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Las conversaciones tras el 26-J

El PSOE insta a Rajoy a ofrecer a los nacionalistas la reforma constitucional

La dirección socialista mantiene su no absoluto a apoyar la investidura del líder del PP

Anabel Díez
Pedro Sánchez, en una reunión de la ejecutiva del PSOE en junio.
Pedro Sánchez, en una reunión de la ejecutiva del PSOE en junio.Uly Martín

Los resultados electorales deben obligar al PP a reorientar su práctica política y actuar como lo hizo cuando no tuvo mayorías para gobernar, con un acercamiento a los grupos nacionalistas de centroderecha. A ellos les debe tender la mano para conseguir la investidura de Mariano Rajoy.

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Esta es la posición del PSOE que sugerirá ese entendimiento no solo por sus “afinidades ideológicas” sino para que el PP se implique en el problema territorial de España ofreciendo a CDC y al PNV discutir la reforma constitucional. El PSOE mantiene su no absoluto a apoyar la investidura de Rajoy.

Antes de que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría anunciara el viernes que el presidente del PP, Mariano Rajoy, iba a llamar a los grupos nacionalistas en la ronda de consultas para su investidura, en el PSOE se miraba hacia el PNV y CDC como interlocutores fundamentales del PP. No se trata de una fórmula de estilo sino que en las deliberaciones iniciales de la dirección socialista y de algunos líderes territoriales se invocó la necesidad de que el PP, como ya ocurriera en los tiempos de José María Aznar, intentara tejer acuerdos con ambos grupos.

La legislatura aleja al PP de nacionalistas y soberanistas

Los partidos nacionalistas y soberanistas del Congreso consideran que la legislatura de la mayoría absoluta del PP ha estado marcada por la fuerza centrípeta de lo que consideran centralismo y, especialmente, de gran cantidad de recursos del Gobierno central ante el Constitucional contra normas autonómicas.

Por eso, las conversaciones para la investidura de Mariano Rajoy parten de una distancia sideral entre estos partidos y el PP. ERC y Convergencia aseguran que no hay ninguna posibilidad de acuerdo, porque los primeros son partidarios de la independencia unilateral y los segundos ya no son los nacionalistas de 1996 y tienen a varios de sus dirigentes al borde del banquillo por el intento de consulta de autodeterminación.

El PNV teme que un pacto con el PP le afecte en las autonómicas. Exige también un cambio radical al PP al que le reprochan haber llevado al Tribunal Constitucional decisiones del Gobierno vasco y el enfrentamiento político muy duro que mantienen en Euskadi con los populares.

Solo Coalición Canaria tiene una cierta disposición al acuerdo, porque en algún momento ha sido socio del PP en las islas. Pero solo es un escaño.

El problema adicional para completar esa hipotética mayoría para la investidura es como cuadrar la presencia de nacionalistas o soberanistas con los votos de Ciudadanos.

Mucho hay que desandar para llegar a mantener relaciones fluidas con CDC pero esta sería una oportunidad toda vez que Mariano Rajoy ha restablecido las relaciones institucionales con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, señalan en el PSOE. El PP ha manifestado tras las elecciones su disposición a ofrecer a los socialistas la apertura de conversaciones en torno a la reforma constitucional. Esta ha sido una novedad ya que durante la campaña se cerró esa puerta que nunca se abrió durante la legislatura de Mariano Rajoy. “Esa oferta de debatir sobre la reforma constitucional es la que el presidente en funciones tiene que hacer a Convergencia y al PNV”, señalan en la dirección socialista.

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¿Qué puede ofrecer Rajoy a los nacionalistas catalanes y vascos? La apertura de una subcomisión, dentro de la Comisión Constitucional del Congreso, para empezar la lectura del capítulo VIII de la Constitución, que establece el modelo territorial de España, sería un buen punto de partida para atraer a los nacionalistas, siempre según la visión del PSOE. Esa lectura con afán de revisión y reforma debería llevar al reconocimiento más claro de la singularidad de Cataluña. Junto a la reforma de la Constitución, que llevará toda la legislatura si finalmente se aborda, el PP tendría que ofrecer a los nacionalistas catalanes un cambio profundo en la financiación autonómica, siempre según las sugerencias del PSOE con el ánimo de que el PP intente negociar con los nacionalistas.

Las dificultades no son menores tanto con CDC como con el PNV, aunque en el PSOE quieren creer que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no está cerrado a escuchar una propuesta para Cataluña aunque no reniegue de su vía independentista. No será fácil con Convergència pero tampoco con el PNV. La “agenda vasca” ha estado ausente de esta legislatura, según ha denunciado año tras año su portavoz, Aitor Esteban. La mayoría absoluta del PP no ha propiciado que ese partido haya tenido que mirar hacia el nacionalismo vasco como sí se vio obligado a hacer José María Aznar.

Es otro tiempo, el PP necesita apoyos para cada paso que quiera dar y, de entrada, para que Rajoy sea investido. De ahí que la dirección socialista propugne que los populares se dirijan “a sus afines ideológicos” y de paso rectifiquen en su negativa a reformar la Constitución. Este análisis de la dirección socialista, compartido por la inmensa mayoría de los líderes territoriales del PSOE consultados por EL PAÍS, incluye a Ciudadanos como otro de los interlocutores del PP, a sabiendas del rechazo del partido de Albert Rivera a tratar políticamente con los nacionalistas. Solo con los 32 votos de Ciudadanos, el PP alcanzaría 169 apoyos para la investidura de Rajoy, a siete de la mayoría absoluta, que se obtendría con creces con el apoyo de los ocho diputados de Convergència y los cinco del PNV.

Voto en contra

 “Entre todos ellos pueden lograr que empiece a funcionar un gobierno”, señalan en la dirección socialista, excluyéndose de formar parte del acuerdo. No hay variación en la posición del PSOE y no la habrá previsiblemente en la reunión del comité federal que se celebrará el próximo sábado.

Pedro Sánchez, que no ha comparecido públicamente desde la noche electoral, dijo a puerta cerrada el pasado lunes en la reunión de su ejecutiva que el PSOE no apoyará a Rajoy ni con el sí ni con la abstención. La fórmula lanzada por el presidente extremeño, Guillermo Fernández-Vara, “a título personal” de una “abstención mínima” si es que con la ausencia de dos o tres diputados socialistas se resuelve la investidura, no es rechazada de plano pero ninguna federación del PSOE pone a sus diputados a disposición de esa trampa consentida. Cuando Rajoy llame a Sánchez, seguramente tras el comité federal del día 9, se encontrará con el no de los socialistas, adelantan en el PSOE.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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