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Una chica enferma paraliza el desahucio de su casa por segunda vez

Una familia canaria intenta no perder la vivienda por una deuda de 119 euros

Sarabel, este jueves en la cama donde espera su desahucio.Foto: atlas | Vídeo: Á. Sarmiento / Atlas

Por segundo día consecutivo se ha intentado desahuciar a una familia de la vivienda en la que ha residido el último medio siglo. Los abuelos de los actuales propietarios la compraron en 1952 y ahora los hijos del prestamista que le facilitó el dinero para la adquisición, reclaman una deuda de 119 euros. Pero estos no quieren el dinero, sino la vivienda. Y por segundo día no han podido desahuciar a la familia, que tiene a dos miembros enfermos en cama. El padre, con una depresión aguda que le impide hablar, y Sarabel, una hija de 26 años, con múltiples operaciones en la espalda y una infección pulmonar, que se niega a abandonar la vivienda y con la que los sanitarios no se atreven.

Lomo Magullo, en Telde, en primavera huele a naranjo. Está ubicado en el camino hacia las medianías de Gran Canaria y la tranquilidad se puede mascar. Pero no este jueves, ni el miércoles. Un conflicto por una vivienda ha revolucionado al barrio que se asombra al ver a dos familias “del barrio de toda la vida” enfrentadas. La casa a desahuciar está vacía. Los enseres los desalojaron este miércoles ante el temor de que los expulsaran. En ella hay sólo dos camas, ambas ocupadas. En una, Antonio, de 67 años, que sufre una depresión que hace que reciba con los ojos abiertos, pero no fije la mirada. En la otra, Sarabel Rita Medina, de 26 años, que lleva toda la vida superando adversidades sanitarias y tiene maltrecha su espalda y un pulmón.

Los sanitarios entraron en la casa, tras la policía y el secretario judicial, para tratar de evacuar a las dos personas que estaban en la vivienda. Explicaron en el interior de la misma que podrían mover a Antonio, pero no recomendaban mover a Sarabel que, en cualquier caso, dice que no va a salir de “ninguna forma”. Y en medio Juana, la madre, de 66 años, que el miércoles fue hospitalizada tras una subida de la tensión arterial y este jueves volvía a estar al frente “de la resistencia”. “Aquí vamos a resistir, me han dicho que entregue la llave, pero si la entrego me quedo sin casa, sin la casa de mis padres y de mis abuelos”, dice después de conocer que se ha vuelto a paralizar el desahucio que le afecta.

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La vivienda se adquirió mediante un contrato que incluía la posibilidad del retracto a mediados del siglo pasado. La familia que habita la vivienda asegura haber saldado las deudas y que había testigos de ello. Sin embargo, prestamistas, los que pidieron el dinero y los testigos han fallecido todos. Retomando el contrato original, los hijos del prestamista aseguran que la deuda nunca se saldó y así lo llevaron a los tribunales.

Los demandantes apuntan que la familia que ahora va a ser desahuciada no haya residido de forma permanente en la vivienda que se intenta ahora quitar.

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Por lo pronto, han aplazado el desahucio de Juanita, Sarabel y Antonio, pero no saben hasta cuándo. “Quizás lleguen mañana, pero de aquí no me muevo”, dice Sarabel, sonriente y delgada, desde la cama en la que se pasa los días acostada.

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