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Un ataque de celos acabó con el clan de los Polverino

El juez Velasco procesa al grupo de la Camorra dueño del comercio de hachís en Nápoles

Fernando J. Pérez
La Guardia Civil detiene a un miembro del clan Polverino en Marbella en junio de 2013.
La Guardia Civil detiene a un miembro del clan Polverino en Marbella en junio de 2013.Jon Nazca (REUTERS)

El clan Polverino de la Camorra, monopolista, tras sangrientas guerras mafiosas, del tráfico de hachís en Nápoles (Italia), estableció en 2007 en la costa española su base de operaciones. La cercanía con Marruecos, lugar de producción de la droga, y el anonimato que brindan las urbanizaciones del litoral mediterráneo, resultaron un imán para una organización. Giuseppe Polverino, alias O Barone, y su banda blindaron sus casas, blindaron sus comunicaciones y blindaron sus propiedades bajo una capa de testaferros y colaboradores españoles. Contra lo que no estaba blindado el grupo era contra los ataques de celos de la exesposa del número dos del clan en España, Massimiliano d'Aria, el cual mantenía una relación clandestina con Palma Polverino, la hija del capo.

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Los reproches de la brasileña Patricia María dos Santos a su exmarido, y las desavenencias por la custodia del hijo que tenían en común —lanzados a gritos a través de un teléfono pinchado por la Guardia Civil y los Carabinieri— fueron determinates para el desmantelamiento final de la organización entre marzo de 2012 y junio de 2013. Ayer el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco propuso juzgar a 43 personas relacionadas con los Polverino.

El juez Velasco relata a lo largo de un auto –resolucion razonada- de 35 páginas, las actuaciones de la banda en España. Los Polverino se escindieron del clan Nuvoletta, una de las redes más poderosas de la Camorra napolitana, en los 90, después de que los dirigentes de aquel grupo acabaran muertos o en prisión. O Barone y su banda se hicieron fuertes en la extorsión, las apuestas, las máquinas recreativas y, sobre todo, en el tráfico de drogas.

En la costa española, el clan estableció tres paranze (sección mafiosa en argot camorrístico). El primero se situó en El Vendrell (Tarragona); el segundo, en Alicante y el tercero en la Costa del Sol malagueña. A medida que las fuerzas de seguridad iban deteniendo a mafiosos, o estos tenían constancia de que eran vigilados, los fugitivos se desplazaban hacia el sur para refugiarse. Era una especie de santuario móvil.

Giuseppe Polverino, en Roma, tras ser extraditado en mayo de 2012.
Giuseppe Polverino, en Roma, tras ser extraditado en mayo de 2012.efe
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El grupo de O Barone controlaba todos los pasos del tráfico de hachís. Se reunía en Marruecos con los suministradores del estupefaciente. Una vez concretadas las cantidades —normalmente en torno a 1.500 kilos por viaje— y los precios, la banda llevaba el hachís a un depósito o “guardería” en España. Mientras tanto, el grupo contacta con camioneros y les convencen para que transporten —a cambio de unos 60.000 euros— la droga, camuflada entre fruta o verdura. La banda proporciona al camionero un teléfono móvil de prepago con el que concertar la cita con los receptores de la droga en Nápoles. Desde el almacén, los alijos se llevan en furgonetas a las guarderías finales.

El pago se realiza a la inversa. Los receptores del hachís, cada uno de los cuales había invertido una cantidad, entregan al camionero un maletín con el dinero cerrado bajo llave. El transportista, una vez en España, entrega este maletín a los suministradores del clan, que guardan la llave para abrir la valija. La operación se cierra cuando los Polverino entregan su parte al suministrador de la organización marroquí.

La operación policial contra el clan arrancó en diciembre de 2009, con el arresto de Domenico Verde, jefe de la paranza de Tarragona. Las investigaciones posteriores permitieron descubrir que Kelen Barbosa, esposa brasileña del capo, vivía con el hijo de ambos en un chalé de lujo en El Vendrell. Esta vivienda servía como refugio de los miembros de la banda, aunque O Barone cobraba a sus subordinados por usarla. En Alcanar (Tarragona), el capo había invertido el dinero de la droga en levantar 25 chalés. En uno de esos inmuebles O Barone se había hecho construir un zulo para ocultar armas, dinero o incluso a sí mismo en caso de necesidad.

Los detenidos eran una de las ramas más poderosas de la mafia napolitana

Entre septiembre de 2010 y mayor de 2011, por razones de seguridad, el clan trasladó sus actividades a Alicante. El capo Polverino vivió en la capital y en San Vicente del Raspeig, en domicilios alquilados por ciudadanos españoles.

La paranza de Málaga fue la más sofisticada y duradera. El grupo contaba en la Costa del Sol con la ayuda de un abogado y un contable españoles que ayudaban a los Polverino a blanquear el dinero de la droga. El grupo también tenía a sueldo a un empleado de banca que alertaba a los mafiosos de cada petición de información que hacía la Guardia Civil o el juez sobre las cuentas del grupo.

Tras la detención de Giuseppe Polverino el 6 de marzo de 2012 en Jerez (Cádiz) y su entrega a Italia, los negocios del clan en España quedaron en manos de la hija de este y su amante y líder de la banda en Málaga, Massimiliano d'Aria, extremó las medidas de seguridad. Pero las indiscreciones de su despechada esposa, que le hizo saber por teléfono que estaba al corriente de sus actividades, acabaron con su carrera delictiva en junio de 2013.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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