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El veto a los bomberos públicos pone la ría de Vigo en riesgo de desastre

El fuego que engulló una de las principales factorías pesqueras de España reaviva la polémica por la privatización de los servicios

Estado en el que quedó la fábrica de congelados Fandicosta.
Estado en el que quedó la fábrica de congelados Fandicosta.Salvador Sas (EFE)

Es imposible ponerle precio a cada minuto, pero el reloj, a los bomberos, les recuerda a cada instante que "la inmediatez es crucial". Las órdenes telefónicas en cadena para autorizar y activar protocolos, en base a responsabilidades que se sobreponen y se confunden, consumen tiempo mientras las llamas engullen y avanzan destruyéndolo todo. El lunes por la tarde a eso de las cinco y media, en el municipio pontevedrés de Moaña, Fandicosta, una de las mayores empresas pesqueras de España, pasó de oler a calamar a apestar a caos y riesgo tóxico en solo media hora. Enseguida el incendio se hizo espectacular, hubo que cortar varias carreteras, incluida la autopista, y a lo largo de la tarde alcanzó tal peligrosidad que al final, casi tres horas después, a propuesta de un técnico del 112 se activó el nivel 1 del Plan de Emergencias de Galicia.

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El parque de bomberos más cercano, en Vigo, público y municipal, a solo cinco minutos, es el mayor de la comunidad autónoma y está especializado para sofocar fuegos industriales. La plantilla de esta base contraincendios podía contemplar la densa columna de humo que se levantaba y aventurar el peligro que se avecinaba desde la orilla de enfrente, donde la ría es más estrecha. Tenían 21 bomberos disponibles en el momento y podían movilizar hasta 90. Apenas les faltaba cruzar con sus cisternas el puente de Rande para ponerse a apagar las llamas. Así que se ofrecieron a hacerlo hasta en tres ocasiones durante la primera hora pero, según denunció la Plataforma de Bombeiros Públicos de Galicia (PBPG), una y otra vez fueron rechazados por el servicio 112, que consideró que bastaba con los efectivos, muy inferiores en número y mucho más distantes en kilómetros, de los parques comarcales gestionados por empresas privadas.

El incendio que atemorizó día y noche a los habitantes de la ría gallega más densamente poblada, que obligó a evacuar personas y confinar a muchas otras en sus viviendas a causa de la nube tóxica, ha devuelto a la actualidad la polémica sobre la supuesta descoordinación de los servicios de emergencias denunciada por los bomberos desde hace años y que afloró con todo lujo de detalles tras la catástrofe del tren en Santiago. En el fuego que redujo la factoría de pescado congelado a menos de la mitad de lo que era se evidenció el divorcio entre los parques de bomberos de titularidad municipal y el sistema de emergencias gallego que pone en marcha los mecanismos de respuesta. El 112 movilizó en primer lugar al modesto parque de la comarca de O Morrazo, al que pertenece Moaña, situado a 18 minutos de la fábrica en llamas. Se avisó también al de O Porriño, mucho más alejado, y al de Ribadumia, todavía más, por si hiciera falta su intervención. Y solo cuando los bomberos comprobaron que aquel fuego industrial, con dos tanques con 10.000 litros de amoniaco amenazados, se les iba de las manos la Axencia Galega de Emerxencias (Axega), de la que depende el 112, pidió auxilio a otros bomberos, entre ellos los municipales de Pontevedra, que llegaron a las 21.30. La Plataforma de Bombeiros Públicos afirma que en su primer ofrecimiento, los de Pontevedra también habían sido rechazados.

El 112 es el rodillo inicial del sistema de engranajes sucesivamente privatizados en el que se han convertido los servicios de emergencias dependientes de la Xunta y las diputaciones provinciales, entre estos, los parques de bomberos comarcales que dan servicio a las localidades de menos de 20.000 habitantes. Para Miguel Uclés, presidente de la PBPG y bombero de Vigo, esto "está pasando constantemente" y solo sale en la prensa "cuando pasa algo gordo". Lo gordo, esta vez, pudo ser un desastre para la ría, para la población y para el medio ambiente, pero de momento parece que se ha quedado en una desgracia para una empresa que factura más de 100 millones al año y para su plantilla, ya que de los 200 empleos fijos que genera Fandicosta la mitad están pendientes del ERE que planteó en la resaca del incendio.

Desde la propia empresa, un responsable telefoneó casi al principio a la centralita de los bomberos de Vigo pidiendo ayuda. Era obvio que ningún otro parque estaba tan a tiro de la factoría, construida casi a los pies del puente de Rande. Los bomberos vigueses relatan que desde Santiago de Compostela, donde se coordinan los servicios de emergencias, les denegaron permiso para actuar las dos primeras veces que se ofrecieron y que, a la tercera, su jefe probó una peripecia que acabó funcionando: solicitó una orden política al Ayuntamiento de Vigo. Así, en esta tercera llamada al servicio de Emergencias para avisar de que iban hacia el incendio con un vehículo, aseguran que les ordenaron regresar a la base porque ya había otros bomberos trabajando y no eran necesarios. Pero ellos respondían a otra orden y se presentaron en Fandicosta. Habían pasado unos 48 minutos de incendio cuando llegaron y se encontraron, describe Uclés, a tres bomberos impotentes ante la magnitud de unas llamas que derretían los hierros como plastilina. Solo trabajaban dos coches, porque un tercero, del parque de O Porriño, había vaciado ya toda la carga.

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La catástrofe que había que evitar era tan evidente que el bombero que se hallaba al mando del equipo de extinción en Fandicosta, según un informe al que tuvo acceso la web Vigoé, clamaba desesperado que iba a explotar todo y pedía ayuda, ante la negativa de la Axega a movilizar más medios. "Solo se lo voy a decir una vez, avise a sus jefes de inmediato y mande aquí todos los efectivos de los que disponga, también los remolcadores para que ataquen el fuego desde el agua. Hay dos depósitos con 10.000 litros de amoniaco y si llega el fuego va a explotar todo", reproduce la publicación digital. La llamada al 112 para pedir barcos que sofocasen las llamas desde el mar ser produjo a las 20.30, y fue fundamental para acabar con la pesadilla. Poco antes, desde el sistema centralizado de emergencias se pedía más ayuda a los bomberos de Vigo, que ya llevaban casi dos horas en el lugar por iniciativa propia.

El gerente de la Axega, Juan José Muñoz, declaró al diario Faro de Vigo que Emerxencias de Galicia cumplió su protocolo automático, que es el mismo que funciona en la Unión Europea. Según él, con posterioridad al ofrecimiento de los bomberos vigueses, la propia empresa pidió que estos intervinieran y la Axega, dice, no se opuso, sino que estimaron esa propuesta "de forma muy positiva".

Según el presidente de los bomberos, Miguel Uclés, quizás haya que buscar la explicación en el hecho de que se tomen las decisiones sobre sucesos que ponen en riesgo vidas humanas "en los despachos" de Santiago por "personas puestas a dedo" y asesores que no saben lo que es un fuego, y menos un fuego industrial. También, según él, hay que tener en cuenta los supuestos "intereses económicos". Los consorcios privados, describe el representante de los bomberos, "pueden pasar luego la factura de sus gastos de extinción a las compañías de seguros" de las empresas.

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