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Las 13 combatientes españolas de Alá

La policía cree que la captación para el EI de mujeres sigue “una progresión ascendente”

Silvia Celestín Carrasco, presunta yihadista detenida en Lanzarote.
Silvia Celestín Carrasco, presunta yihadista detenida en Lanzarote.Luis Martín

Desde enero de 2014 hasta hoy, la policía ha detenido a 13 mujeres por integrar redes de captación de yihadistas o haber sido reclutadas en España para ir a las zonas de combate de Siria e Irak. Con anterioridad no había sido capturada ninguna. “Es un fenómeno en progresión ascendente”, según un informe policial. La última arrestada —una española conversa al islam— “tenía contacto directo y recibía instrucciones” de un integrante del Estado Islámico. Los servicios antiterroristas sospechan que “otras mujeres con un perfil parecido se postularán para llenar su hueco” en breve.

Este año han sido detenidas 41 personas vinculadas a grupos islamistas. Siete de ellas son mujeres. La última de ellas es Silvia Celestín Carrasco, nacida hace 44 años en Cádiz, a quien la Comisaría General de Información considera “una pieza clave en el sistema de captación de jóvenes musulmanas en España del mayor grupo terrorista de la historia”. Celestín fue arrestada el 7 de julio en su casa de la calle del Doctor Juan Negrín de Arrecife (Lanzarote), acusada de reclutar a jóvenes para ser enviadas a zonas del Estado Islámico. No obstante, no logró sacar de España a ninguna de las 10 chicas con las que tenía relación.

Esta presunta reclutadora se enamoró a los 16 años de un marroquí con el que se casó unos años más tarde y que sería quien la influiría para su conversión. Vivió un año en Mauritania. Después se radicalizó a través de los foros islamistas en Internet. El juez Santiago Pedraz explicaba en el auto de prisión de Celestín que esta, además de difundir contenido yihadista en Facebook, es una “reclutadora activa”. Tras echar las redes en Facebook para pescar a futuras “candidatas”, conducía a las más proclives a foros de WhatsApp y Telegram para el contacto personal preparatorio para el desplazamiento a Siria o Irak. Pedraz señala que ella misma tenía intención de irse a alguno de esos países.

El perfil de las reclutadas en España es heterogéneo, pero con patrones comunes: son jóvenes (algunas menores), tienen bajas expectativas laborales, usan las redes sociales y la mayoría son de Ceuta y Melilla, “canteras muy propicias para el reclutamiento”, según la policía. El papel de la mujer dentro del yihadismo ha estado relegado a realizar tareas domésticas y a engendrar hijos, a excepción de los grupos chechenos, donde es habitual que participen en acciones armadas.

La presencia femenina en las células desarticuladas en España es “un fenómeno muy reciente, pero en progresión ascendente”, recalca un informe policial. Antes de 2008 solo hubo algún caso de conversas que abandonaron el país. Como, la española Helena Moreno, casada con Mustafá Setmarian, que reside en Catar, y Raquel Burgos García, Hanane, viuda de Amer Azizi, que supuestamente convive en Afganistán con un líder de Al Qaeda. O el de la andaluza conversa Tomasa Pérez, de 38 años, cuyo marido está preso en Marruecos, que en 2014 viajó con cuatro hijos menores a Siria, donde luchan los dos mayores.

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