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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Aragón, el espejo encantado de Pedro Sánchez

Si uno compara los resultados electorales autonómicos y estatales, Aragón parece un reflejo casi perfecto de España

Si uno compara los resultados electorales autonómicos y estatales, Aragón parece un reflejo casi perfecto de España. Excepto por una menor fuerza relativa de Ciudadanos y una mayor fuerza de los partidos regionalistas y soberanistas en el caso aragonés (ambas desviaciones parcialmente corregidas en el voto del 20 de diciembre en las tres circunscripciones de Aragón), el paralelismo es más que notable.

Sin embargo, la imagen en el espejo adquiere otros matices cuando profundizamos en las comparaciones.

Por ejemplo, en Aragón y a diferencia de la apuesta de Pedro Sánchez, el actual presidente socialista, Javier Lambán, eligió como socio de Gobierno, allá por julio, no a Ciudadanos sino a Chunta; una fuerza política que —legítimamente— defiende el referéndum en Cataluña y que, sin embargo, ocupa una de sus consejerías. Lo que en Madrid es tabú y anatema en Aragón es, pues, Consejo de Gobierno.

Por otro lado, y de nuevo en Aragón, el PSOE nunca puso un plan económico perfectamente asumible por el Partido Popular como punto de partida para las negociaciones, ni tampoco dibujó líneas rojas antes de sentarse a la mesa. Al revés. Aceptó prácticamente la totalidad de las medidas de rescate ciudadano, de protección de los trabajadores y de recuperación de derechos que pidió Podemos a cambio del voto a favor en la investidura.

En Aragón, donde era obvio que el PSOE deseaba el acuerdo con Podemos, era el actual presidente el que pedía las reuniones y de hecho se sentó con nosotros en cuanto estuvimos dispuestos a ello; incluso admitió —no sin resistencia— que una buena parte de las negociaciones fueran retransmitidas en streaming. En Aragón, Javier Lambán no hizo esperar dos meses a la ciudadanía con legalismos y protocolos para empezar a hablar y buscar apoyos. En Aragón, llegamos a un acuerdo antes —y no después— de la ronda de contactos de todas las fuerzas con el presidente de las Cortes (lo equivalente a la ronda con el Rey).

Desde luego, y si se compara la disponibilidad y el orden de los eventos, es inevitable preguntarse si Pedro Sánchez alguna vez quiso un acuerdo con Podemos a nivel estatal.

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Por último, en Aragón y en tan sólo ocho meses, el PSOE ha acumulado una importante deuda de compromisos incumplidos y el Observatorio Ciudadano que incluimos en el decálogo de investidura, que certificó el incumplimiento, se ha demostrado como un mecanismo interesante pero insuficiente para que el actual ejecutivo autonómico haga honor a la palabra dada. En Aragón hemos aprendido que el papel que se firma sin más garantías que una promesa bien puede acabar en papel mojado.

Como un espejo encantado, la experiencia aragonesa nos devuelve un reflejo que es parte realidad, pero que también contiene deseos, contradicciones, advertencias y posibles futuros que podrían ser o no ser. Corresponde al lector distinguir cuál es cuál.

Pablo Echenique es secretario general de Podemos en Aragón.

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