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Los posibles aliados de Iglesias le exigen que acepte un frente con IU

La estrategia de Podemos puede dificultar pactos territoriales para las generales

Pablo Iglesias recibe a Alberto Garzón en la sede de Podemos.
Pablo Iglesias recibe a Alberto Garzón en la sede de Podemos. Carlos Rosillo

Las fuerzas con las que Podemos busca confluir a escala autonómica para mejorar su resultado en las generales en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia comienzan a poner sus condiciones al líder de la formación, Pablo Iglesias. Estas incluyen la exigencia de un frente amplio en el que estén IU y movimientos sociales y el orden de los nombres en la papeleta, puesto que las Mareas gallegas rechazan figurar en segunda posición tras Podemos.

La vicepresidenta de la Generalitat valenciana y líder de Compromís, Mònica Oltra, fuerza hegemónica de la izquierda alternativa en esa comunidad, quiere que su partido concurra a las generales “en una plataforma social amplia en la que obviamente esté Podemos”. No obstante, según enfatizó en una entrevista en EL PAÍS, también exige que “haya otras personas que han representado a otras fuerzas o a otros movimientos que se han destacado en la lucha por los derechos de los ciudadanos”. “Se trata de concurrir en una única oferta electoral”, afirmó.

En Galicia, la postura de Podemos le puede dejar fuera de la confluencia electoral que tantean las Mareas —integradas por colectivos ciudadanos, fuerzas nacionalistas como Anova o Compromiso por Galicia, e Izquierda Unida— y el BNG. La formación de Iglesias lleva meses insistiendo en que solo participará en una Marea gallega si la candidatura lleva su nombre en primer lugar. Esta propuesta es inadmisible para el resto de formaciones favorables a una lista de unidad popular. Mientras Podemos se aleja, el BNG está dando pasos para acercarse. Tocado por un descenso electoral en los últimos años, ha abierto su discurso a integrarse en una “candidatura nacional” en lugar de nacionalista.

La dirección de Podemos mantiene, por el momento, su estrategia electoral, que consiste en concurrir sola, con su nombre y logo, a las elecciones generales, con la salvedad de algunas autonomías donde pretende aprovechar el tirón de otras formaciones como ICV, Compromís, Més por Mallorca o las mareas.

Este plan fue avalado en julio por las bases del partido emergente, aunque con una abstención muy alta (más del 85% de los inscritos), pero tendrá una prueba de fuego decisiva: las elecciones catalanas del 27 de septiembre, a las que Podemos concurre en coalición con ICV y Esquerra Unida en la candidatura Catalunya sí que es Pot. A la hipótesis de que un buen resultado pueda cambiar el escenario de la confluencia se aferran, por ejemplo, la dirección de IU y la plataforma de unidad popular Ahora en Común, nacida hace un mes para impulsar una confluencia entre Podemos y la federación de izquierdas.

Ley d’Hont

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El candidato de IU, Alberto Garzón, espera que el 28 de septiembre Iglesias se vea obligado a un viraje y se abra a repetir esa fórmula en las elecciones generales. Al mismo tiempo, en el partido de Garzón y Cayo Lara insisten en el argumento de los números: como bien conocen en la federación de izquierdas, cuyos resultados se han visto lastrados durante años por esa circunstancia, la Ley d'Hont perjudica a los partidos minoritarios porque exige en las circunscripciones pequeñas un alto porcentaje —de hasta más del 30%, por ejemplo, en el caso de Soria en las generales de 2011— para lograr un diputado.

De ahí que, esgrimen, Podemos necesite una candidatura confluyente que evite que no se pierdan votos. La misma idea es la que arguye la plataforma pro convergencia de Ahora en Común, que celebrará su primera asamblea nacional el próximo 12 de septiembre. Sus impulsores reconocen que la situación está en un impasse pero estiman que la presión creciente sobre Podemos puede provocar que reconsideren su estrategia. “Es el escenario deseable y no hace sino recuperar el propio espíritu fundacional de Podemos. Si estos procesos siguen adelante no quedará otra”, sostiene Emmanuel Rodríguez, portavoz de Ahora en Común. Iglesias y la cúpula de Podemos quieren evitar la imagen de “frente de izquierdas”, pero su estrategia, si no cambia, puede poner en peligro acuerdos incluso en esas comunidades en las que necesitan aliarse para ser una fuerza determinante y con peso en el Congreso en las próximas generales.  

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