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Margallo desgrana la reforma de la Constitución que planea Rajoy

El ministro de Exteriores propone una Ley de Compensación Social para los más perjudicados por la crisis

José Manuel García-Margallo en el Congreso, este miércoles.
José Manuel García-Margallo en el Congreso, este miércoles. Sergio Barrenechea (EFE)

El jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, ha desgranado y concretado hoy  el programa de reformas que Mariano Rajoy solo ha esbozado hasta ahora y con el que el jefe del Gobierno en funciones pretende conseguir el apoyo del PSOE y Ciudadanos a su investidura.  Ejerciendo como intérprete del líder del PP, Margallo ha asegurado que éste "está dispuesto a hablar de un reforma constitucional", siempre y cuando se cumplan determinados requisitos y "no se pisen algunas líneas rojas", como la ruptura de la soberanía nacional o "un federalismo asimétrico que privilegie a unas comunidades sobre otras".

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El ministro ha calificado de "posible e incluso deseable" la reforma de la Carta Magna, que adolece de "defectos de diseño" en algunos aspectos y ha quedado desfasada en otros, pero ha advertido de que cualquier cambio debe respetar los procedimientos previstos en la misma, ser fruto del consenso y  "definir con toda claridad qué principios se quieren modificar y cuáles no", ya que otra cosa "sería abrir un proceso constituyente de consecuencias incalculables".

Al contrario que Rajoy, que siempre ha trasladado a quienes proponen modificar la Constitución la responsabilidad de proponer los cambios, Margallo ha enumerado los ejes de dicha reforma: modernizar la regulacion de las libertades y derechos, acabar con la discriminación de la mujer en la sucesión al trono, reformar el Senado, clarificar el mapa competencial entre la Administración central y las comunidades autónomas y fijar los principios básicos del sistema de financiación. 

El titular de Exteriores en funciones ha subrayado que la reforma constitucional no debe ser "interpretada como una cesión ante las presiones separatistas", sino como "la respuesta a la demanda de una parte cada vez mayor de la sociedad española", aunque ha admitido que de la misma "puede resultar una solución de la cuestión catalana". A su juicio, no se trata de hacer una nueva transición, como defienden algunas fuerzas políticas, sino de "actualizar el pacto de convivencia de 1978".

La reforma constitucional no es la única que, según el ministro, debe abordar el nuevo Gobierno para cumplir "el mandato de cambio" que dieron los electores el pasado 20 de diciembre. Margallo ha propuesto una "reforma del modelo productivo" para que los beneficios de la recuperación lleguen a todos los sectores de la sociedad y, en particular, a los más vulnerables, a través de una Ley de Compensación Scoial. También ha ofrecido un pacto nacional sobre Educación, para que el modelo educativo no cambie cada vez que lo hace el Gobierno; una reforma de la Administración; y una reforma fiscal que no solo resuelva el problema de la financiación de las comunidades autónomas sino que garantice la sostenibilidad del Estado del Bienestar. Finalmente, ha sugerido la creación de una comisión independiente de expertos que proponga medidas para luchar contra la corrupción, "una lacra que ha arruinado el prestigio de la clase política".

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Para llevar a cabo este programa de reformas ha abogado por una "gran coalición" entre aquellas fuerzas políticas que compartan "los principios y valores que inspiran la democracia sin adjetivos, que asuman las obligaciones que implica nuestra pertenencia a la unión económica y monetaria". Aunque no las ha citado expresamente, ha dejado pocas dudas de que se refería al PSOE y Ciudadanos. El ministro ha descalificado una alianza con los partidos soberanistas, asegurando que "cualquier coalición que intente incluir a fuerzas que apuesten por la fragmentación y no la integración está fuera del sentido de los tiempos"; y ha cargado contra Podemos, advirtiendo de que "uno puede intentar aslatar los cielos pero tiene que estar seguro de que las alas no son de cera", en alusión al mito de Ícaro, y que "si España hiciese experimentos contrarios a las líneas básicas de la economía globla, sería un auténtico suicidio nacional".

Pese a defender un "Gobierno del cambio", Margallo ha descartado la posibilidad de que el PP sustituya a Rajoy por otro candidato y ha subrayado que las negociaciones para formar esa gran coalición deben hacerse "sin vetos ni exclusiones". Ante la actual coyuntura económica mundial, ha advertido, "es urgente que hablemos entre todos con generosidad y amplitud de miras", ya que "España no puede permitirse un periodo de indefinición política que dé al traste con los avances que con tanto sacrificio hemos conseguido en los últimos años".

Algunas de las ideas que ha expuesto este jueves Margallo, durante la presentación del libro Historia de la Política Exterior española en los siglos XX y XXI, proceden de aglutinar las propuestas que el propio Rajoy ha ido apuntando tras las elecciones del 20-D. Pero Rajoy todavía no ha dicho expresamente que esté a favor de abordar la reforma de la Constitución, pese a que era una de las ofertas que quería plantear al líder del PSOE, Pedro Sánchez, en el encuentro que mantuvieron el 23 de diciembre en La Moncloa y que salió tan mal que apenas duró 20 minutos. Sánchez empezó por soltarle a la cara a Rajoy nada más llegar a la cita que jamás apoyaría su investidura y el presidente en funciones se sintió liberado de ofrecerle nada.

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