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El PP aguarda de Rajoy cinco nuevos ministros y otro estilo de gobernar

Colaboradores del presidente popular apuestan por crear un Ministerio de Administraciones Públicas para Cataluña

Javier Casqueiro

Un Gobierno con más carteras —al menos 14, frente a las 10 actuales—, un mínimo de cinco caras nuevas, otra estructura y diferente reparto del poder, con la recuperación del Ministerio de Administraciones Públicas para ocuparse casi en exclusiva del desafío catalán. Y, sobre todo, otro estilo, más dialogante y político. Así esperan en el PP que sea el futuro Gabinete de Mariano Rajoy, según una decena de cargos populares próximos al presidente y consultados por EL PAÍS.

Mariano Rajoy, el pasado 14 de octubre, en La Moncloa.
Mariano Rajoy, el pasado 14 de octubre, en La Moncloa.Claudio Álvarez

Mariano Rajoy es reacio a los grandes cambios y a las improvisaciones hasta en sus discursos. En su entorno le definen como “previsible” y partidario de la “lógica del sentido común”. El candidato del PP aún no se ha puesto a redactar su discurso para otra sesión de investidura ni a pensar en los ministros de su próximo Gobierno. Pero lo normal sería que la mayoría de los ministros repita y que Rajoy tenga que pensar en al menos cinco incorporaciones solo con rellenar las bajas y los que parecen de salida. En su equipo auguran que su previsible último mandato en el poder, antes de su presumible retirada, “no será una bicoca” y que perseguirá dejar en herencia menos paro (con el objetivo de llegar a 20 millones de empleos en el 2020) y un inédito Gobierno de coalición en España.

Intentar destripar los planes de Rajoy es una utopía hasta para la decena de altos cargos más cercanos a él en el Gobierno y el PP consultados por EL PAÍS. Colaboradores veteranos y jóvenes, amigos y solo conocidos recientes, todos coinciden en que el actual presidente en funciones “es un maestro en la utilización de los tiempos en política, sobre todo los suyos”.

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Rajoy no ha compartido con casi nadie qué quiere hacer, cómo y con quién a partir del día siguiente en que vuelva a ser nombrado presidente si el PSOE finalmente facilita la investidura. El líder del PP volverá a ofrecer en su investidura a PSOE y Ciudadanos su conocida solución al atasco político del país, desde el Gobierno de coalición a los grandes acuerdos de Estado, en el convencimiento de que tendrá que gobernar de partida con apenas sus 137 escaños detrás. Pero también con la ambición de volver a intentar esos acuerdos en unos meses, si la política lo propicia.

El nuevo gabinete que solo Rajoy tiene en mente tendrá, obligatoriamente, varias caras diferentes. Pero en el PP aguardan, mayoritariamente, que aproveche la ocasión para imprimirle otro estilo. Varios de los dirigentes populares más relevantes consultados coinciden en que ante el escenario complicado que se vaticina en esta legislatura haría falta un ejecutivo “más dialogante y con perfil más político”. Uno de los valores seguros de futuro del PP precisa más: “Los ministros tendrían que tener más capacidad para valorar lo que viene, que es una época de acuerdos obligados, y deberían tener más aguante y mucha capacidad de explicación”.

Esperar al PSOE hasta para redactar el discurso

J. C., Madrid

Mariano Rajoy ha hablado varias veces en esta etapa con Javier Fernández, el presidente de la gestora del PSOE, y ha corroborado que hablan lenguajes parecidos. Conectan bien. Pero no se fía de nada y menos de los cuadros medios y las bases del PSOE. No quiere ponerse a perfilar su discurso de investidura hasta que el Comité Federal socialista oficialice su decisión y se asegure algo más ese voto. Las líneas maestras del texto, además, no van a cambiar mucho de lo que pronosticó y prometió a finales de agosto, cuando recibió los 137 votos a favor del PP y 180 en contra de una variopinta oposición.
Rajoy sabe, además, que a partir de ese momento ya como presidente reelegido se adentrará "en una legislatura que va a ser un Guantánamo político para el PP en el Congreso", según un miembro de su equipo. Un dirigente del PP coincide en que ese periodo "no será una bicoca" porque tendrán que gobernar con el menor apoyo parlamentario que haya tenido jamás un ejecutivo en esta etapa democrática y con una oposición dura, en la que competirán también PSOE y Ciudadanos.
Un miembro del PP que vivió aquella época relativiza cualquier comparación con el Gobierno de José María Aznar que salió en minoría en 1996 (156 escaños) y que luego pudo llegar a acuerdos con un PNV y una CiU en el pacto del Majestic que no tienen nada que ver con el panorama actual.

A Rajoy le gusta recordar ahora que él ha firmado pactos con el PSOE en diferentes momentos y con distintos secretarios generales. Cuando fue solo ministro y ya de candidato. Sobre terrorismo, Cataluña, la reforma exprés de la Constitución o Europa. Y cree que puede volver a ser posible, pero no inmediatamente.

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Otro de sus colaboradores, que también querría ver nuevos rostros y formas, amortigua a continuación esas esperanzas: “Rajoy no es de desvestir unos santos para vestir otros, en cinco años ha cambiado a cuatro ministros y porque tres se tuvieron que ir, habrá cambios porque además hay huecos, pero que nadie piense en gente muy joven y sin experiencia para el Gobierno”. El propio Rajoy defiende que al Ejecutivo ahora, en esta situación tan crítica, no se puede llegar para aprender. Es una acusación que formula frecuentemente contra los responsables de otras formaciones de la nueva política.

En ese futuro Consejo de Ministros hay nombres seguros de permanencia, otros de fácil salida por edad (José Manuel García Margallo tiene 72 años y Jorge Fernández y Cristóbal Montoro, 66), la retirada anunciada de Pedro Morenés (Defensa) y alguna previsible entrada. Ahora hay 10 ministros, tras la racha que forzó la marcha de José Manuel Soria, Ana Pastor y Alfonso Alonso en cuatro meses.

Nadie cuestiona que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría continuará con una función relevante, pero seguramente con diferentes funciones: ahora es vicepresidenta y portavoz y podría pasar a vicepresidenta y ministra de Administraciones Públicas, un departamento que se quiere recuperar ante el convulso desafío catalán y para ganar más voces políticas en el equipo.

Administraciones Públicas

En el PP hay quién cree que sería bueno un cambio de portavoz, desgajar algunos ministerios actuales (Hacienda y Administraciones Públicas) e incluso recuperar algunas carteras perdidas, como Cultura o Comercio y Turismo, para contentar a más sectores y dar más papel a otros dirigentes. Nadie duda de que Dolores de Cospedal dejará en el próximo Congreso Nacional del PP (posiblemente en enero) su cargo de secretaria general (relevada por Alfonso Alonso o Fernando Martínez Maillo) y que ocupará un ministerio importante, por ejemplo el de Interior —donde Jorge Fernández es candidato a abandonar el gabinete— o el de Fomento.

En La Moncloa, tras tantos meses sin actividad en sus agendas, empiezan a observar los movimientos inquietos y tomas de posición en asuntos políticos de varios ministros y uno de los que sale mejor parado y con destino seguro es Rafael Catalá, que podría cambiar Justicia por Fomento. El futuro político de Margallo y Luis de Guindos, que han sumado pocos adeptos en el PP y entre sus compañeros estos años, depende solo del dedo de Rajoy.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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