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Andalucía pone a prueba el nuevo reparto del poder entre los partidos

El 22-M medirá la resistencia de PSOE, PP e IU ante Podemos y Ciudadanos

Luis Barbero
El candidato de IU a la Junta, Antonio Maíllo, atiende a la prensa.
El candidato de IU a la Junta, Antonio Maíllo, atiende a la prensa.EFE

De todas las incógnitas que se despejarán en las elecciones andaluzas del 22 de marzo, la principal es sistémica. Casi existencial. Compiten lo viejo y lo nuevo, certezas e incertidumbre, siglas y palabras. En definitiva, PSOE, PP e IU entran en liza con Podemos y Ciudadanos, los nuevos actores del escenario político. Los comicios andaluces, cuya campaña electoral empieza esta noche, serán el primer test para verificar el movimiento tectónico que experimenta un esquema de partidos que parecía inamovible. En la comunidad más poblada de España —están llamados a las urnas 6,5 millones de electores—, se medirá el empuje de dos formaciones emergentes que quieren romper las costuras del sistema de partidos tras haber catalizado el malestar por la crisis y la corrupción. O, visto de otra manera, se medirá la resistencia de las formaciones que han dado estabilidad al sistema político y han representado, durante lustros, a una amplia mayoría de la sociedad.

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La cuestión ahora es hasta dónde llegará el zarpazo de los recién llegados, pero zarpazo habrá. Podemos, pese a renegar de la dicotomía izquierda-derecha, ha ganado terreno en el electorado progresista hasta poner contra las cuerdas a PSOE e IU. Y Ciudadanos, a la chita callando, ha entrado a saco en el caladero del PP, que ve con temor cómo por primera vez le surge un rival serio en el espectro del centro-derecha.

Pocos ponen en cuestión que la presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, será la ganadora de unos comicios que abren un año político trepidante. La clave es qué victoria logrará Díaz, que se ha echado el PSOE a la espalda para recuperar la mayoría social en Andalucía. La candidata quiere la mayoría absoluta para evitar hipotecas... o quedarse muy cerca. Su objetivo es lograr un Gobierno fuerte y estable que busque “la unidad en Andalucía y dedicado a la creación de empleo”.

Las encuestas, incluida la del CIS de este jueves, dibujan, sin embargo, un escenario complicado para la gobernabilidad. En todos los sondeos, el PSOE se queda lejos de la mayoría absoluta en el Parlamento autónomo, que se logra con 55 diputados. La aritmética obligaría a Díaz a pactar con una o más fuerzas para garantizar un Ejecutivo estable y no estar sometida a sobresaltos diarios en caso de que gobernase en minoría con pactos puntuales con otras fuerzas. Díaz no se aliará ni con Podemos ni con el PP, por lo que la salida sería reeditar un acuerdo con IU, todavía dolida por la ruptura del anterior Gobierno de coalición, o con Ciudadanos. O pactar con los dos.

Una victoria contundente en Andalucía sería capital para el PSOE. Pero también haría que todos los ojos se volviesen hacia Díaz en caso de que los resultados socialistas fuesen malos en las citas electorales venideras.

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El PP andaluz, castigado por las crisis internas de liderazgo, quiere evitar el desastre y el sueño de repetir la victoria de 2012 es eso, un sueño. El candidato del PP, Juan Manuel Moreno, recibirá el apoyo incondicional del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que no solo quiere evitar el hundimiento el 22-M, sino que ya piensa en lo que pueda pasar en las elecciones generales en Andalucía. A corto plazo, Moreno se encomienda al voto oculto, apela al voto útil y se presenta como “el único cambio posible”.

Para IU, una vez más, las elecciones se plantean como una cuestión de supervivencia, atenazada por el dilema de converger con Podemos o mantener su identidad. Ante la cita con las urnas, IU pretende que “la izquierda dé un nuevo grito en defensa de la autonomía”. ¿Y los nuevos? Se frotan las manos y acarician lo que parecía imposible. Podemos ve las elecciones como “la antesala del cambio político en España”, mientras Ciudadanos se conforma con “cambiar Andalucía”.

El 22-M fijará un nuevo reparto del poder. Donde antes cabían tres partidos, ahora lo harán cinco. Y será el primer aviso de lo que está por venir en España.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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