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Los candidatos reprochan con dureza la corrupción a la vicepresidenta

Sánchez, Rivera e Iglesias se enfrentan a Santamaría en el debate de Atresmedia La representante del Partido Popular asegura que no es lo mismo hablar que gobernar

Sánchez, Iglesias, Rivera y Santamaría, este lunes.Foto: reuters_live | Vídeo: C. Álvarez / Atresmedia

Tres candidatos a la presidencia del Gobierno —Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos)— han debatido este lunes sobre sus programas y propuestas en Atresmedia, ante la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que, en un plano distinto, defendió la gestión del Ejecutivo durante los últimos cuatro años, en ausencia de Mariano Rajoy.

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Los tres aspirantes a La Moncloa coincidieron para acorralar con un duro reproche a la representante del PP por los casos de corrupción que han afectado a su partido y la sacaron del debate.

No ha acudido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como ya hizo en el debate organizado por EL PAÍS, pero esta vez ha estado representado por su número dos, mientras él descansa en Doñana. Sáenz de Santamaría ha hecho una defensa de su gestión en los cuatro últimos años y ha asegurado que su presencia se debe a que el PP "es un equipo". "No es un proyecto personalista y cualquiera del equipo puede venir a explicarlo", ha insistido.

La vicepresidenta dio muestras de quedar fuera del debate por ser la única que no aspira a la Presidencia; Rivera estuvo nervioso; Sánchez encorsetado e Iglesias eficaz en el mensaje más emocional, especialmente, el de cierre del debate.

Frente a ella y a otra cosa, los tres candidatos a La Moncloa han rivalizado por presentarse como los únicos que pueden liderar el cambio frente al PP. "Solo si gana el PSOE saldrá Rajoy de La Moncloa" y "el único partido posible para liderar ese cambio es el PSOE", ha explicado el líder socialista en su primera intervención, con la intención de buscar el voto útil, en un tono estudiado.

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"La vieja política no puede iniciar una nueva etapa política", ha explicado el cabeza de lista Ciudadanos. E Iglesias, más emocional, ha hablado de la remontada de Podemos en el tramo final de la campaña, contraponiendo también a su partido con los tradicionales, especialmente con el PSOE, contra el que ha arremetido reiteradamente con la idea repetida de que propone una cosa en la oposición y hace otra en el Gobierno.

En el debate moderado por Ana Pastor y Vicente Vallés, los cuatro han estado de pie y esta vez han abandonado el tuteo para sustituirlo por expresiones como "señora Sáenz de Santamaría" o "a estos señores".

Sobre economía y empleo, la vicepresidenta ha defendido su gestión con referencias a la situación que encontró cuando llegaron a La Moncloa y varias menciones al rescate evitado en el primer año en el Gobierno. "¡Cómo se nota que no estaban aquí hace cuatro años!", ha exclamado. O "hablar es fácil, gobernar es muy difícil".

Frente a ella, los tres aspirantes a presidente han cuestionado duramente la política económica del PP. El único matiz es que Rivera e Iglesias han extendido la crítica a los últimos 20 años, es decir, la gestión del PSOE y del PP en el Gobierno.

Y Sánchez ha vuelto a arremeter contra el contrato único que propone Ciudadanos por entender que supone el despido libre. "Ojalá hubieran estado en el mundo real", ha asegurado Iglesias para criticar a los dos principales partidos.

Sobre el informe de la UE adelantado por EL PAÍS para exigir nuevos recortes y reformas laborales tras el 20-D, Sánchez e Iglesias han hablado de renegociar tras las elecciones, con ejemplos concretos de cómo Europa ha sido flexible en otras ocasiones. El de Podemos ha reprochado al del PSOE lo que hizo José Luis Rodríguez Zapatero y el socialista ha mencionado al primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, y lo que ha llamado "subordinación a Europa".

Muy sola ha estado también Sáenz de Santamaría en la referencia a la corrupción. "Estamos avergonzados por la corrupción, hemos aprobado el plan más importante de toda la democracia y no hay impunidad", ha asegurado acorralada la vicepresidenta.

Se ha encontrado de inicio con una intervención muy dura de Iglesias, que le ha recordado el registro en el PP, los papeles de Luis Bárcenas, el trato a Rodrigo Rato y la amnistía fiscal, para concluir que es "el partido de la corrupción".

Sánchez le ha recitado la larga lista de todos los delitos de los que se acusan a miembros del PP y a los imputados por Gürtel. "Este es el motivo por el que el señor Rajoy no está aquí: los papeles de Bárcenas incluyen pagos a Rajoy", ha rematado Albert Rivera. El candidato de Podemos ha extendido la crítica al PSOE con el repetido argumento de las puertas giratorias.

A partir de ahí, el intercambio ha sido cruzado, mientras la vicepresidenta intentaba explicar las medidas que se han aprobado en esta legislatura.

Respecto a Cataluña, los cuatro han expuesto sus posiciones conocidas. Rivera ha ofrecido a Ciudadanos como garantía frente al independentismo; Sáenz de Santamaría ha explicado que la Constitución “debe respetarse” e impide un referéndum como el que David Cameron autorizó en Escocia; Sánchez ha defendido su propuesta de reforma constitucional como solución política e Iglesias ha expuesto su idea de referéndum en Cataluña.

Iglesias se ha metido en un lío al utilizar como referencia el referéndum celebrado en la Transición en Andalucía, que según él sirvió para decidir si esta comunidad seguía en España. En realidad aquella consulta fue para decidir qué vía de autonomía seguía Andalucía.

Sobre pactos, Rivera ha asegurado que no apoyará ni a PP, ni a PSOE y ha ofrecido un “Gobierno de apertura con independientes y ministros de otros partidos”.

Sáenz de Santamaría ha defendido la propuesta de que solo gobierne la lista más votada para “respetar la voluntad de los ciudadanos” y ha alertado de “un tripartito de perdedores”, sugiriendo un posible acuerdo entre sus tres oponentes.

En el último mensaje, Iglesias ha cerrado con un mensaje eficaz de "no olviden", con repaso de lo que ha ocurrido esta legislatura y de "sonrían" dirigido a la emoción de los electores.

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