó que la comisión gestora de los socialistas anunciara la corrección de los "desequilibrios", de los "privilegios" y de la "asimetría" entre las dos organizaciones, a favor del partido catalán. Los diputados del PSC fueron castigados por romper la disciplina de voto y apartados de los órganos de dirección del grupo parlamentario, además de no tener representación en la gestora. Para el PSC con esto debería ser suficiente.

Lo cierto es que los socialistas catalanes defienden ante el PSOE su decisión de no apoyar a Rajoy al relacionarlo, entre otros elementos, con el repunte —ligero, pero inédito desde hace mucho tiempo— en las encuestas. Además, el PSC esgrimirá ante el PSOE que este partido representa el elemento de cohesión entre Cataluña y el resto de España, y que su "expulsión del PSOE" les debilita en esa comunidad autónoma. Si el PSC sube en apoyo ciudadano irá en beneficio propio, pero también en el del PSOE al aumentar su representación tras las próximas elecciones generales. Este argumento es relevante porque al PSOE le importa mucho que el PSC vuelva a ser lo que fue con su numerosa representación en el Parlamento.

Con el dilema de emplear más o menos dureza se encuentra el equipo negociador del PSOE, encabezado por el número dos de la gestora, Mario Jiménez, junto a la eurodiputada Elena Valenciano y el dirigente extremeño Francisco Frutos. Por el PSC negocia el secretario de Organización, Salvador Illa, Meritxell Batet y Antonio Balmón, que defienden el menor cambio posible.

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Quiénes votan al líder

Entre esos cambios el PSOE quiere que la participación de miembros del PSC en sus órganos de dirección fuera renegociada para que el acatamiento a las decisiones sea absolutamente obligatorio. Pero el escollo fundamental —y del que no se habla en alto— es el de la participación de los militantes del PSC en la elección del secretario general del PSOE.

La neutralidad a la que se ha comprometido su primer secretario, Miquel Iceta, cuando se presenten los candidatos del PSOE a la secretaría general en un próximo congreso no sirve para la gestora. En la dirección provisional de este partido se da por supuesto que la mayoría de los afiliados catalanes no estará con un candidato "oficial" y, por tanto, no querrían dar la oportunidad a nueve mil o diez mil afiliados del PSC de que participen y posiblemente decanten la victoria de un candidato. "¿Es que no hay división entre los militantes del PSOE?", se preguntan en fuentes parlamentarias del PSC, para dar a entender que en unas primarias el resultado es imprevisible porque los aparatos no pueden controlar el voto secreto, al menos en su totalidad. Estos interlocutores dan por supuesto que si el PSOE no tuviera el problema interno de la elección de su próximo líder, el conflicto con el PSC estaría resuelto. Este es un elemento perturbador de primera magnitud para que la negociación termine bien, reconocen en el PSOE

La granada y la butifarra

A. D.

La tensión vivida en el Grupo Parlamentario Socialista tras la ruptura de la disciplina de voto en la investidura de Mariano Rajoy ha dado paso a la distensión con la Navidad. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha felicitado las fiestas con toda una declaración de intenciones política al elegir la imagen de una fruta, la granada. Con ello alude a la Declaración de Granada de 6 de julio de 2013, en la que el PSC y el PSOE acordaron la reforma de la Constitución para avanzar hacia una España federal.

Otra declaración del PSC, esta vez del pasado 19 de diciembre, defendía el respeto a la legalidad y el rechazo a declaraciones unilaterales. El PSOE reconoce que tras ella no tiene motivos para la discrepancia sobre la posición del PSC respecto a Cataluña. La distensión continuó hace 10 días con la celebración de la "cena confederal de Navidad" de parlamentarios socialistas en la que este año correspondió a catalanes y castellano-manchegos llevar las viandas. Los primeros aportaron "al proyecto colectivo de los socialistas" butifarra y embutidos con pan tumaca.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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