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Solo los aznaristas del PP se atreven a cuestionar la idoneidad de Rajoy

Dirigentes próximos a Aznar y Aguirre descartan cualquier movimiento alternativo porque falta un "banderín de enganche"

Mariano Rajoy el pasado 8 de marzo en un acto.
Mariano Rajoy el pasado 8 de marzo en un acto.J. J. Guillén (EFE)
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Ni hay rebelión interna ni se prepara ninguna operación coordinada y relevante de oposición al liderazgo de Mariano Rajoy dentro del PP. No es solo la doctrina oficial de la cúpula del partido controlada por Rajoy tras 13 años al frente. Es la conclusión a la que llegan media docena de dirigentes próximos en su día y ahora a José María Aznar y Esperanza Aguirre, los dos únicos responsables del PP aún con cierto tirón entre la militancia y la base y con una visión antagónica y crítica de la gestión actual de Rajoy.

El equipo que rodea a Rajoy, en La Moncloa y el PP, salió rápido este miércoles a descalificar la posición “de salida” de Alberto Garre, presidente de transición durante un año de la región de Murcia, que había apostado antes en la SER porque el presidente en funciones se apartase y facilitase así la gobernabilidad. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría interpretó la queja como una situación individual y otros dirigentes negaron luego que existiese ningún “clamor silencioso” en ese sentido, como lo definió Garre.

Santamaría, Alberto Núñez Feijóo, Cristina Cifuentes, Andrea Levy, Rafael Hernando y una catarata de miembros del PP ratificaron inmediatamente su respaldo al liderazgo de Rajoy y mostraron su malestar porque otras formaciones les quieran imponer cambios y lideres.

En el PP lo que sí hay es inquietud, incertidumbre y miedo a perder el poder en muy distintos ámbitos. Y desconcierto ante el auge y el perfil que está adquiriendo Ciudadanos y Albert Rivera ante otras elecciones el 26-J.

Los propios argumentos utilizados en privado desde la dirección del PP para justificar la espantada de Garre revelan esos aspectos. Fuentes populares explicaron así que Garre estalló tras comprobar que después de ser un año presidente regional tras la salida de Ramón Luis Valcárcel no se le permitió continuar de candidato (64 años), no se le ofreció como a otros presidentes autonómicos derrotados la salida de un escaño del Senado pese a la promesa que dice que le hizo Dolores de Cospedal y ahora está pensando montar un partido regionalista por contagio de sus “amistades” en Ciudadanos.

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Varios dirigentes nacionales y autonómicos del PP consultados por EL PAÍS admiten, sin embargo y desde el anonimato, que las opiniones de Garre son compartidas por muchos pero que nadie se atreve a exponerlas en público y menos aún en un órgano de dirección del partido.

Lo que sí se han escuchado han sido voces conocidas del entorno del expresidente José María Aznar, de la propia FAES que aún preside, de grupos cercanos y de cargos de confianza de su época en el Gobierno y el PP, para cuestionar tanto el liderazgo de “mirar para otro lado” de Rajoy como su forma de gestionar esta legislatura en el poder. El propio Aznar lo hizo en un Comité Ejecutivo tras las elecciones, donde pidió un congreso abierto urgente y una reflexión profunda por las derrotas electorales

Fatalismo aznarista

El viernes pasado, en un acto de homenaje en San Sebastián al asesinado Gregorio Ordóñez, volvió a alertar de otra “sensación de fatalismo” que recorre a la sociedad española como la que él denunció en 1988 antes de refundar el PP. Luego abogó por impulsar una renovación del proyecto liberal-conservador con una “síntesis de ideas y personas”. Altos cargos aznaristas han recordado estos días, con motivo del 20 aniversario de su llegada al poder en 1996, que entonces sí se impulsaron ideas y reformas políticas con valentía frente a la inacción de la que se acusa a Rajoy. Un think tank nuevo y próximo a FAES, con aznaristas como Javier Rupérez y Eugenio Nasarre en su consejo, ha pedido un congreso para revisar liderazgos, estructuras y formas.

Pero todos los consultados próximos a Aznar y a Aguirre ratifican que ahora en el PP “no existe ningún movimiento articulado de oposición a Rajoy” y también que ya no podría existir “porque Aznar es el pasado, Aguirre está de salida y no hay ningún otro banderín de enganche”.

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