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El psiquiatra de Porto dice que el Orfidal puede producir amnesia

El médico que trató a la acusada cuando murió Asunta justifica las "lagunas de memoria"

Rosario Porto y Alfonso Basterra, durante el juicio.
Rosario Porto y Alfonso Basterra, durante el juicio.Óscar Corral

Los últimos peritos que participan en el juicio por la muerte de Asunta Basterra, antes de entrar de lleno en la fase de pruebas documentales y conclusiones, han acudido este miércoles llamados por la defensa de Rosario Porto. Tres psiquiatras han descrito el historial clínico de la acusada por el asesinato de su hija y han asegurado "sin la menor duda" que sufría un "cuadro depresivo mayor recidivante", que a lo largo de su vida, desde los 21 años, fue yendo y viniendo, con episodios intensos, capaces de prolongarse durante "seis o siete meses". Uno de ellos ha defendido la posibilidad de que, a partir del 22 de septiembre de 2013, tras la aparición del cadáver de la niña, su paciente sufriera "amnesia para hechos recientes", "lagunas de memoria", "disociación", "alteración y reducción de la conciencia" y "olvidos de relevancia" a causa de la alta dosis de Orfidal que le prescribió de urgencia para atravesar el duelo.

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El abogado defensor de Porto, José Luis Gutiérrez Aranguren, pretendía probar de esta manera al jurado que es posible que la acusada no contase a los investigadores todo lo que pasó aquella tarde, los viajes que hizo con su hija, porque no lo recordaba. Pero esa fuerte medicación no explicaría por qué la noche del 21 de septiembre, cuando los padres presentaron la denuncia por desaparición ante la policía nacional, contó que había dejado a la cría toda la tarde en casa haciendo los deberes. La acusada cambió su versión ante el juez, a los dos días de morir la niña, supuestamente cuando supo que una cámara urbana la había captado en su coche con su hija camino del chalé familiar en Teo, el municipio limítrofe con Santiago y presunto escenario del crimen.

Ramiro Touriño, psiquiatra del sistema público en excedencia, atendía a Porto en su consulta privada desde el 30 de julio de 2013 y, pocos días antes del supuesto asesinato de la chiquilla, el 18 de septiembre (precisamente al día siguiente de la jornada en la que se sospecha que pudo haber un ensayo de la muerte), el especialista apreció en ella "una mejoría evidente". Con el fin de constatar esta recuperación, la citó para el 30. Pero el 22, la propia paciente le telefoneó para contarle que su hija había aparecido muerta esa madrugada. Touriño le recomendó que "aumentase" su dosis de Orfidal (hasta entonces pastilla y media o dos pastillas al día) hasta los "10 o 15 miligramos", es decir, "de 10 a 15 comprimidos". Esta cantidad, según él, es capaz de provocar esas "lagunas", esa "amnesia" parcial que empuja a enfocar la conciencia hacia "algún detalle" menor y a ignorar otros. Esa desmemoria tendría "un componente farmacológico", pero también un "componente emocional", como "el que podría sufrir una madre que pierde a su hijo en la playa".

Este psiquiatra ha contado además que, cuando llegó por primera vez a su consulta, es decir, a finales de julio, Rosario Porto le dijo que no se estaba medicando. Durante ese mes, según la acusación, Alfonso Basterra habría acudido tres veces (el día 5, el 17 y el 22 de julio) a la misma farmacia para comprar Orfidal, una de ellas con receta privada de un psiquiatra que no trataba a su exesposa desde 2009. Ese médico, Julio Brenlla, que reconoce tener cierta amistad con los acusados, ha dicho esta mañana que no recuerda haber extendido ninguna receta en 2013. "No acabo de entenderlo", ha comentado cuando la acusación le ha pedido explicaciones por este hecho.

La relación profesional con Brenlla se corta en octubre de 2009, cuando Porto ingresa voluntariamente en un sanatorio privado, La Robleda, por un nuevo cuadro agudo de depresión. Tras el brote de lupus en junio de 2013, el 30 de julio acude a la consulta de Touriño. Sale de allí con recetas de Prozac y Orfidal. El 10 de septiembre, al ver que "está mejorando", le sube la dosis del antidepresivo (fluoxetina de marca Prozac) para "consolidar" la recuperación. A partir del mediodía del 22 es cuando multiplica el ansiolítico y, de hecho, cuando es detenida, Basterra le hace llegar a su exesposa, en el calabozo, abundante medicación que luego la Guardia Civil remite en parte al juzgado como prueba indiciaria.

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Ya en prisión, desde el 19 de agosto de 2014 hasta el 10 de octubre de 2015, en los días de juicio, la atiende Luis Ferrer, conocido psiquiatra de la sanidad pública gallega. Va viendo la evolución de la paciente durante 16 sesiones que comprenden unas 40 horas de entrevistas. Según este médico, también presente hoy en los juzgados de Santiago, Porto atravesó "un proceso de duelo".

La función principal de este especialista era mantener a la acusada "en unas condiciones psíquicas y físicas mínimas para llegar a esta vista" y afrontar el juicio. Ferrer ha retratado ante el jurado popular a una mujer depresiva cargada de "tristeza, angustia vital, desesperanza, inhibición y perplejidad". Que llegó a sus manos en un estado "lamentable" de "estrés agudo y postraumático", encadenando lutos y rupturas.

El psiquiatra hace referencia a "tres duelos en menos de dos años" (el de la madre y el del padre de Porto, además del de su hija Asunta), y también al fin de su matrimonio con Basterra y al romance extraconyugal con un empresario, que la acusada acababa de retomar y se corta con su ingreso en la cárcel de Teixeiro (A Coruña). A esto, Ferrer suma "el estrés y la enorme dificultad de adaptación al nuevo entorno" en el centro penitenciario. Para hacer frente a este cuadro le pauta "la dosis más alta" para sus características físicas de un antidepresivo que además refuerza con otro diferente y le indica que, "dependiendo del grado de angustia", decida ella misma cada día si le conviene tomar o no "tres comprimidos de un ansiolítico suave, bromazepam". El psiquiatra no ha podido responder si este es el fármaco que, durante un cacheo en la celda, resultó estar acumulando Rosario Porto. Aquel día, ella aseguró que pensaba devolverlo al servicio médico de la cárcel, pero se le abrió un parte interno por acopio de pastillas.

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