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Los riesgos de ser un niño refugiado

El Foro Profesional para la Infancia alerta de los trastornos que pueden sufrir estos menores

Antonio J. Mora
Un niño juega en un campo de refugiados en la frontera entre Grecia y Macedonia.
Un niño juega en un campo de refugiados en la frontera entre Grecia y Macedonia.Reuters

Que un niño refugiado se vea privado de jugar a la pelota o al escondite no solo le provocará tristeza e infelicidad, sino también que sufra un retraso en su desarrollo psicomotor y un trastorno de socialización. Este simple ejemplo es solo uno de los efectos que la crisis de los refugiados puede provocar en las decenas de miles de menores que están atrapados en las fronteras griegas y turcas. Así se detalla en el informe realizado por el Foro Profesional para la Infancia de Andalucía en el que alertan de las consecuencias directas de esta situación para el bienestar de los más pequeños. "Estos niños se ven sometidos a situaciones que van a provocarles, además de graves riesgos para su vida, enfermedades y sufrimientos que generarán trastornos de su personalidad como consecuencia de la violencia, el abandono de sus lugares de origen, el alejamiento de sus padres, la explotación sexual o la malnutrición", denuncia esta plataforma. 

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Además de la "alta probabilidad" de morir por el naufragio de las embarcaciones en las que viajan, el trauma de separarse de sus padres afectará a su desarrollo psicológico y orgánico. "La Interpol ha reconocido su impotencia para aclarar la desaparición de 10.000 menores, dispersos por toda Europa y sin que se sepa cuál es su situación y en qué condiciones están", explica Juan Gil Arrones, pediatra en el hospital sevillano de Valme y autor del estudio. "Hay miles de niños circulando por Europa sin ningún control", apunta. 

En los peores casos, estos pequeños pueden ser víctimas de explotación sexual o trata de personas "como pago de la deuda contraída para escapar". "Pueden haber sido captados por mafias de venta de órganos", ha puesto como ejemplo Gil Arrones. "Las víctimas de abusos sexuales llevarán un peso enorme que les hará muy difícil realizar un proyecto de vida sano y feliz. Además de depresión o ansiedad, sufrir una agresión sexual puede provocarles, a largo plazo, trastornos en el desarrollo de su sexualidad, ser más promiscuo o que se vean abocados a la prostitución", ha enumerado el pediatra. A estas consecuencias, se suman otros problemas psiquiátricos, la tendencia al consumo de drogas o al alcoholismo en los casos de trata. 

Según recuerda este organismo, el 40% de las personas atrapadas en las rutas de huida de las guerras que están arrasando a los países del sureste Mediterráneo es menor de edad. "Pedimos la inmediata protección de las víctimas más inocentes y vulnerables de todas las guerras, los niños y las niñas. A ellos, les están negando los gobiernos europeos, con la complicidad de la mayoría de sus ciudadanos, un refugio digno, un hogar y un proyecto de vida", denuncia el foro, integrado por el Defensor del Menor de Andalucía, la Fundación Gota de Leche y otros profesionales que trabajan por la infancia.

En su análisis, la organización tampoco se olvida de las consecuencias que la desnutrición y la mala higiene pueden tener para los pequeños. "Serán niños con problemas de crecimiento, también para su desarrollo cerebral y para su aprendizaje", señala el profesional antes de señalar que estos chavales pueden ser víctimas de xenofobia. "Todo ello, produce guetos donde germina la rebeldía y la inadaptación social fruto de la humillación y el desarraigo", critica la plataforma.

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Tanto el defensor del Menor, Jesús Maeztu, como el representante de la Fundación Gota de Leche, Ignacio Góemez de Terreros, han pedido a los Gobiernos europeos más recursos y una mayor coordinación para atender las necesidades de estos pequeños. "Hay que trabajar en la integración de estos menores, hay que sanarlos de la barbarie que han vivido, y hay que hacerlo ya", ha defendido Maeztu, quien ha propuesto la creación de una mesa de coordinación entre las diferentes Administraciones y colectivos. “Los distintos dispositivos están planteando acciones, pero hace falta un punto de encuentro que organice una respuesta ágil en actuaciones y recursos disponibles, para que la integración sea lo más rápida posible”, ha señalado.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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