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¿Año de nieves, año de bienes?

¿Es verdad el dicho que atribuye a los mantos blancos efectos benéficos para el campo?

Victoria Torres Benayas
Un agricultor transporta forraje para animales en Noceda, en la sierra de O Courel.
Un agricultor transporta forraje para animales en Noceda, en la sierra de O Courel.Eliseo Trigo (EFE)

Ante temporales que dejan copiosas nevadas, como el que azota la Península y Baleares estos días, viene a la mente urbanita el popular dicho del mundo rural que reza año de nieves, año de bienes. ¿Es cierto o solo una frase hecha? José Ramón Díaz, ingeniero agrónomo de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja), responde a la duda con un sí y con un pero: "En términos generales, son buenas para los cultivos. El problema es si se convierten en hielo, lo que puede causar daños importantes".

Miguel Blanco, secretario general de Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), ratifica que "en esencia es absolutamente cierto lo que dice el refrán: los años en los que nieva lo suficiente son años de buenas cosechas y prósperos no solo para la agricultura, sino en general para la naturaleza y el medio ambiente".

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Por un lado, "la nieve es benefactora para la agricultura porque aporta agua al suelo" y mantiene la tierra "húmeda y esponjosa", relata Díaz. pero también porque "sirve de aislante frente al frío". "Dado que es porosa, la planta percibe menos sensación de frío", explica. "Una vez caída sobre el terreno, sirve de edredón para el suelo, de manta que protege el suelo y el cultivo de las heladas. Puede parecer contradictorio, pero sirve de capa frente a las heladas", indica Blanco.

Gregorio Juárez, miembro del servicio técnico de ASAJA, apunta un tercer motivo: las "consecuencias muy beneficiosas sobre las reservas de agua". "Hay que tener en cuenta que la precipitación en forma de nieve se filtra de forma más efectiva que las precipitaciones en forma de lluvia a las capas freáticas, que son las reservas de agua que se utilizan en verano para regar".

La nieve "nutre acuíferos, ríos y embalses de manera progresiva porque el deshielo es lento", en palabras de Blanco. "Al contrario que las lluvias intensas o torrenciales, que pueden causar daños. la nieve se funde lentamente y al cultivo le afecta de forma más positiva, al tiempo que cala en los acuíferos", continúa. Las nieves sirven "para consumo humano, para la extracción de agua y también para regadíos, para la industria...", agrega Blanco.

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Para la ganadería también son "importantes", ya que "favorecen la producción de pastos para los animales". "Los prados naturales y artificiales se benefician de la nieve. Salvo la lluvia fina, que se da en contadas ocasiones y que es insustituible, la nieve ayuda mucho más a la producción de pastos que el año que no nieva o llueve mucho", relata Blanco, para sentenciar: "El mejor aprovechamiento del agua es en forma de nieve tanto para la naturaleza como para la agricultura".

Además de aportar agua, de servir de aislante y de llenar las reservas, una derivada de las nieves es que se producen cuando hace mucho frío, lo que también es bueno para ciertos cultivos como los cereales de invierno (la cebada, el trigo...). Dichos cultivos herbáceos "enraizan mejor" con el frío, según Díaz. Las nieves "ayudan al fortalecimiento de las raíces de los cereales", anota Juárez, que añade que "en los frutales las nieves también son buenas para la acumulación de horas frío”.

Por otro lado, "la nieve se produce cuando hay bajas temperaturas, lo que frena el desarrollo vegetativo de la planta. Por ejemplo, en el caso de los cereales, lo que hace la planta es ahijar más, es decir, producir más futuras espigas, una consecuencia beneficiosa derivada de las nieves", explica el ingeniero.

Sin embargo, el peligro es que las nieves se conviertan en hielo. "Si se hielan, pueden dañar a los brotes de crecimiento, donde están las yemas que van a dar los futuros frutos, incluso pueden afectar a las ramas de mayor tamaño", advierte el mismo experto. "Cuando hace mucho frío, como en los ciclos polares que estamos sufriendo estos días, se suelen producir heladas de advención, las llamadas heladas negras, lo que machaca los vegetales que pille en estado de crecimiento, por ejemplo las lechugas". La presión es que se produzcan heladas negras tras las nieves, lo que pone en peligro a las alcachofas, los cítricos y en general a toda huerta al aire libre. "Incluso, si bajan mucho las temperaturas, también afectarán a los invernaderos con protección insuficiente", agrega el experto. Dicho con otro refrán, Agua y nieve excesiva, no dejan criatura viva.

En el lado negativo, Blanco apunta a que "un exceso de nieve sobre cultivos bajo plástico, igual que el granizo, puede hacer bastante daño" y a los "enormes problemas con nieve excesiva en el norte en techumbres de naves". Pero lo que provoca verdaderas catástrofes en la agricultura y la ganadería son las "heladas tardías, el granizo, el vendaval y las lluvias torrenciales". "La nieve prácticamente solo provoca año de bienes", resume.

A juicio de Díaz, no solo este, sino la mayoría de los refranes referidos al campo "no van desencaminados", ya que son parte de la "sabiduría popular, resultado de la observación durante muchos años de los fenómenos meteorológicos y de sus consecuencias". Por ejemplo, del lado contrario está el dicho el mal año entra nadando. Se refiere a que enero suele ser frío y seco, por lo que cuando llueve de más y no hace el frío necesario para convertido en nieve, las previsiones para el campo son malas.

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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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