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Un “fracaso colectivo” que culminaría en las urnas el 26-J

PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos se responsabilizan mutuamente de la falta de Gobierno

Mariano Rajoy, en un acto del PP en Barcelona.
Mariano Rajoy, en un acto del PP en Barcelona. ALBERT GARCÍA

PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos coinciden en público en que repetir las elecciones 26 de junio sería un fracaso colectivo. Un escenario que, en privado, se asume como una cita insoslayable, por más que Pedro Sánchez apurará todo lo que pueda sus opciones para formar gobierno.

El PP hace semanas que piensa y se comporta como si los comicios en junio fueran el escenario más probable. Han recuperado para los actos de partido que Mariano Rajoy protagoniza cada sábado el lema de la pasada campaña electoral, “España en serio”, y algunas de sus promesas de entonces, como la creación de dos millones de puestos de trabajo en cuatro años. De hecho, el presidente en funciones ya anuncia propuestas que incorporaría a su programa en junio, como que la jornada laboral termine con carácter general a las 18.00 o cambiar el huso horario para que toda España tenga la hora de Canarias.

Pero su principal mensaje electoral es el de culpar al rival, es decir, al PSOE, de la necesidad de volver a las urnas por falta de acuerdos. “Podríamos tener un Gobierno en 24 horas”, repiten los miembros del PP, si Sánchez se sienta a negociar con Rajoy la gran coalición. Las negociaciones fallidas y la cuenta atrás para la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones también han provocado un cambio en la actitud del PP con Ciudadanos. Durante la pasada campaña convirtieron a Albert Rivera en centro de sus ataques; eran un “producto de marketing” y “voto de alto riesgo”. Tras las elecciones, se acercaron a Ciudadanos para tratar de forzar la gran coalición, alabando su actitud “constructiva y responsable”. Ahora, cuando se acerca la nueva convocatoria electoral, el PP vuelve a tratarles como rival político, acusándoles de haberse vendido a Sánchez y traicionado a sus votantes. El propio Rajoy ha admitido que les quitaron “muchos electores” el pasado 20-D.

Aunque en público insisten en que repetir elecciones sería un fracaso, el PP hace semanas que piensa y se comporta como si los comicios en junio fueran el escenario más probable. Han recuperado para los actos de partido que Rajoy protagoniza cada sábado el lema de la pasada campaña electoral, “España en serio”, y algunas de sus promesas de entonces, como la creación de dos millones de puestos de trabajo en cuatro años. De hecho, el presidente en funciones ya anuncia propuestas que incorporará a su programa en junio, como que la jornada laboral termine con carácter general a las 18.00 o cambiar el huso horario para que toda España tenga la hora de Canarias.

Pero su principal mensaje electoral es el de culpar al rival, es decir, al PSOE de la necesidad de volver a las urnas por falta de acuerdos. “Podríamos tener un Gobierno en 24 horas”, repiten los miembros del PP, si Sánchez se sienta a negociar con Rajoy la gran coalición. Las negociaciones fallidas y la cuenta atrás para la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones también han provocado un cambio en la actitud del PP con Ciudadanos. Durante la pasada campaña convirtieron a Albert Rivera en centro de sus ataques; eran un “producto de marketing” y “voto de alto riesgo”. Tras las elecciones, se acercaron a Ciudadanos para tratar de forzar la gran coalición, alabando su actitud “constructiva y responsable”. Ahora, cuando se acerca la nueva convocatoria electoral, el PP vuelve a tratarles como rival político, acusándoles de haberse vendido a Sánchez y traicionado a sus votantes. El propio Rajoy ha admitido que les quitaron “muchos electores” el pasado 20-D.

El PSOE sostiene desde hace semanas que, en caso de una nueva llamada a las urnas, ya tiene listo el spot publicitario: la rueda de prensa en la que Pablo Iglesias reclamó, a cambio de su apoyo a Sánchez, la vicepresidencia de un gobierno de coalición y al menos la mitad de los ministerios. En cualquier caso, otra campaña electoral se focalizaría en vincular los destinos del PP y Podemos. El portavoz socialista en el Senado, Óscar López, achacó a Pablo Iglesias que Mariano Rajoy se mantenga en La Moncloa. "La mayoría de los ciudadanos votaron para cambiar las políticas del PP. Iglesias, votanto lo mismo que Rajoy, bloquea que nazca lo nuevo. La nueva política de Iglesias está envejeciendo a toda velocidad... Rajoy se fuma un puro en la Moncloa mientras Iglesias bloquea el futuro político de este país", cargó el senador en un acto con una veintena de militantes en Moraleja de Enmedio.

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La elección del municipio madrileño de 5.000 habitantes, marcado por Púnica y símbolo de la corrupción del PP en las instituciones, no fue casual. La alcaldesa actual, la socialista María del Valle, se enfrenta a una deuda de 30 millones de euros, cuando cuenta con un presupuesto de cinco millones. El anterior regidor, Alberto Estrada (PP), que gobernó la localidad durante 16 años, está imputado. "Con gestiones como la de Mejorada comprobamos cuál es la herencia que ha dejado el PP, entre otras cosas con Púnica, y que tanto daño han hecho", destacó López, que centró su discurso en achacar a Iglesias la continuidad de Rajoy como presidente del Gobierno. "Estamos en ese tiempo en que ni deja de nacer lo nuevo ni termina de morir lo viejo", observó en una alusión marcada de ironía.

Podemos no ha dejado de dirigirse a sus electores desde el pasado 20 de diciembre. La demostración de que el partido de Pablo Iglesias nunca ha abandonado la campaña electoral ha quedado patente en las negociaciones con su principal rival en las urnas, el PSOE, y en la actividad parlamentaria. El tono empleado por el secretario general en las sesiones de investidura fallidas de Pedro Sánchez, propio de una campaña electoral, no impidió que los dos dirigentes lograran finalmente sentarse a hablar. Sin éxito. Podemos puso sobre la mesa unas “cesiones”, aunque insistió en su propuesta de Gobierno de coalición con los socialistas, IU y Compromís. El choque con Ciudadanos y la fidelidad a las esencias de su proyecto político, incompatible con el de Albert Rivera, dinamitó las conversaciones, en las que Iglesias y los suyos trasladaron un mensaje central. “Cedemos, pero no nos vendemos”. Ese es el mensaje que ayer Iglesias, y también Íñigo Errejón, lanzaron a sus votantes. Todo, desde una misma premisa: culpara al PSOE de las nuevas elecciones.

Iglesias lo hizo desde Barcelona, rodeado de miembros de los círculos catalanes de Podemos. “Hemos demostrado que no nos vendemos, que no traicionamos a nuestra gente, que estamos dispuestos a ser generosos, a negociar, pero no estamos aquí para elegir entre Guatemala y Guatepeor, estamos a aquí para mejorar la vista de la gente”, enfatizó el líder de la formación. “No somos como ellos, y yo no estoy dispuesto a que Podemos se convierta en lo que quieren los adversarios de la gente", prosiguió. Errejón explicó: “A nosotros la gente no nos ha votado para maquillar las políticas de siempre”. Comienza, de nuevo, la guerra con el PSOE.

“Vamos a seguir empujando estos 14 días. No nos vamos a cansar de insistir al señor Rajoy para que salga de su posición de bloqueo y busquemos una solución a esta situación”. Con esa frase resume José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos y jefe de gabinete de Albert Rivera, la actitud de su partido ante los pocos días que quedan para lograr formar Gobierno. En la formación emergente, en cualquier caso, nadie se engaña. Fuentes de su dirección reconocen que la misión es imposible mientras el PP y Podemos mantengan sus actuales posiciones. Sin embargo, el esfuerzo negociador que pretende encabezar este partido encierra también un mensaje electoral.

Tras firmar un pacto de gobierno con el PSOE, el partido de Albert Rivera insta al PP a negociar un acuerdo a tres que cree una mayoría suficiente y evite la repetición electoral. Esa estrategia intenta reforzar su imagen de mediador equidistante entre los dos partidos tradicionales, diluyendo su identificación con los socialistas tras la fotografía del acuerdo del abrazo. La insistencia en mantener conversaciones para desbloquear la situación también permite a la formación emergente señalar ante los electores al partido que a su juicio sería el culpable de que haya que pasar de nuevo por las urnas.

“El PP lleva más de 110 días diciendo no a la gran coalición constitucional, colocado en una inacción política que nos va a llevar a unas nuevas elecciones”, ha dicho en la mañana de este domingo Miguel Gutiérrez, secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos y miembro de su equipo negociador. “El PP lleva mirando hacia el 26 de junio desde hace mucho tiempo y así lo está demostrando al pasar de tener un gobierno en funciones a ser la oposición de la oposición, evitando comparecer en las Comisiones del Congreso”, ha seguido. “Ciudadanos es el único partido que desde el minuto cero ha estado trabajando por las reformas que los españoles necesitan”, ha cerrado.

Este lunes, según fuentes de la Ejecutiva, Ciudadanos establecerá las líneas maestras de su intento final para sentar al PP a negociar con el PSOE. Mientras tanto, todos los dirigentes del partido, empezando por Rivera, insisten en recordar que la formación de Mariano Rajoy ya recibió el 8 de marzo una carta conjunta del PSOE y de Ciudadanos instándole a negociar la formación del Gobierno sobre la base del acuerdo que une a estos dos partidos. Esa oferta, dicen los dirigentes de la formación emergente, sigue vigente.

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