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Guerra de nervios entre ministros y en el PP ante la incertidumbre electoral

El presidente convoca a los ministros, dirigentes del PP y barones territoriales en Toledo para ensalzar el mérito de su programa

Javier Casqueiro
Soraya Saenz de Santamaria y Jose Manuel Soria, este viernes.
Soraya Saenz de Santamaria y Jose Manuel Soria, este viernes.Luis Sevllano Arribas

Hay nervios e incertidumbre electoral sobre lo que pueda ocurrir en las elecciones del 20-D. El presidente del PP, Mariano Rajoy, reunirá este sábado en Toledo a toda su cúpula, en el partido, el gobierno y las autonomías, para llamar a la unidad y cerrar una semana de ruido, crisis interna por el liderazgo en Euskadi e insólitos enfrentamientos públicos entre ministros. Muchos dirigentes han iniciado así por su cuenta su particular guerra "en defensa del legado de Rajoy".

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La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, respondió varias veces este viernes que el trabajo del Consejo de Ministros este viernes había sido muy "intenso", para matizar a continuación que como habitualmente. Respondía así a las distintas preguntas que se le plantearon para conocer cuál había sido el ambiente entre los miembros del Gobierno tras una semana con mucho alboroto mediático y disputas aireadas no habituales entre ministros y dirigentes del PP, en distintos modelos. Santamaría solo concedió que Rajoy lo único que les había encargado era que trabajaran hasta el último día de la legislatura. Y el resto de las polémicas las intentó minimizar al etiquetarlas solo como "reflexiones" personales. "Lo importante son las decisiones y las políticas", sentenció.

Dentro, en el Consejo, "no hubo debate entre ministros ni ninguna tensión", según confirmaron varios de los presentes. Rajoy, además, no medió, ni pidió calma ni contención ni cierre de filas, como podría parecer tras insinuar Santamaría que este tipo de crisis no se volverían a producir. Sencillamente no se habló del asunto. Los últimos ministros enfrentados, Cristóbal Montoro y José Manuel García Margallo, que se han cuestionado abiertamente su capacidad, no mantuvieron ningún enfrentamiento ni charla bilateral.

La consigna es intentar pacificar el clima enrarecido en las últimas semanas a sabiendas de que será imposible

La consigna, en el PP y el Gobierno, es intentar pacificar el clima enrarecido de las últimas semanas a sabiendas de que será imposible precisamente ahora. Varios ministros, colaboradores de sus respectivos entornos y dirigentes del PP interpretaron lo que está sucediendo como "la habitual guerra de nervios que sucede en la fase previa a la elaboración de las listas electorales". Las listas no se cerrarán hasta la segunda semana de noviembre. También como el estado de ánimo de "inquietud" que se genera cuando muchos diputados y cargos del partido creen que su futuro político y profesional está en cuestión ante una muy previsible bajada de votos y de escaños, que en el propio PP estiman entre 40 y 50 con respecto a los 186 actuales.

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Fuentes del Gobierno y de la dirección del PP añaden otra explicación al cruce de reproches, por ejemplo, entre componentes del ejecutivo: "Algunos ministros observan que en el PP no se está defendiendo bien el legado que ha dejado Rajoy tras esta dura legislatura y han optado por hacer la guerra por su cuenta". Montoro, en ese sentido, siente que no se ha valorado suficientemente lo que él con el respaldo directo de Rajoy ha tenido que hacer para sacar a España de la quiebra. Margallo, por su parte, esgrime a menudo su veteranía y su relación de amistad personal con Rajoy para opinar de todo y saltarse los filtros. Y ese estatus y una actitud que sus compañeros califican de "soberbia intelectual" molesta a Montoro y al amplio entorno de los ministros próximos a Sáenz de Santamaría, a la que el titular de Exteriores cuestiona hasta en cenas de eurodiputados populares en Bruselas.

Lo que cuestiona Herrera

Ante esa falta de coordinación en el partido y el Gobierno, muchos dirigentes y ministros se sienten liberados para actuar justo ahora, a dos meses de la crítica cita electoral, con menos ataduras. Esta semana uno de los barones territoriales más respetados y veteranos como Juan Vicente Herrera, el presidente de Castilla y León, ha vuelto a lamentar en público el "desconocimiento" del Gobierno sobre la minería y ha personalizado sus ataques de nuevo contra José Manuel Soria. El ministro también le ha replicado en público. Herrera ha aprovechado para recordar que Rajoy le prometió en una reciente visita, para inaugurar el AVE a León, una comisión para estudiar el problema de la que nunca más se supo.

Al descontrol en el ejecutivo se ha sumado esta semana el fracaso en la solución de la crisis del PP en Euskadi, que se ha achacado personalmente a la secretaria general, Dolores de Cospedal, por no haber podido frenar la renuncia de Arantza Quiroga. Cospedal se implicó a fondo y no logró ese objetivo, pero en el PP vasco recuerdan que Rajoy no la llamó en ningún momento, ni antes ni después de esa crisis, y que sí apostó rápido por Alfonso Alonso como nuevo presidente, con el que habló directamente varias veces.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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