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pulso electoral
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El cuatripartidismo seguía allí

Estimación del resultado electoral en 11 provincias con especial significación estratégica

José Pablo Ferrándiz

El resultado electoral estimado en la última oleada del Barómetro del Clima Social que Metroscopia realiza para EL PAÍS —publicada el pasado domingo 22 de mayo— es una fotografía fiable de las tendencias de voto para cada partido en el conjunto de España. Pero es una fotografía aérea, demasiado alejada, que nos permite solo ver los contornos del escenario político sin mucho detalle sobre sus protagonistas. Podría, así, darse el caso de que un partido obtuviera un mayor porcentaje de voto que otro en el conjunto de España pero menos escaños. O que un partido lograra ahora un porcentaje de voto superior al conseguido el pasado 20-D y, sin embargo, un menor número de diputados.

Es importante recalcar, una vez más, que el próximo 26-J —al igual que en todos los comicios legislativos anteriores— no se celebra en España una única elección general, sino 52: una por cada circunscripción electoral. Cada provincia —cada circunscripción— tiene una serie de características particulares que favorecen dinámicas electorales propias en cada una de ellas. La principal es el tamaño de la provincia y, por tanto, el número de escaños en disputa en cada una. Por eso, para acercar el foco y obtener una fotografía nítida, —en definitiva, para poder hacer una estimación de escaños— es necesario realizar sondeos representativos en cada una de las circunscripciones electorales.

Este es el ejercicio que se publica hoy: la estimación del resultado electoral en 11 provincias españolas elegidas por su especial relevancia estratégica. Por un lado, se han seleccionado cinco de las circunscripciones con mayor población y en las que, por tanto, mayor número de escaños están en juego: Madrid (36), Barcelona (31), Valencia (16, gana uno con respecto a 2015), Sevilla (12) y Málaga (11). Por otro lado, se han tenido en cuenta seis circunscripciones de menor tamaño y en las que en las elecciones del pasado 20 de diciembre, el último escaño estuvo muy disputado y el partido que se lo llevó lo hizo por una diferencia muy estrecha: Granada (7), Almería (6), Badajoz (6), Ciudad Real (5), Albacete (4), Guadalajara (3).

¿Cuáles serían las principales conclusiones para cada partido de este ejercicio estimativo?

En las pasadas elecciones generales el PP fue el partido más favorecido con la prima de escaños de la que se benefició por su condición de primera fuerza política en muchas circunscripciones. En estas próximas elecciones parece difícil que los populares puedan optimizar más sus votos —traduciéndolos en más escaños— de lo que ya lo hicieron hace cinco meses: solo lo lograrían si se produjera la debacle de alguna de las otras fuerzas políticas —algo que, hoy por hoy, parece improbable— o que la caída de la participación fuera mucho más elevada de la ahora estimada. El PP tiene, así, más probabilidades de perder algunos escaños logrados el 20-D que de ganar nuevos: consiguió 42 en estas 11 circunscripciones en las pasadas elecciones y ahora obtendría entre 37 y 39.

El PSOE presenta una elevada estabilidad —podría lograr los mismos escaños que hace cinco meses en las circunscripciones analizadas— pero como en el caso del PP, los socialistas tienen muy limitada su capacidad de crecimiento en número de diputados. Y, en todo caso, hoy por hoy todo apunta a que los escaños que lograría aumentar en algunas circunscripciones no compensarían los que perdería en otras. Consiguió 33 en 2015 en estas provincias y ahora obtendría entre 30 y 33.

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Unidos Podemos es la formación política que experimentaría un mayor crecimiento en número de diputados con respecto al 20-D: de los 31 conseguidos por Podemos, más las confluencias y más UP, pasaría ahora a contar con 40 o 41. En algunas circunscripciones (como es el caso de Madrid) Unidos Podemos lograría la suma aritmética de los escaños conseguidos por separado por Podemos y Unidad Popular. En otras provincias, el aporte de apoyos electorales de Unidad Popular permitiría a la nueva coalición lograr diputados que se le escaparon a Podemos por un número relativamente pequeño de votos en los últimos comicios: es el caso de Sevilla, Málaga y Granada (donde Podemos ya consiguió representación hace cinco meses) y el de Ciudad Real, Albacete y Guadalajara (territorio hasta ahora inhóspito para la formación morada). En el caso concreto de Valencia, la incorporación de EUPV le permite a Unidos Podemos llevarse el escaño que gana esta circunscripción con respecto a las elecciones de 2015 por el aumento de su población (en detrimento de León, que pierde uno). Pero el mayor crecimiento de la formación liderada por Pablo Iglesias se produce en la circunscripción de Barcelona, en la que en 2015 ya concurrieron juntos bajo la denominación En Podem Comú los mismos partidos que lo harán ahora: de 9 escaños pasaría a 12.

Ciudadanos sería, junto al PSOE, el partido que menos variaciones sufriría en su número de escaños actuales. Eso sí, en algunas circunscripciones en las que en las pasados elecciones logró superar a Podemos se vería ahora sobrepasado por la nueva coalición de Iglesias y Garzón. Con todo, el partido naranja, si logra mantener los apoyos electorales que ahora reflejan estos sondeos, podría obtener, incluso, un escaño más que en 2015. Pero también podría ocurrir, que la desmovilización de parte de sus actuales potenciales votantes le hiciera perder hasta dos diputados en el conjunto de estas 11 provincias.

Por su parte, los dos principales partidos nacionalistas catalanes —Convergencia y Esquerra— perderían peso específico en la provincia de Barcelona (aunque los republicanos quedarían, de nuevo, por delante de los convergentes).

En definitiva, la estimación electoral en estas 11 provincias vuelve a prever un escenario cuatripartidista en el que ninguna fuerza política tendrá mayoría absoluta por lo que, otra vez, volverá a ser necesario el acuerdo de, al menos, dos formaciones políticas para poder gobernar. Lo que, por cierto, dice seguir prefiriendo —y lo vienen haciendo, sondeo tras sondeo, desde antes de las elecciones de diciembre— la amplia mayoría de los españoles: un sistema multipartidista —por encima de las mayores dificultades que este pueda suponer para formar gobierno— frente a un sistema de corte bipartidista.

José Pablo Ferrándiz es sociólogo e Investigador Principal de Metroscopia

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