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“Sin lista de unidad popular no se podrá abrir una nueva etapa”

Martiño Noriega proclama su decisión de sumar fuerzas de izquierda no solo en España

Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela.
Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela.OSCAR CORRAL

Apenas tres semanas después de arrebatarle la alcaldía al PP con la marea ciudadana Compostela Aberta, el alcalde de Santiago acumula simbolismos. Se ha ausentado de la ofrenda de Galicia al Santísimo Sacramento, ha situado en lugar preferente en el despacho de la alcaldía un retrato del exalcalde republicano y galleguista Ánxel Casal, asesinado en 1936, y ha anunciado al arzobispo de Santiago que no acudirá como delegado regional a la misa de la ofrenda al Apóstol del 25 de julio, al tiempo que le ha comunicado su intención de cobrarle el IBI. Martiño Noriega (A Coruña, 1972) es médico, procede del BNG y es delfín de Xosé Manuel Beiras en Anova, se define republicano de izquierdas e internacionalista y proclama su decisión de sumar fuerzas de izquierda no solo en España. “La pelea de Grecia es mi pelea”.

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Pregunta. Accede a la alcaldía después de tres Gobiernos sucesivos del PP en cuatro años ¿Encontró algo en los cajones?

Respuesta. Furor preelectoral en algunas partidas en adjudicaciones a medios de comunicación. Partidas agotadas e incluso en negativo y cantidades que me sorprendieron. Así que fuimos la lista más votada con los poderes mediáticos en contra.

P. ¿Qué es lo primero que están apreciando los ciudadanos de su Gobierno?

R. La disposición de bajar a la plaza y hablar en condiciones de igualdad con los vecinos. Marcar la posición laica de las instituciones, aunque haya una relación institucional con la Iglesia. La reunión con el arzobispo de Santiago fue muy cordial. Reconoció el principio de aconfesionalidad de la Constitución y fue respetuoso con nuestra decisión.

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P. ¿Cree que se entiende su rechazo a ser delegado regio en la ofrenda al Apóstol?

R. Sí. Todo el mundo sabe que no le toca a un alcalde pedirle a un santo por la creación de empleos. Aquí había unos miedos atávicos que nadie quiso superar.

P. ¿El encuentro con Podemos exige que sea esta organización la que se diluya en las mareas?

R. No se trata de diluirse, sino de aportar. Que ponga encima de la mesa su capital de generosidad, programático, de experiencia. Si en las generales no hay una candidatura de unidad popular que recoja la izquierda, tanto la nacionalista como las federales y los movimientos sociales, podremos ser muy votados pero no tendremos las condiciones para abrir una nueva etapa.

P. ¿Descarta una candidatura nacional gallega?

La pelea de Grecia también es mi pelea, soy gallego e internacionalista

R. No tendría ningún problema en aceptar una candidatura nacional siempre que no fuera nacionalista; creo que podemos tener un grupo parlamentario propio que, sin ser nacionalista, reconozca a Galicia como sujeto político y que ayude a cambiar el Gobierno.

P. ¿Espera fugas importantes de las bases del PSOE y el BNG hacia las mareas ciudadanas?

R. Ya las está habiendo. Salvo el último mandato, el Ayuntamiento de Santiago estuvo históricamente, desde 1978, gobernado por el PSOE y ahora la lista más votada es de unidad popular. Y esto ocurre porque una base importante del PSOE respalda esta opción, así que el PSOE que va a tener que decidir si abre la puerta a una nueva etapa o si se enroca en las posiciones del PP. Y algo similar ocurre con el BNG.

P. ¿ Y usted es nacionalista?

R. Soy un ciudadano gallego internacionalista. Mi nación es Galicia, pero hay que pelear por decidir el futuro. Mi identidad no es incompatible con la diversidad y la incorporación de fuerzas de la izquierda. No me vale reivindicar el nacionalismo como el de CiU cuando impulsaron los mayores recortes. Yo acumulo fuerzas, pero no solo con la izquierda española, sino también con la de Portugal, y con la de Grecia.

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