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PULSO ELECTORAL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Incertidumbre e inestabilidad

Siete de cada diez españoles están convencidos de que el retraso en formar Gobierno puede poner en riesgo la posible recuperación de la economía

Existe una relación directa entre la incertidumbre electoral y la inestabilidad económica. Este vínculo político-económico no escapa a la percepción de la ciudadanía: siete de cada diez españoles están convencidos de que el retraso en formar Gobierno puede poner en riesgo la posible recuperación de la economía. Los indicadores generales del Clima social económico de Metroscopia del mes de junio han ido a peor tras la imposibilidad de formar Ejecutivo.

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Los riesgos macroeconómi-cos a los que se enfrenta la economía española son evidentes y llegan al bolsillo de todos los ciudadanos: Bruselas amenaza con sanciones al Gobierno por el incremento del déficit en este año electoral (menos capacidad de maniobra para políticas fiscales expansivas); el referéndum sobre el Brexit está a la vuelta de la esquina (posible incremento del riesgo sistémico) y, más aún, desde que las primeras encuestas apuntaron hacia una fragmentación del Parlamento, la prima de riesgo de España se ha colocado sutilmente por encima de la de Italia. Este sorpasso, sorprendente dado el diferencial de crecimiento del PIB entre España e Italia (3,2% frente a 0,4%), quizás no lo sea tanto si se consideran las dificultades añadidas por el inestable entorno político nacional.

La relación entre incertidumbre política y riesgo económico no es percibida por igual entre el conjunto del electorado español. Los potenciales votantes de PP y Ciudadanos se muestran mayoritariamente convencidos de que la imposibilidad de formar Gobierno puede dañar la evolución de la economía española (el 86% y el 81% de sus votantes potenciales respectivos). Entre los del PSOE, lo piensa un 66%. Los de Unidos Podemos son los que disocian en mayor medida incertidumbre política de rendimiento macroeconómico: tan solo un 42% ve que la economía peligra sin un Gobierno elegido y una mayoría —el 54%— piensa que la situación política no tiene por qué influir en la evolución de la economía. ¿Por qué se percibe de manera tan distinta la influencia de la incertidumbre política sobre la economía entre el electorado español?

La percepción sobre la evolución de la economía y la gestión realizada por el Gobierno parecen permear de forma significativa en el comportamiento electoral de los ciudadanos. A solo veinte días de la nueva cita en las urnas —cuando sondeo tras sondeo se viene reafirmando la preferencia por un sistema multipartidista similar al emanado de las urnas el pasado 20 de diciembre—, el calado de la crisis dibuja perfiles de voto muy diferenciados.

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El potencial votante del PP es el único que percibe de forma significativa la anunciada mejora de la economía: mientras que la opinión del conjunto de la sociedad continúa siendo ampliamente negativa (en torno al 82%), casi la tercera parte de los votantes potenciales del PP considera que la economía nacional va bien. El Partido Popular tiene mayor respaldo de voto entre los electores cuyas economías han sufrido un impacto menor por la crisis: el 60% de sus potenciales votantes considera buena su economía familiar y el 70% manifiesta no haber necesitado posponer ningún gasto o compra por problemas económicos. El principal motor de atracción de voto del PP es el éxito de la gestión económica: la mayoría de sus potenciales votantes (83%) cree que el crecimiento de la economía se debe a las medidas puestas en marcha por Mariano Rajoy.

El votante potencial de Ciudadanos representa al sector de la sociedad que se ha visto menos afectado por la crisis, pero que, a diferencia del elector del PP, sí se siente descontento con la actual situación. Aunque su economía está bastante afianzada —al 53% le van bien las cosas y el 55% se define de clase media—, quienes apoyan al partido de Rivera se muestran muy divididos respecto a si la mejora económica se debe o no a la gestión del Gabinete. Un 52% piensa que el crecimiento de la economía nada tiene que ver con las políticas gubernamentales.

El grueso del voto potencial del PSOE tiene una economía familiar muy parecida a la del español medio: el 53% (el 50% en el conjunto nacional) considera buena, hoy por hoy, su economía. El PSOE concita mayor respaldo entre quienes critican la situación económica nacional (el 88% de sus potenciales votantes tiene una percepción muy negativa) y la gestión del Gobierno (74%).

El votante más castigado

El segmento más afín a la reciente coalición formada por Podemos e Izquierda Unida -Unidos Podemos-, es el más sólido en sus opiniones —profundo descontento, desaprobación de la gestión del ejecutivo y desafección total hacia la clase política y sus líderes—. El voto hacia Unidos Podemos presenta una doble constante. Por un lado, se nutre de la ciudadanía más castigada por la crisis: el 52% ha tenido que posponer compras que necesitaba hacer y el 87% considera que el coste de la vida está subiendo. Y, por otro lado, es el partido del sector más crítico con la marcha de la economía: para la práctica totalidad (94%) la situación económica de España es mala y una amplia mayoría (80%) cree que la posible mejora nada tiene que ver con las políticas gubernamentales.

En definitiva, el perfil socioeconómico del votante condiciona la percepción de la influencia de la incertidumbre política sobre la economía. Los votantes del PP como partido de las economías domésticas más consolidadas y los de C's, con mayor respaldo en el segmento acomodado más crítico, no desean que la incertidumbre por la falta de gobierno dañe sus intereses económicos. Mientras tanto, PSOE y Podemos, la opción de los más castigados por la crisis, minimizan las consecuencias de la incertidumbre política. Los datos ponen de relieve, por tanto, la existencia de un "voto económico" que relaciona la percepción de la situación económica con el comportamiento electoral.

Silvia Bravo y Marcos Sanz Martín-Bustamante son analistas de Metroscopia.

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