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Urkullu busca implicar a Rajoy en su plan para el fin de ETA

En el próximo encuentro entre el presidente del Gobierno y el jefe del Ejecutivo vasco, estará sobre la mesa el plan de paz y convivencia

Luis R. Aizpeolea
Iñigo Urkullu (d) conversa con el letrado mayor del Parlamento Vasco.
Iñigo Urkullu (d) conversa con el letrado mayor del Parlamento Vasco.Adrián Ruiz de Hierro (EFE)

El lehendakari Iñigo Urkullu busca la complicidad del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para cerrar definitivamente el capítulo de ETA, pendiente de su desarme y disolución. En el próximo encuentro entre el presidente del Gobierno y el jefe del Ejecutivo vasco, en el que explorarán las posibilidades que se abren en esta legislatura con un Gobierno del PP en minoría, estará sobre la mesa el plan de paz y convivencia, pactado recientemente por PNV y PSE.

La pretensión de Urkullu es cerrar sin más dilación el capítulo de la disolución de ETA, pendiente desde que la banda anunció el “cese definitivo” del terrorismo hace ya cinco años. El lehendakari cree que el largo tiempo transcurrido sin atentados etarras, la necesidad de los Gobiernos central y vasco de concentrar todos sus esfuerzos en la amenaza real de hoy, el terrorismo yihadista, y la propia convivencia en el País Vasco aconsejan dar carpetazo al capítulo etarra con su disolución.

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Urkullu pretende implicar a Rajoy en el desarme de ETA, introduciendo una novedad que recoge el plan del Gobierno vasco pactado por el PNV y el PSE: la exigencia previa de que la banda terrorista exprese su voluntad de disolución y de acometer un desarme irreversible e incondicional. De ese modo salvaría el obstáculo que ha impedido la implicación de Rajoy en el desarme. Según ese plan, una vez aceptada por ETA su voluntad de disolución, los Ejecutivos central y vasco procederían a la verificación de un calendario de desarme definitivo.

Urkullu, desde que es lehendakari, ha defendido la necesidad de un “final ordenado” de ETA. Considera que, así como hace cinco años fue eficaz que la banda reconociera por escrito su compromiso de cese definitivo del terrorismo, esa es también la fórmula más eficaz y definitiva para lograr su disolución.

Por el contrario, el lehendakari cree que la estrategia seguida por Rajoy en estos cinco años —intentar acabar con ETA mediante el desmantelamiento de todos sus zulos y detención de sus guardianes— es equivocada pues difícilmente llegará a desmantelarlos todos. Y, sobre todo, sostiene que es una fórmula arriesgada porque, mientras ETA no ponga su disolución por escrito, siempre habrá alguien que pueda actuar o hablar en nombre de la banda.

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Acercamiento de presos

El pacto de Gobierno PNV-PSE prevé también que el Parlamento Vasco avale el plan de desarme y disolución de ETA a través de una proposición no de ley. Los cuatro partidos con más representación parlamentaria —PNV, PSE, Podemos y Bildu, que suman 66 de los 75 escaños— apoyan ese plan. La pretensión del Gobierno vasco es incorporar al acuerdo al quinto, el PP, para que sea unánime. La desaparición, tras las últimas elecciones, de UPyD, el partido más beligerante contra el “final ordenado” de ETA, lo favorece.

Además de instar al desarme, el acuerdo de Gobierno propone medidas de acercamiento de presos etarras a cárceles del País Vasco, la adaptación de la política penitenciaria a una situación sin terrorismo y una memoria crítica sobre el pasado terrorista. La propuesta sobre los presos etarras —cerca de 400 entre España y Francia— también tendrá aval parlamentario en el País Vasco y el PNV pretende llevarla al Congreso de los Diputados. El desarme y disolución de ETA facilitaría que el Gobierno de Rajoy asumiera el plan, según consideran los nacionalistas vascos.

Además del acercamiento de presos, que el presidente José María Aznar ya aplicó en la gestión del proceso de paz de 1998-99, la nueva política penitenciaria consistiría en la aplicación de la vía Nanclares de reinserción de presos etarras, pero reconocida a través de un decreto gubernamental: beneficios penitenciarios unidos al compromiso de rechazo del terrorismo, reconocimiento del daño causado a las víctimas y su reparación.

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