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El arrepentido del ‘caso Nóos’ incrimina a Matas y Urdangarin

José Luis 'Pepote' Ballester, el exdirector general de Deportes del Gobierno balear, asegura que Matas le ordenó contratar al cuñado del Rey

El exdirector general de Deportes y ex regatista olímpico, José Luis "Pepote" Ballester, con corbata roja, este martesFoto: atlas | Vídeo: EFE
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José Luis Pepote Ballester, ex director general de Deportes del Gobierno balear, incriminó este martes de forma absoluta a su antiguo amigo Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, y al expresidente autonómico Jaume Matas en la trama de desvío de fondos del caso Nóos. En la segunda sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Baleares, Ballester, que colabora con la fiscalía desde 2010, admitió las tropelías administrativas supuestamente cometidas por el Ejecutivo insular para beneficiar al cuñado de Felipe VI: “El objetivo era contratar a Urdangarin y todo lo que viniera de él”.

José Luis Ballester, campeón olímpico de vela y conocido con el apelativo cariñoso de Pepote, cumplió exactamente con lo que se esperaba de él. En un interrogatorio de cuatro horas y cuarto, el ex alto cargo del Gobierno balear apuntaló la teoría del fiscal Pedro Horrach de que Jaume Matas era el máximo responsable del sistema que permitió al Instituto Nóos, presidido por Iñaki Urdangarin, obtener contratos a dedo del Ejecutivo autonómico por valor de 2,6 millones de euros entre 2003 y 2007. Este dinero público acabó en buena parte en las arcas privadas del esposo de Cristina de Borbón, mientras que los trabajos por los que se le abonaron cantidades exorbitantes se ejecutaban a medias o directamente no se ejecutaban.

Ballester presentó su confesión como una especie de caída en el camino de Damasco provocada por una leucemia que se le detectó en noviembre de 2010 y por el fallecimiento de su padre. Sin menospreciar estas motivaciones vitales —a las que añadió el deseo de que se conociera su “verdad”—, Ballester ha estado bien asesorado por su abogado, Ángel Aragón, que durante un año negoció con la fiscalía los beneficios de su arrepentimiento. A cambio de lo que vulgarmente se llama “tirar de la manta”, Pepote Ballester acepta una petición del fiscal de dos años de prisión por prevaricación, malversación, fraude y tráfico de influencias. Para otros cargos baleares imputados por los mismos delitos, el ministerio público reclama penas de entre cuatro y 11 años de cárcel, como en el caso del expresidente Matas.

La fiscalía centra en tres irregularidades cometidas en Baleares en tres actuaciones. La primera, del año 2003, tiene que ver con el patrocinio del equipo ciclista Banesto-Illes Balears. En agosto de ese año Urdangarin llamó a su amigo Pepote, al que conocía desde los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, para proponerle que el Ejecutivo balear financiara a la escuadra ciclista dirigida por Eusebio Unzue y José Miguel Echavarri. Ballester se lo comentó a Matas, que le ordenó que le concertase una entrevista con el yerno del rey Juan Carlos.

Urdangarin, Matas y Ballester se reunieron en el palacio de Marivent, residencia veraniega de la familia real en Palma, para hablar de este contrato tras una partida de pádel. El patrocinio, 18 millones por cuatro temporadas, llevaba un añadido. Urdangarin planteó que se creara una “oficina del proyecto”, para llevar las tareas de comunicación y relaciones públicas del nuevo equipo ciclista, y que esta fuera encomendada de forma exclusiva a Nóos Consultoría Estratégica, su propia empresa, por 300.000 euros.

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“Vestir el santo”

Tras varios meses de negociaciones, así se cumplió en noviembre de 2003. El acuerdo de la “oficina de proyecto” vulneraba la ley de contratos de la Administración, que obliga a sacar a concurso cualquier licitación superior a 12.000 euros. Para “vestir el santo” —expresión a la que recurrió Ballester una docena de veces— el contrato se troceó entre Illesport —una fundación pública presidida por Matas y que se usaba para eludir el control de los fondos públicos— y el Instituto Balear de Turismo, Ibatur. Para fingir una falsa concurrencia, y acabar de vestir el santo, Urdangarin y su socio, Diego Torres, presentaron además presupuestos ficticios desde distintas sociedades de su entramado.

Ballester reconoció que todas las actas de la Fundación Illesport, a través de la cual Matas hacía su voluntad, corresponden a reuniones que nunca se celebraron y que se ordenaba al gerente del organismo, Gonzalo Bernal, que las redactara. Mediante esos encuentros fingidos de Illesport se fraguaron los dos grandes pelotazos de Urdangarin en Baleares: los encuentros Illes Balears Fórum de 2005 y 2006.

Estos congresos sobre el impacto del deporte en el turismo, valorados en 1,2 y 1,1 millones respectivamente, se hicieron forzando la ley de contratos: “El presupuesto estaba aceptado. Nadie se planteó si había que negociarlo o buscar alternativas. No se discutían las cosas que el presidente decía”, afirmó Pepote Ballester sobre el Fórum de 2005.

En 2006, cuando los negocios de Urdangarin ya habían saltado a la luz y la Casa del Rey le hizo apartarse de Nóos, Diego Torres tomó oficialmente el relevo para el segundo Fórum, pero el esposo de la Infanta siguió operando en la trastienda. De los 1,1 millones que salieron de las arcas baleares, solo 340.000 fueron empleados por Nóos en el congreso, plagado de irregularidades. Aun así, en mayo de 2007, Urdangarin siguió presionando para cobrar el resto del dinero: “Le dije que cobrarían cuando estuviese hecho el trabajo”, afirmó Ballester. Aun así, el alto cargo consultó con Matas: “No me líes. Lo único que me interesa es ganar las elecciones del próximo domingo”, fue la respuesta que obtuvo del presidente.

"Un pequeño instrumento"

Tras el interrogatorio del fiscal, que en algunos pasajes tuvo que extraer a Ballester los detalles con fórceps, llegó el turno del resto de acusaciones y de los abogados defensores de los principales imputados. La abogada del sindicato Manos Limpias, Virginia López Negrete, arrancó los escasos detalles sentimentales de la jornada al exregatista, al margen de los que había logrado antes el fiscal Horrach sobre los motivos de su confesión: “Me sentí utilizado por Urdangarin, que quería tener acceso a la Administración (…) Con el tiempo te das cuenta de que eres un pequeño instrumento”, aseguró.

Los defensores parecieron dar por descontada la declaración incriminatoria del ex director general de Deportes balear. El letrado de Urdangarin, Mario Pascual Vives, se limitó a formular preguntas sobre la rentabilidad social y económica del patrocinio ciclista y no planteó ninguna cuestión sobre los dos convenios de colaboración para los Illes Balears Fórum.

Por su parte, el abogado de Diego Torres, Manuel González Peeters, se centró en tratar de establecer que en esos dos congresos de turismo y deporte, por los que el Gobierno balear pagó un total de 2,3 millones de euros, se realizaron trabajos efectivos. Para ello esgrimió una ponencia del congreso de 2005 firmada por el propio Ballester.

Respecto a la defensa de Matas, su abogado, José Zaforteza, se empleó en defender la limpieza del patrocinio del equipo ciclista Banesto-Illes Balears y en sentar la idea de que el ex director general de Deportes no dependía jerárquicamente de su cliente.

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