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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Madrid, marea de todas las Españas

Los autores explican el desarrollo de una herramienta para localizar a los votantes de Carmena y a Gabilondo en la capital

La cuenta atrás está echada. En menos de treinta días la política en este país habrá cambiado sin vuelta atrás. El ciclo político que se abrió con las movilizaciones del 15-M, que pisó las instituciones el 25 de mayo de 2014, que devolvió la esperanza a muchas capitales en una primavera brillante o que puso en jaque el modelo territorial salido de la Constitución; ese ciclo político intenso, agotador, crucial, llega a su fin. En menos de treinta días la ciudadanía española está convocada a unas elecciones de largo aliento y mirada al futuro: ya nadie duda de que lo que votamos el próximo 20 de diciembre no es si gobernará el PP o el PSOE, votaremos sobre la dirección en la que queremos que se asiente un cambio que ya es irreversible. El bipartidismo va a desaparecer de este país y han sido los movimientos populares y ciudadanos los que lo han enterrado.

El cambio en España es a todas luces evidente en Ayuntamientos y comunidades autónomas. El próximo 14 de diciembre se cumplen seis meses de gobiernos del cambio. Y resulta que las cosas no son como nos decían que iban a ser, resulta que cuando Podemos, las Mareas, Compromís o Barcelona en Comú llegan a las instituciones no “se apagan los semáforos, se cierran las tiendas y se expropian las segundas viviendas”, como nos decían los voceros del inmovilismo. Es más bien al revés. Cuando el cambio toca una institución vuelve el orden y el sentido común: los corruptos pierden sus privilegios, los comedores sociales abren en verano, se paran desahucios desde los ayuntamientos, los políticos empiezan a cobrar como la gente normal y la distancia entre las instituciones y el pueblo se estrecha. El 14 de noviembre son seis meses negando por la vía de los hechos el tan peligroso dicho del “todos son iguales”.

Hace casi dos años personas corrientes dieron un paso al frente, y le pidieron a la gente que se organizara en toda la península. Nacieron los círculos, la columna vertebral de Podemos. Esas miles de personas que duermen menos horas porque pegan carteles de madrugada o que hacen auténticos malabares con sus agendas para ver a sus hijos e hijas, porque les ilusiona poner su granito de arena en este proyecto de empoderamiento ciudadano. Esas personas llevan año y medio construyendo tejido social en sus barrios y sus pueblos. En Podemos siempre hemos sabido que la tarea de cambiar un país es una tarea a largo plazo, ciclópea, que llevará años de sudores y esfuerzos y que por supuesto no concluye este 20 de diciembre. Pero también hemos dicho que las campañas electorales son el mejor momento para acercarnos a la gente, estar en las calles convenciendo a los no convencidos, construyendo el movimiento popular que consolide el proyecto de país que defendemos.

Hay una cosa que no por cansarnos de decirla deja de ser verdad: todavía nos faltan muchas personas. Queremos un país que no deje a nadie atrás y esta campaña electoral la dedicaremos a los que nos faltan. Queremos celebrar y pedir de nuevo la confianza del medio millón de personas valientes que dieron un paso hacia el cambio y nos regalaron a Manuela Carmena como alcaldesa. Pero sobretodo tenemos que convencer a las personas que no supimos convencer antes, a las que estuvieron a punto de votar por el cambio pero dudaron y marcharon a casa, a las que creyeron que el cambio era imposible. Por eso en esta campaña no sobra nadie, animamos a toda la gente venga de donde venga a ayudarnos en este último empujón. Resuenan con apremiante actualidad unas palabras de Manuel Azaña de 1911: “hagamos todos política y cuanta más mejor, porque sólo así podremos gobernarnos a nosotros mismos e impedir que nos desgobiernen otros”.

Por eso en Madrid hemos desarrollado una herramienta sociológica que permite localizar calle por calle a esas personas más susceptibles de ser convencidas, una herramienta que además nos permite conocer las características socioeconómicas de los barrios en los que viven. Hay distritos como Fuencarral–El Pardo, Arganzuela, Centro y Hortaleza que tienen una concentración de clases medias castigadas por la crisis: vieron frustradas sus expectativas de ascenso social y votaron a Manuela, pero muchas creyeron que Gabilondo era lo mismo. Hoy las contradicciones del PSOE les hacen ver que no son lo mismo. Hay también distritos como Puente de Vallecas, Carabanchel, Latina o Ciudad Lineal con fuerte apoyo a Podemos, barrios vapuleados por la desigualdad social, en los que algunas personas también creyeron que el ticket Manuela-Gabilondo era la mejor opción. Esas 232,000 personas se distribuyen desigualmente según los barrios de la ciudad: hay barrios como Embajadores, Palomeras Bajas o Valdezarza donde tenemos unas opciones muy prometedoras. Por otro lado, hay distritos como Usera, Villaverde o Tetuán en los que la abstención alcanza casi el 40%, una abstención que supera los 700,000 votos en la ciudad y que no por casualidad aparece más en las zonas más asediadas por los recortes, donde se concentra la pobreza y la desigualdad – esa cara de Madrid que el PP se niega a ver. A esas personas les queremos decir: que tenían razón, que votar servía para poco, que elegir entre Pepsi y Cocacola servía para poco, pero que esta vez, por primera vez, cada voto es crucial porque nos jugamos mucho, porque nos jugamos un país. Madrid es una ciudad preciosa, a la que muchos y muchas miramos con orgullo. Pero es también una ciudad en la que se han ido conformando espacios diferenciados y heterogéneos con diferencias socioeconómicas importantes y consolidadas: la renta media disponible por un hogar en Retiro es un 60% más alta que por uno en Usera, Carabanchel tiene un 260% más de inmigración que Barajas, o Puente de Vallecas casi el doble de paro que Fuencarral. Hoy conocemos mucho mejor nuestra ciudad, y eso es un paso previo imprescindible para la campaña de cercanía, creativa y puerta por puerta que queremos hacer. Una campaña para convencer de que la papeleta para mejorar la vida de la gente se llama Podemos.

Hace casi dos años en Madrid se abrió un pequeño manantial del cambio. Hoy miramos al 20 de diciembre y nos desborda un optimismo muy madrileño, porque sabemos que la marea del cambio, como ocurrió hace seis meses, irrumpirá con más fuerza en la capital. Marea de la gente, rompeolas de la austeridad: “Madrid, Madrid – [nos dejó escrito Antonio Machado] – ¡qué bien tu nombre suena / rompeolas de todas las Españas!

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Jesús Montero es el Secretario General de Podemos en la ciudad de Madrid. Julio Martínez –Cava y Rodrigo Moretón son los coordinadores del equipo de Secretaría Política de Podemos en Madrid. 

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