El destino de una urna
Cada uno de los sobres que mañana se cierren en los colegios electorales llevarán dentro un mensaje de ilusión, esperanza, afán de cambio o de continuidad
Pasada la quincena de los políticos, mañana llega la hora del pueblo. Un tiempo que se mide en votos que, en estas elecciones, son mucho más que una mera papeleta. Cada uno de los sobres que mañana se cierren en los colegios electorales, además del nombre del candidato, llevarán dentro un mensaje de ilusión, esperanza, afán de cambio o de continuidad, hartazgo, castigo…. Unos anhelos que tienen el poder de transformar el futuro de este país y que estarán custodiados por las 92.932 urnas repartidas a lo largo de toda España. Pocas veces un contenedor tan frágil y anodino ha sido depositario de deseos tan determinantes. Estas urnas —desplegables y que se han estado preparando con mimo en frías naves industriales— alumbrarán al nuevo presidente y enterrarán a algún que otro líder. Cenizas políticas. Algo no tan premonitorio, teniendo en cuenta que se trata de urnas.