Rajoy se presenta como barrera ante una coalición de izquierdas

En su última rueda de prensa antes de las elecciones del domingo y a pocas horas del cierre de la campaña electoral, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha presentado esta tarde en Bruselas como el único valladar capaz de evitar una coalición entre PSOE, Podemos y "otras fuerzas de izquierda y extrama izquierda" que "no sería buena para los intereses generales de los españoles" y no garantizaría la gobernabilidad, ya que tienen "planteamientos distintos". Si los electores quieren que gobierne el PP o impedir una coalición de izquierdas deben votarle a él, ha insistido Rajoy, desaconsejando el voto a Ciudadanos.

Si en algún momento Rajoy apostó por salvar el bipartidismo, ha dejado de hacerlo a medida que se acerca la cita con las urnas. En su comparecencia ante los periodistas, al término del Consejo Europeo, el presidente ha ninguneado al líder del PSOE, Pedro Sánchez. Preguntado si lo sigue considerando su principal rival, ha dicha no estar "en condiciones de mantener esa afirmación a la que usted se ha referido". Y ha reconocido que, tras el agrio cara a cara que ambos mantuvieron en televisión el pasado lunes, no ha hablado con él, pese a que Sánchez intentó transmitirle su solidaridad a raíz de la agresión que sufrió en un paseo electoral en Pontevedra.

"¿Cuál sería un buen resultado para usted?", se le ha interpelado. "Ser la primera fuerza política y gobernar", ha dicho, sin apuntar a ningún número mínimo de escaños ni una mayoría suficientemente cómoda. Ni siquiera ha citado, como repitió el jueves por la noche en Bruselas, la conveniencia de alcanzar un pacto de legislatura con otras fuerzas que garantice la estabilidad política durante cuatro años. Rajoy parece haber asumido que no tendrá el voto afirmativo de Ciudadanos para su investidura y ahora parece bastarle con la abstención, sugerida desde el partido de Albert Rivera, para gobernar en minoría. Lo que no está dispuesto es a dar un paso atrás si así se le pide, a cambio del apoyo a un eventual presidente del PP, y que no sea él el candidato. "Nadie pone esa condición a un partido político que gana las elecciones, porque nadie va a ir contra la voluntad de los ciudadanos", ha zanjado.

Es la única pista que ha dado Rajoy sobre cuál será su actitud en las negociaciones que se abrirán a partir del lunes si, como es previsible, ninguna fuerza política tiene mayoría absoluta. No ha querido hablar de pactos y ni siquiera de plazos para alcanzarlos. La única fecha que está fijada en el calendario es el 13 de enero, cuando se constituirán las nuevas Cortes. A partir de ahí, todo dependerá de la aritmética parlamentaria, pero con un principio al que se aferra: "Quien gane [es decir, el PP según todos los sondeos] debe gobernar. Es lo que ha sucedido siempre desde 1977", cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas en España.