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Así son los ministros de España: funcionarios, abogados y madrileños

El nuevo Gobierno de Rajoy sigue unas pautas históricas

España ha tenido 184 ministros entre 1977 y 2015. El nuevo gobierno de Mariano Rajoy añade 6 nuevos a la cifra. Es un número pequeño, pero suficiente para ver cuál es su perfil y qué dice de la democracia española. La mayoría de datos procede de tablas que el profesor Juan Rodríguez Teruel, de la Universidad de Valencia, usó para su libro Los ministros de la España democrática. Estos son seis de sus principales rasgos:

1. Funcionarios. Un 63,3% de los ministros españoles han sido funcionarios. En el nuevo gabinete de Rajoy lo son un 69%. El dominio es aplastante.

El papel preponderante de los funcionarios es un síntoma de la relación compleja entre partidos y funcionarios. Los funcionarios tienen la ventaja de que pueden volver a su plaza. Para otros trabajadores el retorno a su antiguo trabajo es más complejo.

Los altos funcionarios tienen una ventaja obvia: son los que mejor conocen la Administración del Estado. En otros países, los tecnócratas son altos funcionarios con un matiz de independencia. En España, esa independencia de los burócratas es más dudosa. En los niveles altos de la administración, los ascensos dependen de afinidades políticas. “Es un modelo en que la confianza es política, no importan los méritos. No hay expectativas de tener una carrera neutra”, dice Víctor Lapuente, profesor de la Universidad de Gotemburgo.

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En España, los funcionarios que quieren llegar a lo más alto deben acabar rindiendo pleitesía a un partido político. En algunos casos, su politización es completa y se convierten en miembros del partido. El problema de este sistema es claro. A los altos funcionarios les cuesta ser un contrapoder para el ministro. En el Reino Unido y otros países del norte de Europa, el sistema es el opuesto. Los funcionarios están obligados a mantenerse independientes.

Tampoco es un sistema ideal: los funcionarios tienen pocos incentivos para hacer caso al político. El gran ejemplo de este modelo es la serie británica Yes, Minister. Entre ambos problemas, la literatura académica dice que una administración más profesionalizada y con menos conexiones políticas implica mejor gobierno y menos corrupción.

Entre el resto de ministros hay otro grupo que destaca: los políticos profesionales. Desde el último gobierno de Felipe González, con la excepción de Aznar, ha habido siempre ministros cuyo único oficio ha sido la gestión pública.

El sector privado está poco representado, aunque algo más con presidentes populares. Los presidentes socialistas han tenido una preferencia clara por los profesores de universidad.

2. Madrileños. La mayoría de ministros en números absolutos han sido madrileños de nacimiento: 57, o más de uno de cada cuatro. Si se corrige esa cifra por número de habitantes, la mayor proporción es de riojanos y castellano-leoneses. La abundancia de los primeros puede ser casualidad —son solo 3—. Pero es significativo que haya 23 ministros de Castilla y León.

La geografía es a menudo una cuestión menor, pero no en este caso, según Rodríguez Teruel. “Demuestra que la lógica del reclutamiento político en España está muy condicionada territorialmente”, dice Rodríguez Teruel, y añade: “Entre los grandes países, difícilmente se encontrarán otros donde la capital sea tan segregadora políticamente”.

Los datos solo ofrecen los ministros nacidos en Madrid, pero si se añadieran quienes estudiaron o iniciaron su carrera profesional en la capital, el número sería mayor: “La mitad o el 60% de los ministros suelen haber hecho su vida en Madrid”, dice Rodríguez Teruel.

El origen también sirve para ver ligeramente dónde está la cantera de los dos grandes partidos españoles, que varía poco de sus grandes centros electorales.

3. Abogados. Cinco de los seis los presidentes de España han estudiado Derecho; solo Leopoldo Calvo Sotelo fue ingeniero de caminos. En todos los gobiernos desde 1977, el número de licenciados en Derecho ha superado el 50%. En el nuevo ejecutivo de Rajoy son un 77%. En otras 23 democracias avanzadas, en datos de la profesora de la Universidad Carlos III Silvia Claveria, solo un 33,42% lo son. Los abogados en esos 23 países se ven incluso superados por los licenciados en ciencias sociales.

Los estudios de Derecho suelen coincidir con las oposiciones: “El predominio del Derecho en España tiene mucho que ver con tener una carrera todoterreno”, dice Rodríguez Teruel.

El dominio de juristas en el Gobierno de España tiene otras consecuencias importantes: “Da una fuerte connotación normativa a la manera de hacer política en España. Los problemas se afrontan de manera rígida, con poca imaginación”, añade Rodríguez Teruel. La falta de otros perfiles puede ser un problema para lo que en otras disciplinas es importante, como los costes: “En España las cosas se hacen siempre acorde a la ley, pero no siempre acorde al sentido común económico”, dice Lapuente.

4. Hombres. La mayoría masculina no es una sorpresa. En el mundo desarrollado solo un 30% de los Ministerios están dirigidos por mujeres, según datos de Claveria. El dato es aún más duro cuando se separa por Ministerio importante: Vicepresidencia, Economía, Hacienda, Defensa, Interior, y Exteriores. Las ministras de esas carteras son solo el 16,5%.

En el nuevo gobierno de Rajoy lo son un 38%, lejos del 50% del segundo ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Pero 2 de ellas son en Ministerios duros, lo que representa un 33%. “El nuevo Gobierno no llega a la paridad, pero ha puesto una mujer en Defensa, que también es difícil”, dice Claveria.

Claveria da otro dato significativo en las diferencias de género en las democracias más avanzadas: los ministros sin hijos son el 9% y las ministras sin hijos, el 45%.

5. Con muchos estudios. Los ministros suelen tener estudios superiores: licenciatura al menos. En España tras el franquismo ha sido siempre así. Pero era algo distintivo del sur de Europa. “En el norte, hasta los años 80, había un 30% que no había pasado por la universidad”, dice Rodríguez Teruel.

Por una vez, los números del norte han evolucionado hacia lo que en el sur era normal: ministros con estudios superiores. No se explica solo porque haya aumentado en general el número de titulados. Este requisito que es aparentemente bueno esconde un coste de representatividad: “El acceso a la élite política se está cerrando”, dice Rodríguez Teruel.

6. Diputados. En los sistemas parlamentarios, la mayoría de ministros suelen ser diputados. En España, no. La cifra española ronda el 50% de diputados. En el nuevo Gobierno de Rajoy la cifra es mayor: un 69%. En la II República, el 81% de los ministros era del Congreso.

Esta importancia relativa del Congreso en el Gobierno es una muestra más del Parlamento como patito feo de la política española: “Puede reforzar la preeminencia del Gobierno, que mira más allá del Parlamento, atendiendo a otros focos de poder”, dice Rodríguez Teruel. El aumento del número de ministros diputados puede ser un gesto del presidente al posible mayor papel del órgano en la vida política española.

En España hay también una pequeña cuota de ministros que llegan directamente del poder autonómico o local: “Su prioridad no será atender el juego parlamentario, sino dirigirse a los electores o a su autonomía”, dice Rodríguez Teruel. El nombramiento más significativo con este perfil es Íñigo de la Serna, que salta de la alcaldía de Santander al ministro de Fomento.

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