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Rajoy se resiste a tratar con el PSOE la derogación de sus leyes estrella

El presidente en funciones ve "cosas buenas" en la resolución socialista de las que se puede hablar

Javier Casqueiro
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy.J.C. Hidalgo (EFE)

“He leído la resolución (del PSOE), hay cosas que son buenas sobre las que se puede hablar en el futuro”. Esa es la frase clave de la medida intervención de este lunes de Mariano Rajoy para valorar el giro determinante del PSOE en apenas dos semanas. En privado no para de ensalzar que ahora tiene un interlocutor fiable y serio al frente de los socialistas con el que se puede hablar. Pero el presidente en funciones se dispone a ser reelegido con la idea de negociar casi todas las demandas que plantee el PSOE menos “la derogación completa” de sus leyes estrella: la reforma laboral, la educativa y la de seguridad.

No hicieron falta preguntas, ni hubo la oportunidad. El PP le programó para este lunes a Rajoy, justo después del comité federal socialista, una intervención lo más cómoda y controlada posible para presentar en un foro con mucha expectación al líder actual del partido en Cataluña, Xavier García Albiol.

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Primero Rajoy piropeó a Albiol y sus éxitos electorales en Badalona (la tercera ciudad de Cataluña donde ganó en dos ocasiones, aumentó en votos y ediles pero tras los últimos comicios no pudo gobernar) para destacar que su proyecto “une y no divide” frente a las derivas independentistas. Luego se adentró en el problema catalán para ratificar que con él al frente de la Presidencia del Gobierno se debe estar tranquilo porque está asegurado que velará “por la unidad de España, la soberanía nacional y la igualdad de todos los españoles” y acto seguido se ofreció a “hablar y acordar de todo lo demás” si las aspiraciones que se plantean son legales.

Ese preámbulo calculado le sirvió para proclamar de nuevo que España es “y va a seguir siendo un gran país, con un gran futuro por delante” y para confesar que había leído con atención la resolución final aprobada el domingo por el máximo órgano entre congresos del PSOE.

Los objetivos que exigirá el PSOE

J. C., Madrid

La resolución aprobada por el comité federal del PSOE contiene algunos objetivos políticos genéricos abordables y otros que parecen lejos del programa del PP. Por ejemplo, el texto socialista aboga por la derogación de la reforma laboral, de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) y de la ley de seguridad ciudadana (la llamada ley mordaza).
Los socialistas defenderán, además y según ese texto acordado, la creación de empleo, mejorar el salario mínimo, eliminar la brecha salarial, regular equilibradamente la negociación colectiva, abordar en el Pacto de Toledo el problema con las pensiones, un pacto educativo y otro de violencia de género, recuperar la sanidad pública y los derechos de las mujeres en la ley del aborto, acabar con la corrupción y afrontar el desafío catalán y vertebrar otro modelo territorial.

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“Decisión muy razonable”

Fue así como despachó de una tacada todo lo que tenía previsto decir en público sobre el cambio de posición socialista que le permitirá continuar en La Moncloa: “Ayer (por el domingo) se tomó una decisión importante, no voy a entrar en los detalles, no me parece oportuno hacerlo en el día de hoy y lo haré en el Parlamento. Solo decir que la decisión que se tomó en el día de ayer fue una decisión, en mi opinión, muy razonable. Me pongo en el lugar del otro, he leído la resolución, hay cosas que son buenas sobre las que se puede dialogar en el futuro y si hay voluntad política podemos tener en España un gran futuro por delante”. No hubo más.

El moderador del acto y hasta el propio Albiol intentaron más tarde que algunas de las preguntas del auditorio sobre la complicada situación política del país las contestara Rajoy. No hubo lugar. Lo rechazó. Sigue enfrascado en la estrategia de la prudencia, el respeto y la no interferencia en los debates de otros partidos, al menos por ahora. Es la orden que le dio hace ya más de dos semanas a los miembros de su partido y que ha conseguido que se cumpliera sin excepciones. Ahora es aún más cauteloso, porque se llega a la fase decisiva y porque quiere ser escrupuloso con el manejo de los tiempos y los roles institucionales. Rajoy aceptará esta tarde el encargo que prevé del rey Felipe VI para intentar su investidura, pero aún no aportará más claves de su inminente mandato.

Los ocho pactos que ofrece el PP

J. C., Madrid

Mariano Rajoy, según el mitin o acto en el que participe, resume su oferta de pactos de Estado en cinco, siete u ocho. En el debate de investidura de agosto los concretó en los siguientes: por la energía; por la ciencia y la innovación para alcanzar en 2020 un 2 % de inversión del PIB; por la lucha contra el desempleo y a favor de reducir a tres las modalidades del contrato de trabajo (según el acuerdo firmado con Ciudadanos); por otro modelo de financiación autonómica (que debía haberse puesto en marcha ya y debe implicar a autonomías gobernadas por los socialistas); por la educación; contra la violencia de género; y por la Unidad de España, la igualdad de los españoles y en defensa de la Constitución. La reforma de la Constitución no está contemplada de partida, aunque el PP estaría en la comisión parlamentaria que se formase para ese cometido.

El único mensaje que anticipan en su entorno destaca que ahora, ante esta delicada legislatura que comienza, sí está dispuesto a hablar y negociar.

Los dirigentes del PP aseguran que Rajoy permitirá así el diálogo, por supuesto de nuevo con Ciudadanos pero sobre todo con el PSOE, de casi todas las iniciativas que ese partido demande pero con la condición de que se trate de cambiar algunos aspectos más o menos cuestionados pero no leyes completas.

El PP defiende así que la reforma laboral adoptada en la anterior legislatura tuvo aspectos positivos, que han ayudado a la creación de empleo, aunque admiten que en muchos casos de forma precaria y temporal. Rechazan que se tenga que derogar entera. Pero los populares aceptan que tendrán que acometer cambios en esa norma, también en sintonía con los planteamientos sindicales.

El encaje de Fátima Báñez

Uno de los problemas de encaje que Rajoy tendrá en cuenta en ese caso es el papel que deberá jugar en la siguiente legislatura la actual ministra de Empleo, Fátima Báñez. Hay dirigentes populares que sostienen que para facilitar las cosas y la negociación con el PSOE y otros partidos sería bueno cambiar a la titular de esa cartera a otro Ministerio. Nadie duda en el PP sobre que Báñez continuará en el Gabinete, por la valoración que tiene del propio presidente y de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Rajoy la nominó en agosto para formar parte central del equipo negociador en el acuerdo con Ciudadanos y miembros de ese partido han agradecido luego que el buen trato con la ministra les había permitido abrir una vía de comunicación con el Gobierno que no tenían.

En ese mismo sentido, son mayoría los dirigentes del PP que comprenden la labor desagradable efectuada en el pasado mandato por el titular de Interior, Jorge Fernández, y no solo por los escándalos que se le imputan en la investigación de otros partidos, sino también por la puesta en marcha de la llamada ley mordaza. La oposición, incluido Ciudadanos, atribuye a Fernández la autoría intelectual de esa norma que facilita al máximo los cacheos, limita el derecho de manifestación, algunas protestas ciudadanas y aspectos de la libertad de información.

Pero ni el PP ni tampoco Ciudadanos suscribieron en su acuerdo del pasado verano que esas leyes tengan que ser borradas totalmente. Esa finalidad maximalista de la derogación total de esas leyes fue una de las discusiones que tuvieron Ciudadanos y PSOE en su pacto para la fracasada investidura de Pedro Sánchez en febrero y el término se excluyó. Ahora sucede lo mismo. El PP argumenta que varios apartados de esa norma ya son difícilmente reversibles.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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