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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La mitad de los del no quieren el sí

La mitad de los votantes de PP (50%) y de Podemos (56%) piensan que sus formaciones deben dar vía libre al pacto PSOE-Ciudadanos

Quizá el dato más relevante del sondeo de Metroscopia publicado el jueves en este diario sea que la mitad de los votantes de PP (50%) y de Podemos (56%) piensan que sus respectivas formaciones deben dar vía libre al pacto PSOE-Ciudadanos absteniéndose o, incluso, votando a favor en el debate de investidura. Esto contrasta con la rotunda y, quizá, sobreactuada negativa a considerar tal posibilidad por parte de los dirigentes populares y podemitas. Tan intensa reacción puede representar un mero repliegue táctico antes de seguir la negociación. O constituir una reacción de despecho, no exento de arrogancia, ante el empuje de dos fuerzas políticas a las que no solo sus más directos rivales políticos daban por abocadas a una inminente descomposición (PSOE) o a una irrelevante marginalidad (Ciudadanos). Pero, para general sorpresa, lo que está pasando es que estos dos actores han pasado a dominar el centro de la escena política.

Mero sainete, se ha dicho desde el PP, con desconcertante frivolidad si tenemos en cuenta que lo que este partido ha venido planteando es que la alternativa mejor era precisamente este mismo pacto, pero incluyendo al PP: lo que sigue siendo posible. Claro que no de la forma en que desde ese partido se deseaba; y así, resulta que, si no es él quien lidera, la pregonada como opción más sensata muta de golpe en un inaceptable sainete. Peculiar forma de confundir el interés general con el particular de un partido que —él sí— parece tener serios problemas internos: entre sus votantes, el 70% cree que precisa una renovación a fondo, al tiempo que son más los que evalúan favorablemente a Rivera que al propio Rajoy, y que un 40% cree que el tiempo de este último ya ha pasado. Frágiles mimbres sobre los que fundamentar un no tan rotundo y altanero.

Sobre Podemos, cabe entender que no les sea de fácil digestión pasar de reclamar no tanto propuestas como cargos a descubrir que más de la mitad de sus votantes es partidaria del apoyo directo (sumándose al pacto) o indirecto (absteniéndose) a la iniciativa PSOE-Ciudadanos.

Hemos convenido (¿o no?) en que se ha abierto un tiempo político nuevo en el que se ha de negociar todo y con todos y en el que nadie podrá eludir la necesidad de ceder salvo que opte por autoexcluirse de la escena política o por propiciar —incívicamente— su bloqueo. Los españoles (especialmente ahora los votantes del PP y de Podemos) merecen mayor atención de sus representantes sobre lo que esperan de ellos. Que no son gestos de ofendida dignidad o meros regates dilatorios, sino diálogo, negociación y pacto.

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