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La emoción de votar el 9N en París

La afluencia ha obligado a pedir refuerzos entre el equipo de voluntarios de la capital francesa

Una de las votantes en París.
Una de las votantes en París.MIGUEL MEDINA (afp)

“Hoy es un día importante para Cataluña”, comenta Joan Sapena, trabajador de la empresa Alstom residente en París desde hace tres años. Como cientos de catalanes afincados en el país vecino, donde vive la mayor comunidad catalana en el exterior –cerca de 30.000 personas-, no ha querido quedarse al margen de la consulta y ha acudido a la delegación de la Generalitat en la capital francesa acompañado por su hija. “Hubiera preferido votar allí, pero a pesar de la distancia lo seguimos muy de cerca, tenemos a la familia allí, estamos conectados”.

Los organizadores esperaban una participación baja debido a que en Francia el martes es festivo (por la fiesta del armisticio de la Primera Guerra Mundial). Contaban con que muchas personas aprovecharían el puente para votar directamente en Cataluña. Sin embargo, la alta afluencia ha obligado a media mañana a pedir refuerzos entre el equipo de voluntarios que supervisan la votación (18 en total). Unas 500 personas habían votado a las 13h00 en la capital francesa, venidas de todas partes del país. Los votos serán enviados durante la noche a Barcelona donde se realizará el recuento. Por demanda popular, también se puede votar durante el día en Perpiñán, en el sureste de Francia.

Los votos serán enviados durante la noche a Barcelona para el recuento

Ada Guila, una profesora de inglés de 32 años, ha viajado desde la bretaña francesa, en Landerneau, para poder participar en este “día histórico”. “Cuando hacíamos cola afuera, se han puesto a cantar los de la ANC (Asamblea Nacional Catalana) y se me ha puesto la piel de gallina”, comenta, envuelta en una senyera. Se han juntado un grupo de ocho catalanes, que se conocieron en una manifestación de apoyo a la consulta hace dos semanas, para hacer el viaje de ida y vuelta a París en una gran furgoneta.

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Para poder participar en lo que el delegado del gobierno catalán, Martí Anglada, resume como una “consulta popular participativa” hacía falta tener un DNI o un pasaporte con dirección en Cataluña. En caso de tener la dirección francesa inscrita en el documento de identidad, era necesario pedir papeles para probar que la localidad de empadronamiento anterior era catalana. “Hemos tenido que decir que no a bastante gente” por no disponer de la documentación necesaria, asegura Anglada, para quien es esencial que la organización se haga de la forma más seria. “Algunos se han ido llorando… imagínate que has venido aquí para la elección de tu vida y no puedes”.

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“Me hubiera gustado votar en Cataluña, pero verlo desde la distancia es casi más emocionante”, comenta por su parte Pau, estudiante de Historia del Arte de Erasmus en la universidad de la Sorbona. También ha acudido a la sede de la delegación acompañado por amigos, venidos de Lille, en el norte del país, y de Cachan, en las afueras de París. “Lo que han intentado nuestros abuelos y nuestros padres lo estamos consiguiendo”.

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