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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Decidirse por el cambio

El Congreso quiere desmontar el legado de Rajoy, paralizando dos de sus leyes más ideológicas: la de educación y 'la ley mordaza'

Josep Ramoneda

El Congreso quiere empezar a desmontar el legado de Rajoy, paralizando dos de sus leyes más ideológicas: la de educación y la ley mordaza. Pero el intento de pasar página de este oscuro período podría quedar en nada si no se consigue formar un Gobierno que lleve al PP a la oposición y a su presidente a tomarse definitivamente vacaciones.

Podemos y Ciudadanos deben tomar decisiones ya sobre la investidura de Pedro Sánchez. Componer el sudoku del Gobierno de izquierdas es extremadamente complicado. Y la presunta operación Monti, para que el PP salve los muebles, retirando a Rajoy y proponiendo un tecnócrata sin aristas es tan quimérica, como indeseable, a la vista de lo que ocurrió en Italia.

Dado que Sánchez ha demostrado claramente la voluntad de gobernar, desafiando la nostalgia bipartidista de parte de los suyos, son Ciudadanos y Podemos los que tienen que decidir: cerrar la interinidad o dejarse llevar por la inercia que conduce inexorablemente a las elecciones. No es fácil la decisión cuando la consistencia ideológica y la imagen mediática laboriosamente labrada pueden entrar en contradicción con el principio de oportunidad. Pero la grandeza política se forja en la capacidad de captar la ocasión.

Ahora mismo, Podemos parece ser quien más arriesga volviendo a las urnas. La volatilidad de la fuerza que le impulsó y su debilidad organizativa exigen tiempo para la consolidación. Un Gobierno del PSOE de legislatura corta dejaría el espacio de oposición de izquierdas en manos de Iglesias y los suyos, escenario óptimo para seguir creciendo. Pero una parte de Podemos prefiere seguir en la pelea, sin mojarse en pacto alguno, esperando que la bandera de la radicalidad dé resultados en el futuro. Son los que piensan que cualquier acercamiento a Ciudadanos contamina y que la frivolidad ideológica se pagaría cara a medio plazo. Otro sector, más reformista, piensa que la solución está en el equilibrio: facilitar el Gobierno, pero con una lista clara y concreta de reformas de obligado cumplimiento. Ir a elecciones es correr el riesgo de un mal resultado electoral que de paso a un Gobierno PP-Ciudadanos, es decir, al entierro del cambio.

Probablemente el vacile de Rivera pidiendo ahora entrar en el Gobierno tenga que ver con estas expectativas. Ciudadanos duda entre la oportunidad de jugar a lo nuevo y la querencia derechista que habita su alma. Después de las elecciones, con Rajoy fuera, Ciudadanos podría soñar con ser el motor de la gran reconciliación de la derecha. El PSOE lo tiene más fácil. Sus tres opciones son de alto riesgo: gobernar en el barullo, suicidarse en una coalición con el PP o morir en las urnas. De perdidos a la presidencia, aunque más grande sea la caída.

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