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“Pintar la independencia como el hombre ideal no es la mejor táctica”

Jordi Évole, presentador de 'Salvados', analiza el programa con Junqueras También habla del que prepara con Pablo Iglesias

Ana Pantaleoni
Jordi Évole.
Jordi Évole.vicens jiménez

Es el hombre que encontró a Eugenia Parejo. Y la convirtió en estrella mediática. Él hace ya mucho que lo es, y lo lleva bien. Jordi Évole (Conellà de Llobregat, 1974) regresó el pasado domingo a La Sexta con su Salvados con una audiencia media de 4,1 millones de espectadores. Eugenia Parejo y su familia sevillana fueron los anfitriones del líder independentista Oriol Junqueras. Este domingo le toca el turno a Pablo Iglesias. A Évole le cayó bien: “Me lo pasé muy bien; casi todo el mundo en la distancia corta me cae bien. Pablo Iglesias en algún momento hizo cosas poco habituales en un político como reconocer que el programa de las europeas lo hicieron con prisas”.

Pregunta. ¿Qué le pareció Junqueras? ¿Le convenció para votar sí-sí?

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Respuesta. Ni me convenció ni me dejó de convencer, pero tampoco creo que fuese ese el objetivo del programa. En algún momento me hubiese gustado escuchar argumentos nuevos, pero igual es que yo, al ser catalán, he escuchado mucho del tema. Junqueras no iba a casa de otros políticos, no iba a una tertulia, sino a casa de una familia. Pensaba que los argumentos podían haber sido nuevos, aunque para mucha gente igual sí lo fueron. En cualquier caso, la demostración de diálogo que hicieron tanto Junqueras como la familia Parejo fue buena para todos. Todo eso ya lo había escuchado en boca de Junqueras. Lo que más me sorprendió es que una familia anónima estuviera tan puesta en el tema, e incluso que uno de sus miembros se hubiera leído la tesis de Junqueras. Sin embargo, a mucha gente le ha sorprendido que Junqueras no aceptase que la independencia podía traer nada malo. Muchos me lo han comentado esta semana. Creo que este tipo de posturas tan maximalistas pueden generar un poco, como mínimo, de extrañeza. Yo creo que hay que cuestionárselo todo siempre, incluso en el momento de más enamoramiento de una tía o un tío sabes que un día te molestará que se deje la pasta [dentífrica] destapada. Y creo que pintar la independencia como la mujer o el hombre ideal no es la mejor táctica.

P. ¿Va a llevarse a Rajoy a desayunar con una familia en Olot?

R. Estaríamos encantados de hacerlo. Nos estamos encontrando con muchas dificultades. Desde Moncloa no acaban de reaccionar ante nuestras propuestas, así que nos hemos buscado otras vías para encontrar a un político de ámbito estatal para que pueda venir a Cataluña con una familia tan plural. Lo hemos probado con Soraya Sáenz de Santamaría, con Esperanza Aguirre y con Susana Díaz. De momento, estamos a la espera de que responda.

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P. ¿Se ve en una lista unitaria en Cataluña?

R. No. A la política tienen que ir los mejores y yo no soy de los mejores. Yo solo sé hacer preguntas. Estaría todo el día preguntando y hasta de una lista unitaria me echarían.

P. “El problema no reside en Podemos, sino en qué queremos", dice usted. Tras su entrevista con Pablo Iglesias que se emitirá este domingo, ¿sigue convencido?

R. Podemos ahora mismo tiene que hacer poco para seguir ganando adeptos; lo están haciendo tan mal los que han gobernado que se lo están poniendo demasiado fácil. Llegará un día en que Podemos tendrá que concretar más sus propuestas, básicamente porque las posibilidades de éxito ahora empiezan a ser mucho mayores que en las europeas. Lo peor que le podría pasar a Podemos es llegar al poder y que todo aquello que había dicho no lo pueda hacer.

P. ¿Cómo se puede recuperar la clase política de su mala imagen?

R. Transparencia y que se muestren tal y como son. Que les den una patada a los argumentarios que les pasan cada mañana sus jefes de gabinete. No dejamos que los políticos se muestren como son. A la política últimamente no han ido los mejores; han triunfado los que han hecho mucho la pelota al secretario general. Y eso es una desgracia. Dentro de la estructura de los partidos tradicionales han perdido el espíritu crítico. Ahora todo es… no sé… desgraciadamente muy políticamente correcto.

P. ¿La clave de Salvados es la crisis?

R. Ojalá que no porque entonces tendremos una fecha de caducidad. Espero que Salvados pueda ser un programa sin crisis y que le vaya bien.

P. Hace ya mucho que usted dejó de ser un gamberro…

R. Eso sería una pena. Uno puede ser un gamberro serio. No deberíamos perder ese espíritu inicial, igual expresado de otra manera. Creo que hace unos años el gamberrismo lo expresábamos picando a los timbres y yéndonos a la carrera. Ahora nos quedamos a preguntar.

P. ¿Se siente el Robin Hood del periodismo?

R. No me siento nada. A veces te ponen la etiqueta, y entiendo que son cómodas, sobre todo para los que te quieren catalogar. Tratamos de currar mucho. A nosotros el poder y la libertad nos la da la audiencia.

P. ¿Es usted tan buena persona como parece?

R. Me ruboriza contestar a esa pregunta. Todos tenemos días malos, que más de uno me podría recordar.

P. ¿Se sometería a una entrevista en Salvados?

R. Si el hijo de Wert me dice que no vaya, no iría. Pero solo si me lo pide el hijo de Wert.

P. Salvados es muy crítico, pero ¿qué crítica de su programa?

R. Tenemos que mejorar que no nos vuelva a pasar lo que nos pasó entrevistando a Pujol. No habíamos investigado lo suficiente en su vida como para haberle preguntado lo que teníamos que preguntar. Ojalá hubiéramos sido los primeros. Tenemos que hacer un ejercicio de autocrítica de cómo entronizamos a según qué personajes y políticos.

P. ¿Vive obsesionado por las audiencias?

R. Estoy pendiente de las audiencias, como todos los que nos dedicamos a este oficio. Vas un lunes por la mañana al supermercado y hay una señora comprando la leche a tu lado que te dice: “¡Qué… ayer fue bien ehhh!”. Hemos convertido lo de las audiencias en parte del show y lo que me gustaría es que habláramos del contenido de los programas. Más allá del numerito de un programa de televisión o de las ventas de un periódico, están las informaciones.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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