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El fisco investiga conciertos de seis estrellas de la música española

Panamá pide ayuda a la Agencia Tributaria porque sospecha que hubo dinero negro en los conciertos en ese país de Julio y Enrique Iglesias, Alejandro Sanz, Raphael, Jarabe de Palo y la Oreja de Van Gogh

El cantante Enrique Iglesias durante su concierto en Panamá del 28 de agosto de 2014.
El cantante Enrique Iglesias durante su concierto en Panamá del 28 de agosto de 2014.Arturo Wong (EFE)

Julio Iglesias, su hijo Enrique, Raphael, Jarabe de Palo, La Oreja de Van Gogh y Alejandro Sanz. Las principales estrellas de la canción española están bajo la lupa de la agencia tributaria de Panamá. Ellos y las empresas que les contrataron para actuar en este país centroamericano entre los años 2011 y 2014. El fisco panameño ha pedido ayuda a su equivalente español porque no se cree, por ejemplo, que los grupos españoles Jarabe de Palo o la Oreja de Van Gogh solo cobrasen unos 3.000 dólares (2.734 euros) por sus conciertos en este país (viajes, comida y hospedaje aparte). “Cuestan más los billetes de avión; no tiene sentido”, afirman fuentes cercanas a la investigación. EL PAÍS ha tenido acceso a los contratos de estos artistas.

El espectáculo de Jarabe de Palo tuvo lugar el 10 de octubre de 2013 en el establecimiento Latitud 47 de la Ciudad de Panamá. 3.000 dólares (2.734 euros) es la cantidad destinada “al artista” que estipula el contrato. En nombre del grupo que lidera Pau Done, el contrato lo firmó Tronco Récords, S. L., con la sociedad panameña Karish Production, S. A., organizadora del evento. Aparte del alojamiento, la promotora se hizo cargo de la estancia y hospedaje del grupo, como sucede en eventos de este tipo.

La Dirección General de Ingresos de Panamá tiene “sospechas” y “motivos” para pensar que el dinero que refleja el contrato no es el real y “que parte del ingreso (…) del artista pudo haber sido pagado por otras vías". Para averiguar cuánto dinero se movió en realidad en los conciertos de estos seis grandes artistas, Panamá ha pedido ayuda a la Agencia Tributaria española. Cree que hubo pagos parciales en negro y, tras enviarle toda la documentación sobre estos conciertos, ha pedido a España que le certifique, por ejemplo, si el cantante internacional “Enrique Miguel Iglesias Preysler”, cuyo DNI se adjunta, ha pagado algún tributo en España coincidiendo con su actuación en el Centro de Convenciones Figali de la Ciudad de Panamá, el 28 de agosto de 2014.

Enrique, hijo de “Julio Iglesias de la Cueva”, pactó por su actuación, según el contrato elevado por la promotora del evento a las autoridades panameñas, cuatro veces más dinero (90.000 dólares) que el que, seis meses antes, percibió su padre (22.000) por actuar en la misma ciudad. Julio Iglesias impuso un escenario distinto del de su hijo: el Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo. Enrique Iglesias, al margen de los 90.000 euros, exigió otros “50.000 dólares” en concepto de “pasajes y cargas del grupo”. Fuentes de la investigación disponen de información según la cual el caché de Enrique Iglesias puede sobrepasar el medio millón de euros.

Enrique Iglesias: "Sin comentarios"

Ninguno de los artistas españoles cuyas actuaciones indaga la Dirección General de Ingresos de Panamá ha querido pronunciarse sobre este asunto. Joe Bonilla, representante de Enrique Iglesias, se limitó a contestar con un “sin comentarios” ante el intento de este periódico de dialogar con quien en este momento es el más internacional de la parrilla de cantantes españoles.

No obstante, un portavoz de la empresa que representó a Jarabe de Palo en su actuación en Panamá señaló que el grupo cobró en realidad 17.000 dólares y que este dinero fue debidamente declarado al fisco. La promotora panameña del evento de Jarabe de Palo, Cool Panda, declaró en su país que pagó al artista 3.000 dólares, gastos de viajes y estancia aparte. La citada portavoz remachó que en realidad se firmaron dos contratos (de uno de ellos no tiene constancia el fisco panameño): uno con los honorarios del artista y otro para la “producción del concierto”; es decir, instalación de escenarios, luz, sonido... En el contrato al que ha tenido acceso EL PAÍS se alude a tales gastos y se indica que los mismos corren por cuenta de la promotora del evento, pero no se especifica su coste.

Juan Velasco, representante en España de Julio Iglesias, el cantante que más disco ha vendido en la historia de la canción española (casi 300 millones), destaca que este artista no tiene residencia fiscal en España desde 1978, y añade que el cantante está al margen de los contratos que firman sus asesores por los espectáculos. Preguntado qué cobra Iglesias por sus actuaciones, dijo que dependía. “Eso depende, a veces lo hace hasta gratis”, señaló. En Panamá, Julio Iglesias cobró supuestamente 22.000 dólares.

Este periódico ha contactado con la firma RLM, promotora de actuaciones de Raphael y Alejandro Sanz. Ninguno de ellos ha respondido. Jesús Lumbreras, en nombre de La Oreja de Van Gogh, señala: "Panamá es un mercado pequeño para los artistas españoles; la última vez que el grupo se presentó en Panamá fue en un club de 500 personas. Se trata de actuaciones que se hacen en medio de giras largas con días libres y que a veces se aceptan sitios pequeños para evitar gastos". También añade que el grupo paga sus impuestos en España.

Tampoco se cree Panamá que Raphael solo cobrase 15.000 dólares (13.674 euros) por su concierto. Como en el resto de los casos, el fisco panameño pregunta a su homónimo español si Rafael Martos Sánchez (Raphael) “es residente español” y, de no serlo, sí sabe dónde tributa; y, en su caso, cuánto dinero declaró en España “por la presentación que realizó en el teatro Anayansi de la Ciudad de Panamá el 15 de marzo de 2011”. También desea saber si el cantante de Linares (Jaén) es “beneficiario efectivo de alguna sociedad o sociedades instaladas en jurisdicciones de baja imposición fiscal”. En el caso de Raphael, la promotora también se hizo cargo de la estancia y alojamiento del músico y su grupo de acompañantes. En todos los casos, la producción del espectáculo corrió por cuenta de las contratistas.

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30.000 dólares figura que recibió Alejandro Sánchez Pizarro (Alejandro Sanz) merced al contrato que suscribió en su nombre Gazul Producciones, S. L., con Stereo 5000 Sonido y Luces, SA. Sanz actuó el 25 de abril de 2013. En todos los casos, también en el suyo, el dinero percibido por el autor de Corazón partío estaba exento de impuestos, según el contrato.

Al fisco panameño también le ha sorprendido lo que cobraron los componentes del grupo La Oreja de Van Gogh (Álvaro Fuentes, Hantz Garde, Pablo Benegas, Xabi San Martín y Leire Martínez), por su actuación del 26 de marzo de 2014 en el establecimiento Latitud 14 de la Ciudad de Panamá: 2.500 dólares (2.279 euros en esa fecha). Los viajes y demás gastos corrieron por cuenta de la promotora, en este caso Live Music y Production. Bi Music INC, con domicilio en Florida (EE. UU.), firmó en representación del grupo español.

El fisco panameño sostiene que, en caso de que los citados cantantes hubiesen obtenido dinero de esos conciertos por otra vía, habrían cometido un fraude en el IVA y en el equivalente español del IRPF. Al pedir a España que examine si estos músicos han declarado aportaciones en fechas coincidentes a esas actuaciones, las autoridades panameñas buscan ver si casan los números. Porque los declarados no les cuadran. La petición de ayuda de Panamá a España se enmarca dentro “del artículo 26 del convenio suscrito entre ambos países para evitar la doble imposición en materia de impuestos sobre la renta y sobre el patrimonio y como prevención de la evasión fiscal”.

Fuentes oficiales de la Agencia Tributaria de España no confirmaron ni desmintieron las indagaciones sobre estos artistas y recordaron que la agencia nunca habla sobre su actividad en lo que respecta a pesquisas sobre contribuyentes.

En el caso de los partidos de fútbol supuestamente benéficos llamados Messi y amigos contra el resto del mundo, un juez de Madrid investiga si el astro del Barcelona cometió un delito fiscal. El fiscal tiene pruebas de pagos de hasta un millón de euros al entorno de Messi en paraísos fiscales, por lo que entiende que el jugador pudo cometer fraude fiscal por no declararlo en España, que es donde Messi tiene su residencia fiscal. Los artistas españoles tienen, pues, la obligación de declarar los ingresos obtenidos en el extranjero allí donde tenga su residencia fiscal.

investigacion@elpais.es

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