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El PSOE quiere forzar a Monago a una cuestión de confianza

IU reclama al presidente extremeño que dimita tras apoyarle tres años

Escobar y Monago (a la derecha), antes de que este último fuera presidente, en junio de 2011.
Escobar y Monago (a la derecha), antes de que este último fuera presidente, en junio de 2011. EFE

El presidente de Extremadura, el popular José Antonio Monago, no cree que tenga que atender, de momento, la petición de los tres grupos de oposición para que dimita. PSOE, Izquierda Unida —cuya abstención propició que el PP gobernara tras las elecciones autonómicas de 2011— y el partido de los regionalistas extremeños (PREX-CREX), han pedido que abandone tras conocerse que, cuando era senador, había cargado viajes privados a Canarias a las cuentas del Senado. Monago primero negó este extremo, pero después anunció que devolvería el dinero.

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Este hueso no lo quiere soltar la oposición, sobre todo el PSOE, que busca la fórmula de rodear al gobernante extremeño. No será posible la fórmula de la moción de censura, porque el Reglamento de la cámara extremeña impide esa iniciativa en el último año de legislatura y, en efecto, esta terminará en siete meses. Sí sería posible que el presidente José Antonio Monago se sometiera a una cuestión de confianza para constatar si tiene el apoyo suficiente para terminar su mandato. Esta es la fórmula a la que aspira el PSOE, según señalan fuentes socialistas y sobre la que quieren convencer a IU y a los regionalistas. El portavoz socialista del Parlamento regional, Valentín García, mano derecha de Guillermo Fernández-Vara, exigió que Monago “asuma sus responsabilidades, dimita y plantee un sucesor, porque es lo que esperan los extremeños”, presumió García.

La oposición reitera que no le interesa “la vida privada” del presidente extremeño pero sí la “ejemplaridad de los cargos públicos que deben hacer un uso responsable del dinero de todos”. El PSOE no cejará hasta que Monago responda de esos viajes. Ya han solicitado, para empezar, una comparecencia del presidente. Las explicaciones dadas hasta ahora les parecen “esperpénticas”, según el portavoz parlamentario socialista, aunque desde la dirección federal del PSOE se apunta a que lo peor fue “la mentira”. Primero, no tenía dudas de que siempre había pagado sus viajes personales; después, sí.

La exigencia de que se someta a una cuestión de confianza está aún por tomar cuerpo ya que Izquierda Unida pide la dimisión del presidente extremeño, pero aún no tiene claro si es conveniente utilizar esa figura parlamentaria para constatar si Monago tiene apoyos.

La explicación sobre los viajes a Canarias no convence a la oposición
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Sí es cierto que esta es la primera crisis de entidad entre Izquierda Unida y el PP desde 2011, cuando se abstuvieron y facilitaron así el Gobierno de Monago, en lugar de pactar con el PSOE. Pedro Escobar, el coordinador regional de la coalición izquierdista, reclamó su dimisión “con todas las consecuencias”, aunque en conversación telefónica aseguró que lleva pidiéndola desde que se conocieron los viajes del presidente autonómico, la semana pasada. Escobar afirmó que no espera mucho de la comparecencia de Monago, y, en cualquier caso, se mostró escéptico sobre la posibilidad de que prospere una cuestión de confianza. “Eso es cosa del presidente”, mantuvo.

Los socialistas no tiran la toalla y confían aún en convencer a IU para que no desestime esta posibilidad ante unos hechos que consideran de extrema gravedad. El conocimiento de que dos parlamentarios del PP, Monago y el ya dimitido diputado por Aragón Carlos Muñoz viajaron a Canarias de forma privada con cargo al erario público ha provocado un intenso debate en el Congreso que culminará con seguridad con una reforma del reglamento del mismo para introducir el control de los viajes. El PP se negó a que el Congreso controle esos viajes.

En el PP de Extremadura tampoco ven razones para tanto escándalo. La vicepresidenta del Gobierno de Extremadura, Cristina Teniente, llamó en rueda de prensa a la prudencia porque entiende que se trata de “informaciones periodísticas no contrastadas”. Esa información, “se basa en unos datos que no están contrastados, no hay información oficial todavía”, se defendió.

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