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Aznar pide a Rajoy rechazar el “órdago” de Mas como base de diálogo

El expresidente defiende la Constitución y ve "ridículo" el intento de reformarla

Francesco Manetto

José María Aznar ha pedido este jueves al Gobierno rechazar cualquier desafío como premisa para dialogar sobre el futuro de Cataluña. Tras la renuncia al referéndum del 9-N, y mientras el jefe del Ejecutivo trata de abrir una fase de distensión para poder abordar con Artur Mas una alternativa al pulso soberanista, el expresidente ha advertido a Rajoy, sin mencionarle abiertamente, de que si aceptara “la política del órdago como base del diálogo” acabaría por “deshacer nuestro acuerdo democrático”. Es decir, la Constitución de 1978. “Y el fracaso estaría asegurado”, ha señalado el presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) durante la entrega del Premio de la Libertad al escritor mexicano Enrique Krauze.

Aznar, que ha hilado un discurso durísimo contra “el nacionalismo y el populismo”, ha defendido que “ni los rupturistas de la identidad ni los de la revolución quieren regenerar la democracia” sino que “buscan lo de siempre, acabar con ella”. El antecesor de Rajoy al frente del PP ha concretado el plan que, en su opinión, deben seguir los representantes públicos ante el nuevo escenario de pseudoconsulta. “Hoy, a la altura de octubre de 2014, el diálogo con el nacionalismo identitario ha de comenzar por decirle con claridad cristalina que sus actos y sus propósitos no sólo vulneran el modelo constitucional de organización territorial del Estado sino que lesionan de manera inaceptable los derechos de los ciudadanos”, ha enfatizado.

El expresidente, que en su segundo mandato estuvo a punto de designar a Rodrigo Rato como sucesor, ha evitado pronunciarse sobre escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid. Se ha limitado a una referencia a las conductas impropias –“la corrupción económica e institucional es una amenaza verdaderamente existencial para la democracia”- y ha centrado su discurso en la defensa de la Constitución y el Estado de derecho frente a los extremismos y al plan de Artur Mas. Ha rechazado la propuesta de una reforma de la Ley Fundamental, llegando a calificar de “ridículo conducirse como si fuera posible abordar nuevamente las grandes decisiones que se adoptaron con patriotismo y con plena lucidez al inicio de nuestro proceso democrático”.

Y, ante la crisis del bipartidismo, ha llamado a “trabajar desde un compromiso lo más amplio y activo posible para que no triunfen los que creen que la historia puede deparar una segunda oportunidad a sus delirios extremistas, felizmente sepultados bajo el Muro de Berlín”. Aznar ha venido, en definitiva, a defender el orden institucional del Estado. Ha pedido “perseverancia en la defensa de las instituciones, perseverancia en la defensa de nuestra realidad constitucional, que más allá de mitificaciones innecesarias, ha demostrado ser el mejor instrumento para el progreso de nuestro país”. “Nuestra responsabilidad como españoles de hoy se cifra en el hecho de negarnos a dejar de ser lo que somos”, ha resumido el expresidente.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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