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MIGUEL URBÁN | EURODIPUTADO DE PODEMOS

“Con pactos entre direcciones y sopas de siglas no ganaremos”

El eurodiputado de Podemos defiende que las bases aporten al proceso de confluencia

Francesco Manetto
Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos, en una foto de archivo.
Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos, en una foto de archivo. ÁLVARO GARCÍA

Miguel Urbán (Madrid, 1980), eurodiputado de Podemos, fue uno de los dirigentes clave para el nacimiento y primer impulso de la formación. Rechaza los pactos de despachos -entre la dirección de su partido e IU, por ejemplo-, defiende, con vistas a las elecciones generales, una "unidad popular" que se construya "desde abajo" y las aportaciones de las bases a este proceso.

Pregunta. ¿Ve necesario un proyecto de convergencia antes de las generales?

Respuesta. Veo imprescindible que converja todo el mundo que quiere un cambio en la manera de hacer política y en las políticas que se llevan a cabo. Eso implica contar con toda la energía de personas y colectivos que trabajan por construir un proyecto alternativo de país al de los recortes y la austeridad, y que apuestan por el bien común de la mayoría de la población.

P. ¿Cuál es su idea de unidad popular?

R. Para mí, en estos momentos, aquí y ahora, unidad popular es poner en común los anhelos de cambio de la mayoría social, la potencia de ruptura y la necesidad de responder a la situación de emergencia social que vivimos. Es la unión de las y los de abajo, de las clases populares, de quienes sufrimos las políticas de recortes.

P. ¿Y cuándo hablan de unidad popular piensa en la inclusión de IU en esa hoja de ruta?

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R. Para mí no tiene nada que ver con un debate de siglas ni de nombres. La unidad popular no es una sopa de siglas ni una unión de despachos. Si no se da por abajo, fomentando la auto-organización de la gente a través de un proceso democrático y con un programa de ruptura, simplemente no es unidad popular. Nuestra mejor baza para poder ganar las elecciones y cambiar la actual situación de las cosas, es la gente, la ilusión y participación en un proyecto que continúe el proceso de revolución democrática que inicio el 15-M y las "mareas" en defensa de lo público, que no pedía el carnet a nadie sino que le daba un espacio en donde poder cambiar las cosas.

P. ¿Qué le parece la propuesta de Alberto Garzón?

R. La experiencia ha demostrado que no ganaremos con pactos entre direcciones donde cada sigla se reparte un trozo del pastel, hay que ser más audaces, lo que construyamos nos tiene que desbordar, lo consiguió Podemos en las europeas y Ahora Madrid en las municipales, podemos multiplicarlo para las estatales.

P. ¿Le parece acertado que Podemos vaya con papeleta propia a las generales?

R. No me preocupa cómo se va a llamar la papeleta en las generales, sino si tiene potencia para ganar las próximas elecciones. Lo es si hemos conseguido articular un proceso democrático, de ruptura con este régimen y protagonizado por los de abajo que cristalice en una candidatura donde estemos todos quienes queremos un cambio. Si esto se da, lo de menos será el nombre que adopte, podría ser Podemos perfectamente porque es su catalizador fundamental. Pero no nos hagamos trampas: el debate no es el nombre sino lo que queremos construir y como lo hacemos.

P. ¿Ve factible un escenario de primarias conjuntas?

R. Veo imprescindible un escenario de primarias abiertas ciudadanas como el que se hizo en las europeas, hay que aprovechar el método para diferenciarte de aquellos que se reparten cargos y potenciar la vinculación y participación de la gente. En muchas cosas el modelo de primarias de Ahora Madrid me parece muy interesante y a poder repetir en las generales.

P. ¿Cómo se puede evitar la sopa de siglas sin renunciar a la convergencia?

R. Abriendo procesos por abajo donde quienes se presenten no tengan que renunciar a su bagaje militante previo ni esconder sus particularidades políticas, que son fuente de riqueza, pero donde se vote a la persona y sus propuestas, no a las siglas que le arropan. Y, por el otro lado, que todo el mundo pueda participar en esa votación: presentándose o dando su apoyo a unos u otros, en igualdad de condiciones. Pero no podemos obviar que la convergencia siempre requiere un poco de renuncia, de sacrificio y de modestia a favor de un proyecto común, de esto creo que sabemos mucho anticapitalistas.

P. Podemos no quiere ser un partido más. ¿Cuál es su aspiración?

R. Ganar para cambiar las cosas y cambiarnos a nosotros mismos. Esa es nuestra diferencia con respecto a los demás partidos: no queremos ganar las elecciones para que todo siga igual o casi igual, no planteamos un recambio de caras, sino un cambio de la y las políticas, creemos que otra sociedad, más igualitaria y justa es posible. No entendemos nuestro partido como un fin en sí mismo, sino como una herramienta para este cambio. Queremos cambiar el mundo y la vida y las elecciones, o incluso el propio Podemos, son un medio.

P. ¿Deberían escuchar a las bases antes de tomar decisiones sobre confluencia?

R. Más que consultarlas sobre qué les parece una decisión tomada creo que suma mucho más que sean las propias bases quienes tomen el protagonismo de dicho proceso. No creo en la democracia plebiscitaria sino en la participativa.

P. ¿Cuando hablan de “actores del cambio” a qué perfiles se refieren?

R. A gente que sea tan fiel a las y los de abajo como lo son a los de arriba quienes nos gobiernan actualmente. Gente del pueblo y para el pueblo, porque solo el pueblo salva a el pueblo. Gente a quienes les duela la realidad porque sean parte de ella. Gente que mande obedeciendo y no entre en política para convertirla en su profesión, sino para contribuir al cambio social durante un tiempo limitado. Y esa definición profana de la política y de las y los políticos abarca a muchos perfiles, y excluye a los que quieren hacer de la política su profesión para el beneficio suyo y de unos pocos.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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