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Barones del PSOE apoyan la táctica de su líder de acorralar al presidente

Que el candidato socialista tildara de "indecente" a Rajoy generó cierto rechazo entre algunos responsables del partido

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante el acto electoral socialista celebrado en Badajoz.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante el acto electoral socialista celebrado en Badajoz.Oto (EFE)

El tono crudo y directo con el que Pedro Sánchez se impuso en el debate del lunes a Mariano Rajoy, marcando los tiempos del cara a cara con el presidente del Gobierno con un repaso, por momentos agrio, de los recortes en los servicios sociales y los casos de corrupción que afectan al PP, convencieron en líneas generales a los barones territoriales del PSOE. Aun así, que el candidato socialista tildara de "indecente" a Rajoy generó cierto rechazo entre algunos responsables del partido. "No tenía otra salida", justificó un presidente autonómico.

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El secretario general socialista y aspirante a la presidencia del Gobierno se ratificó ayer en sus acusaciones al presidente del Ejecutivo y del PP, que a su vez le calificó de “ruin, mezquino y deleznable”. La forma elegida también era esencial, confía un presidente regional. Y para eso, era fundamental transmitir que Sánchez “tiene colmillo”. “Era un debate a muerte, a Pedro le estaban esperando con la esquela preparada. Pero lo que hizo fue salir por la claraboya”, sentencia un barón socialista.

El candidato del PSOE tenía ganado el debate desde los primeros 15 minutos. Esta es la opinión generalizada entre los dirigentes socialistas, independientemente de los términos con los que Sánchez se refirió a Rajoy. Esta es la única duda que suscitó cierto debate en el PSOE, más allá de la intensa satisfacción por su actuación.

El debate terminó con la acusación de indecencia del presidente , coinciden diferentes altos dirigentes del PSOE consultados. A partir de ahí, no fue posible recuperar los modales previos. “Puede que no sean las maneras que más me gusten, pero no sobró nada: alguien le tenía que trasladar a Rajoy las consecuencias de su gestión, su efecto en la calle”, sostiene uno de los ocho barones autonómicos del PSOE, que entiende que la intervención de Sánchez “contribuirá a movilizar el voto” tradicional de los socialistas que ahora titubea en probar con Podemos o Ciudadanos.

“Poner voz al cambio”

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El líder socialista meditó mucho cuál debía ser su actuación en el debate —“entiendo que se buscó el concepto adecuado”, apunta un barón— y concluyó, junto a las personas de su máxima confianza como César Luena, secretario de Organización, y coordinador de la campaña, y Óscar López, portavoz en el Senado y coordinador de los debates, que debía salir a la ofensiva en vez de contemporizar. “Ha habido mucho recorte y sufrimiento en la sociedad y el PSOE tenía que poner voz a tanta indignación”, explican fuentes socialistas. “Sánchez debía evitar que no se echara de menos a Albert Rivera ni a Pablo Iglesias”, añaden, en referencia a los candidatos emergentes.

Quienes no tienen duda de que Sánchez hizo lo adecuado reconocen que el tono fue muy duro y el aldabonazo de decir al presidente que no era “decente” era arriesgado. Pero les valió la pena. “En el partido ha causado satisfacción porque Sánchez ha puesto voz al cambio”, resume un cargo de peso. Con sutilezas y fintas ligeras tanto Podemos como Ciudadanos hubieran salido hablando de compadreo entre Sánchez y Rajoy, dan por seguro las fuentes consultadas. Había que arriesgar con “agresividad y dureza” para que hubiera acicate y estímulo en la recta final de la campaña. Y creen que el objetivo se consiguió. “Pedro ganó el debate”, fue la frase más repetida en el PSOE.

Con su intervención en el cara a cara, Sánchez también buscó transmitir un mensaje de firmeza en el frente interno. A la espera del resultado de las elecciones, quedarse por debajo de los 90 escaños sería sinónimo de crisis. En cambio, acercarse a los 110 diputados de las elecciones de 2011 —paradojas de la política, lo que ahora sería un éxito entonces se digirió como lo que fue, el peor resultado del PSOE en unas generales (28,7% de los votos)— contribuiría a la paz en el partido. Esto es, facilitaría la gestión de Sánchez como secretario general, por más que los distintos barones territoriales consultados insistan en que el partido está centrado en lograr el Gobierno y no en el juego de equilibrios interno.

Los reproches de los candidatos de los partidos emergentes, sobre todo los de Pablo Iglesias a Sánchez por su dureza en el debate, causaron perplejidad en el PSOE. Distintos responsables de la campaña socialista coincidieron en que el candidato de Podemos “no es el más indicado para dar lecciones” cuando habituaba, “hasta hace poco”, a emplear un “estilo de alto voltaje” en las tertulias televisivas.

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