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El Gobierno pide a Puigdemont que se aleje de la CUP para llegar a acuerdos

Rajoy y Santamaría acusan a la Generalitat de estar atrapada en las estrategias del enfrentamiento de los extremistas radicales

Javier Casqueiro
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.Chema Moya (EFE)

El mensaje de respuesta del Gobierno central a los desplantes de la Generalitat de Cataluña a su oferta de diálogo fue coincidente y se ha producido en la tarde de este martes en el Senado. En la sesión de control al Ejecutivo, el presidente Mariano Rajoy ha respondido al portavoz del Partido Demócrata Catalán (antigua CiU), José Luis Cleríes, que no cejará en su intención de hablar y pactar asuntos concretos que afectan a la gente y en este caso a los catalanes y le ha ofrecido un consejo: "Huyan de los extremistas y de los que quieren acabar con todo y buscan el enfrentamiento. Por ahí no me van a encontrar y no van a parte alguna". La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha avanzado en los pasillos de la cámara Alta en la misma línea: "Las estrategias de los radicales de la CUP no pueden hacer perder el sentido común".

El senador nacionalista José Luis Cleríes le ha preguntado muy directamente al presidente del Gobierno en qué consiste y cómo piensa llenar sus apelaciones constantes y las de su equipo en esta nueva legislatura al diálogo. Cleríes ha anticipado que esas llamadas y gestos contrastan mucho con la judicialización de los conflictos del anterior mandato y con las demandas "del movimiento democrático y cívico" que lleva planteando hace años ya en Cataluña un referéndum para la autodeterminación. El dirigente nacionalista ha acusado a Rajoy de haber practicado hasta ahora solo monólogos, de no tener voluntad de avenencia, de no querer escuchar y conocer las explicaciones de los demás previamente y, en suma, de propugnar contratos de adhesión cosméticos y no un diálogo sincero.

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Rajoy ha contrapuesto a esa idea un "diálogo con contenidos" sobre una serie de materias concretas que ha relacionado con el interés diario y común de los ciudadanos y de los catalanes. Y catalogó la agenda: futuro de las pensiones, modelo educativo, lucha contra la violencia de género, el máximo de gasto para 2017, el déficit de las instituciones públicas, los ingresos del Estado, el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y de pagos a proveedores, la presencia en la Conferencia de presidentes autonómicos, el nuevo sistema de financiación autonómica, el futuro de Europa tras el Brexit, los grandes servicios públicos fundamentales, la lucha contra el fraude, las inversiones del Estado, disminuir la conflictividad judicial entre administraciones y hasta el apoyo a los próximos presupuestos generales del Estado para 2017.

Es decir, Rajoy ha mencionado al detalle casi toda la agenda de discusiones que pretende el Gobierno central y ha olvidado premeditadamente la exigencia de una consulta sobre la independencia de Cataluña. El presidente considera que ese tema está fuera de las posibilidades de las leyes actuales, de los marcos de la Constitución, y ha defendido profundizar en las vías de conversaciones abiertas por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con interlocutores catalanes, y también a través de otros ministros.

A Cleríes todas esas palabras le han sonado a muy conocidas y repetidas. Y las ofertas de reinstaurar ahora otro clima le han parecido poco creíbles viniendo de un presidente y un partido que promovió las firmas ciudadanas para recurrir ante el Tribunal Constitucional el estatuto de Cataluña. Luego ha recordado la catarata de reivindicaciones históricas de la Generalitat catalana y que van desde la escasa financiación hasta el problema y las carencias de las cercanías ferroviarias. El senador del PdeCat ha concluido: "Esperamos un diálogo bilateral porque nos lo hemos ganado, una respuesta política y no judicial, hablar de todo y también del referéndum". Y ha añadido otra exigencia: "Dialogar bilateralmente, abiertamente, sin líneas rojas, y después habrá o no acuerdo, pero será sincero o no será diálogo".

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José Luis Cleríes ha levantado polvareda en las bancadas del PP cuando ha recordado que él sí votó en su día hace 38 años la Constitución y sobre todo cuando ha afirmado: "Hoy votar en Cataluña es un delito". Y ha acabado: "Diálogo sin contenidos es monólogo que no lleva a nada, un autoengaño para confundir a la sociedad".

Rajoy ha lamentado el tono de la intervención de "reproches y agravios" del senador catalán porque considera que así "pocas cosas se van a resolver". El presidente ha adelantado una posición que pretende mantener en esta complicada legislatura: "Si alguien busca enfrentamiento a mí no me van a encontrar, yo busco el acuerdo". El jefe del ejecutivo ha reiterado la hoja de ruta de su oferta de cuestiones a discutir "y a hablar más si hubiera un poco de buena voluntad por su parte" y ha cuestionado que el senador catalán fije como único termómetro del diálogo el referéndum de autodeterminación: "Referéndum sí o sí, legal o ilegalmente, nos deja sin margen a todos, no conduce a nada, no es justo, porque es un contrato de adhesión".

El presidente Rajoy ha pedido al parlamentario separatista que se ponga en el lugar del otro y le ofreció un consejo: "Huyan de los extremismos y de los que quieren acabar con todo y buscan el enfrentamiento porque por ahí no van a parte alguna".

La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha apostillado primero en los pasillos del Senado que el problema ahora es que "las estrategias de la CUP" están llevando a la Generalitat y a otros partidos "a la radicalidad" y a perder el sentido común y no a resolver los problemas diarios de los ciudadanos. Y ha aclarado que el Gobierno central entiende la exigencia de la Generalitat y su presidente, Carles Puigdemont, de una negociación bilateral, pero ha considerado ese punto "compatible" con las conversaciones multilaterales entre todas las administraciones, como en la Conferencia de Presidentes autonómicos ya convocada para el 17 de enero, en la que se pueden y deben abordar asuntos de Estado.

El senador del PSC, José Montilla, también ha criticado la tardanza del Gobierno del PP en el cambio de actitud hacia Cataluña y no querer ver en su día la gravedad del problema y ha requerido ahora una invocación sincera a favor del "diálogo de verdad". Santamaría no ha querido remontarse al duelo de reproches con Montilla y su época de presidente del tripartito catalán y ha optado por volver a ofrecer al PSC y al PSOE trabajar juntos con lealtad a partir de ahora: "Cuando hemos ido de la mano hemos acertado".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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