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NIEBLA DE CAMPAÑA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La soberanía nacional no existe

El concepto ha desaparecido porque ni la UE ni los Estados miembros tienen poder legislativo ilimitado

Josep M. Colomer

La derecha, la izquierda y los catalanistas jalean la “soberanía nacional” como gran motivación política precisamente cuando la soberanía ya no existe en Europa. Quizá por eso la echan en falta y la proclaman. Pero el intento es peor que inútil: es muy perjudicial. No hay soberanía en la UE porque nadie —ni los Estados ni las regiones ni la Unión— tiene poder legislativo ilimitado, sino que cada nivel de gobierno produce normas legales vinculantes para los demás niveles y para los ciudadanos en general. La soberanía, como decían los clásicos, es indivisible, por lo que hablar de soberanía compartida, dividida, fraccionada u otros oxímoros es un absurdo con zancos.

La mayoría de los actuales Estados de la UE ni siquiera colocan ya la noción de soberanía estatal o nacional en el centro de su orden constitucional. Así se ve en los textos constitucionales vigentes.

Las normas que conforman el régimen político de Reino Unido consagran sólo el principio de “soberanía parlamentaria”, que ha sido compatible con la adopción de la legislación de la UE y el cumplimiento de las normas internacionales. En las Constituciones escritas de otros diez estados, la palabra “soberanía” ni siquiera se menciona (Alemania, Austria, Bélgica, República Checa, Chipre, Dinamarca, Holanda, Italia, Luxemburgo, Suecia). En la actual Constitución francesa se hacen referencias retóricas a los principios de la Revolución que sitúan la soberanía en “el pueblo”. Expresiones similares se utilizan, solo como sinónimo de democracia, en las Constituciones de otros seis países (Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Letonia, Portugal). La candidatura de Eslovenia a ingresar en la UE motivó a los constituyentes a mencionar explícitamente, hasta ocho veces, que la república “transferirá el ejercicio de los derechos soberanos a las organizaciones internacionales”.

En cambio, la soberanía del “Estado” se afirma en sólo cuatro países (las islas recientemente descolonizadas de Irlanda y Malta y las históricamente amenazadas Polonia y Eslovaquia). La soberanía de la “nación” sólo aparece en las Constituciones de cuatro repúblicas recientemente liberadas del control imperial soviético (Bulgaria, Croacia, Lituania y Rumania).

Como caso extremo, la “soberanía nacional” es consagrada en la Constitución de la nacionalista España, la cual asigna su defensa a las Fuerzas Armadas. Ya sería hora de abandonar este mito y la consiguiente retórica patriotera. Hay que elegir: o soberanía o Europa. No caben las dos cosas a la vez.

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