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PP y PSOE bloquean el pacto para la Presidencia y la Mesa del Congreso

Populares y socialistas no renuncian a presidir la Cámara; Ciudadanos se ofrece como propuesta de consenso y Podemos quiere un acuerdo de la izquierda y soberanistas

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez este miércoles en el Congreso.
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez este miércoles en el Congreso.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

El PP y el PSOE se mantienen encastillados en sus posiciones y bloquean un acuerdo para la elección de la Mesa y la Presidencia del Congreso. Ninguno de ellos cede y no es posible un pacto ni entre ellos ni con los demás partidos. Ciudadanos se ha ofrecido como presidente de consenso y podría ser el beneficiado de las negociaciones. El límite temporal es el martes cuando se constituya el Congreso y ninguno de los negociadores prevé que se cierre hasta el lunes.

La primera batalla de la legislatura, la de la elección de los órganos de Gobierno del Congreso, sigue abierta. Fundamentalmente porque es necesario combinar diferentes intereses de cada uno de los grupos, por la fragmentación de la Cámara, por las negociaciones para la investidura y, en lo más concreto, porque ni el PP ni el PSOE ceden en sus pretensiones de presidir el Congreso.

Los populares están en condiciones de controlar la negociación porque si no hay acuerdo entre los grupos, el sistema de votación les permitiría tener hasta cinco de los nueve miembros de la Mesa, es decir, mayoría absoluta, incluida la Presidencia.

Dificultades para que Convergencia tenga grupo

Una de las variables que dificulta el acuerdo es que Convergencia no cumple estrictamente los requisitos para tener grupo propio y necesita que uno de los grandes le ceda diputados y no lo tiene asegurado.

Esa cesión de diputados es habitual, ha sido avalada por el Tribunal Constitucional y la última vez que se hizo fue en el Senado en la anterior legislatura, con parlamentarios del PSOE cedidos.

La diferencia entre esa situación y la de las confluencias de Podemos es que en un caso se trata de aplicar con flexibilidad requisitos como el número de parlamentarios y de votos y en el otro sería contravenir una prohibición expresa del reglamento. En concreto, la que dice que “no podrán formar Grupo separado los diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado”.

Durante el fin de semana seguirá el cruce de llamadas. El martes se votará para la elección de los cuatro vicepresidentes y los secretarios. Antes para la Presidencia y si ningún candidato logra mayoría absoluta se volverá a votar solo entre los dos más apoyados, para que sea designado el que más sufragios tenga. El PP quiere presidir la Cámara y ofrece a Ciudadanos un puesto en la Mesa, que no le correspondería aritméticamente, a cambio de que apoye a su candidato.

Ciudadanos intenta reeditar el acuerdo de diciembre con el PP y el PSOE, sobre la base de que el presidente vuelva a ser de un partido distinto al del grupo mayoritario, es decir, que no sea un diputado popular.

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El partido de Albert Rivera ha llegado a proponer que el presidente sea un candidato de consenso, es decir, de Ciudadanos. Su diputado Ignacio Prendes ya ha estado en la Mesa, pero los negociadores populares rechazan por el momento que sea un presidente de esa formación. No obstante, fuentes populares no descartan que esa opción sea una de las cartas de negociación en los próximos días para que el partido de Rivera apoye la investidura de Rajoy, pero eso tendría contraindicaciones para que el PSOE termine por abstenerse.

De momento, Ciudadanos intenta actuar sin éxito como pegamento entre populares y socialistas como ya hizo tras las generales del 20 de diciembre. Considera que sin el partido de Pedro Sánchez no debe cerrarse un acuerdo.

Pero el PSOE no renuncia a la Presidencia y busca un pacto que incluya a Podemos y Ciudadanos frente al PP. Los socialistas, que manejan que Patxi López repita, cederían un puesto en la Mesa a Ciudadanos, de tal forma que el PP tendría cuatro representantes, el PSOE uno más el presidente, Podemos dos y Ciudadanos uno.

Pero Podemos rechaza esta opción y apuesta por un acuerdo de izquierdas más los partidos nacionalistas e independentistas, sin Ciudadanos. Su objetivo, para el que están dispuestos a apoyar al socialista López para la Presidencia, es sumar en la Mesa cinco de nueve con el PSOE. Se trataría de que el PP y Ciudadanos estuvieran en minoría y que la izquierda tuviera margen de maniobra y decisión al frente de la Cámara.

El problema es que los socialistas no aceptan dejar fuera a Ciudadanos, ni admiten que las confluencias gallega, catalana y valenciana de Podemos tengan grupo propio. De hecho, uno de los objetivos del partido de Pablo Iglesias es que la mayoría en la Mesa del PSOE y Podemos abriera la puerta a esos grupos territoriales expresamente prohibidos en el Reglamento del Congreso.

La batalla sobre la Mesa tiene el alto valor simbólico y político de marcar el inicio de la legislatura. Según como se resuelva dejaría el mensaje de que el PP acepta o no pactar, que Ciudadanos tiene capacidad para tejer acuerdos entre populares y socialistas, que el PSOE se muestra como la alternativa liderando la Cámara desde la Presidencia o que Podemos tiene posibilidad de forjar pactos de izquierdas.

El acuerdo entre el PP, el PSOE y Ciudadanos en la anterior legislatura ya le sirvió a Podemos para hablar de la gran coalición y afear a los socialistas que permitieran una Mesa con mayoría de centroderecha. Ahora, si quedaran fuera de nuevo del pacto, podrían agitar la idea de una próxima investidura de Rajoy gracias a Sánchez y Rivera.

 Funciones limitadas

El control del órgano de gobierno de la Cámara tiene valor en el arranque de la legislatura, pero mucho más limitado en el funcionamiento posterior. Así, ahora puede decidir sobre la creación de grupos parlamentarios con aplicación flexible del Reglamento o sobre cuestiones de infraestructura del Congreso, pero tiene funciones mucho más limitadas si arranca la legislatura.

Por ejemplo, la posibilidad de frenar o aceptar peticiones de comparecencia de miembros del Gobierno está en manos de la Junta de Portavoces, en la que hay voto ponderado de los grupos según el número de escaños, y no de la Mesa. Sí tiene capacidad para decidir sobre asuntos como los viajes de los diputados o su situación económica, es decir, la gestión del funcionamiento de las Cortes.

Obviamente, en el Senado la mayoría absoluta del PP hace innecesario el acuerdo, porque los populares tienen asegurada la Presidencia. Aunque Mariano Rajoy no comunicará hasta el lunes los nombres de sus candidatos a las presidencias de las Cámaras y las portavocías de su grupo, todo parece indicar que Pío García Escudero se mantendrá en la Presidencia del Senado.

 

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