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El animalismo asalta las urnas

El PACMA, la formación que más ha crecido, sigue la estela de sus seis homólogos europeos

Daniel Verdú
El equipo del partido PACMA en sus oficinas de Madrid.
El equipo del partido PACMA en sus oficinas de Madrid.Álvaro García
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El animalismo crece en las urnas europeas desde hace diez años en cada elección. La última muestra la ha dado el PACMA, el partido español que defiende los derechos de los animales. En las elecciones de Galicia y Euskadi prácticamente ha doblado sus votos respecto a los anteriores comicios. En la comunidad vasca pasó de poco más de 4.000 votos a 8.500. En Galicia, donde en 2012 obtuvieron unos 8.000 votos, suben ahora más de 6.000, hasta rozar los 14.300. Pero la tendencia ya venía de lejos. El pasado 26 de junio fue el que más aumentó su porcentaje de voto (un 30%), exhibiendo ya casi el mismo número de papeletas que el PNV (284.848) en el Congreso y 1,2 millones en el Senado. No consiguieron representación parlamentaria debido al reparto que fija la Ley d’Hondt (el PNV tiene cinco con los mismos votos), pero están seguros de que lo lograrán en las siguientes y alcanzarán un eurodiputado por el camino. Ahora, como el resto de sus homólogos europeos, aspira a convertirse en un partido que vaya más allá de la cuestión animal y de respuesta a asuntos económicos y sociales.

El PACMA se fundó en 2003 como partido eminentemente antitaurino, pero poco a poco ha ido abriendo su espectro ideológico con la llegada de votos, que ha duplicado en cada llamada a nivel nacional las urnas. En las elecciones de 2008 obtuvo 44.795 apoyos; en 2011 llegó a 102.144; en 2015 pasó a 220.369 y en las elecciones que tuvieron que repetirse el pasado 26 de junio, la formación alcanzó los 284.848. Todo ello con una campaña realizada básicamente en las redes sociales y en la que invirtieron solo 20.000 euros, todos procedentes de las cuotas de sus 3.000 afiliados. En los últimos comicios de Euskadi y Galicia la inversión no superó los 2.000 euros.

El 26-J fue el que más aumentó su porcentaje de voto (un 30%), exhibiendo ya casi el mismo número de papeletas que el PNV

Silvia Barquero, presidenta de PACMA desde 2013, explicaba a EL PAÍS tras las últimas Elecciones Generales que el éxito –Barcelona es la provincia donde mejores resultados obtienen- se debe en parte a ser los únicos que defienden la cuestión animalista en “un país donde cada año se abandonan 150.000 perros y gatos”. Pero también acepta otras variables como el éxito en la campaña realizada contra el Toro de la Vega, que terminó prohibiéndose. Incluso ahí, en Tordesillas, ha mejorado sus resultados y ha pasado de 9 votos en diciembre a 12 en estas elecciones. “Nuestros votos nos ayudan a conseguir esos cambios legales. Nos hemos convertido en una formación influyente. Pero además, somos un partido muy humilde, no recibimos subvenciones ni tenemos créditos. Al final nosotros enseñamos nuestras cartas, somos coherentes y éticos y lo han sabido apreciar nuestros electores”.

Votos de PACMA en el Congreso por provincias entre 2008 y 2016.
Votos de PACMA en el Congreso por provincias entre 2008 y 2016.
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En cualquier caso, el fenómeno político del animalismo crece en Europa desde hace una década, tiempo en que más o menos se han fundado todos los partidos. Un fenómeno que la mayoría de veces, como señala el profesor de sociología de la universidad de Zaragoza Pau Marí-Klose, ni siquiera puede asociarse a la izquierda, tal y como demuestra que el partido animalista danés sea una escisión del conservador Partido del Pueblo. En Holanda, Alemania y Portugal incluso han logrado tener representación en el Parlamento, en el Senado y en la Eurocámara. En Londres, el cantante Morrissey encabezó en las pasadas elecciones una candidatura animalista al Ayuntamiento. “Parece una corriente bastante asociada a la crisis de confianza en los partidos tradicionales y probablemente con una corriente de fondo que está poniendo en valor partidos alternativos a la socialdemocracia, en sus diferentes vertientes. Da la sensación que muchos votantes vienen de la abstención y no está claro que sean necesariamente votantes de izquierda”, analiza Marí-Klose.

El PACMA se ha negado sistemáticamente a entrar en ninguna coalición

Además, señala el profesor de la Universidad Carlos III Pablo Simón, existe la posibilidad de que una parte de los nuevos 63.000 votos que obtuvieron en España en las pasadas Elecciones Generales tengan relación con la voluntad de castigar a otras formaciones. “El mundo del animalismo puede estar creciendo, pero en el contexto de cada elección cuando hay un voto de protesta a Podemos o ecologistas se va a PACMA”, señala. Simón tira de los escasos datos del CIS para hacer el retrato robot del votante: “Se trata de un electorado joven, promedio de 30 años. Es un voto que se ubica menos en el eje derecha-izquierda. Lo que señala que hay dos componentes: gente que vota protesta y gente que piensa que el voto no vale nada”. Barquero asume que parte de esos nuevos 65.000 votos en seis meses son de ciudadanos descontentos. “Pero no sé si han analizado los politólogos que quien nos vota tiene que tener simpatía con nuestros ideales. No nos votan taurinos cabreados, obviamente”.

EL PACMA se ha negado sistemáticamente a entrar en ninguna coalición, especialmente, claro, si no reconocía los derechos de los animales. El último caso se produjo a mediados de abril, cuando Podemos les invitó a tomar un café para convencerles. “No vino nadie de primera fila”, recuerda Barquero. Ni siquiera aceptaron censurar las corridas de toros en su programa. Así que, obviamente, el PACMA volvió a rechazar cualquier tipo de confluencia. "Que Unidos Podemos no dedicara un minuto en campaña a los animales nos refuerza en la decisión de no haber confluido", insiste Barquero. A las puertas de unas terceras elecciones, su perspectiva no es otra que seguir creciendo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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