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Rajoy y Mas se niegan a dar el primer paso para fijar su encuentro

El líder de CiU dice que pidió una cita mientras La Moncloa exige una llamada oficial

Mariano Rajoy recibe a Artur Mas en La Moncloa en septiembre de 2012.
Mariano Rajoy recibe a Artur Mas en La Moncloa en septiembre de 2012.ULY MARTÍN

La esperada reunión entre Mariano Rajoy y Artur Mas para hablar sobre el desafío independentista en Cataluña no parece cercana, pero los dos están responsabilizando al otro de que la cita no se produzca. Si el miércoles fue el presidente del Gobierno quien puso la pelota en el tejado de Mas y le dijo que si le llama está dispuesto a recibirle al día siguiente, ayer fue el líder de CiU quien devolvió la pelota: aseguró que sí ha pedido a Rajoy una reunión y que si esta no se produce es porque el presidente no quiere.

La Generalitat admite que no realizará una petición formal, esto es, a través de un contacto oficial entre los gabinetes de ambos, porque da por sentado que ya lo ha hecho desde el momento en que el propio Mas trasladó a Rajoy su voluntad de verse. Y el Gobierno contestó a través de un portavoz oficial: si Mas quiere una reunión, no tiene más que pedirla como hace todo el mundo. No es necesario que sea por escrito, basta con una llamada a La Moncloa, pero ese contacto tiene que hacerlo la Generalitat. Si lo hace, la oferta de Rajoy para organizarla inmediatamente se mantiene en pie. “Si me llama mañana, viene mañana”, le dijo el presidente a Josep Antoni Duran Lleida, portavoz de CiU, cuando le preguntó si era cierto que había una oferta de Mas para reunirse. Mientras la Generalitat no llame, insiste La Moncloa, no habrá reunión, porque es el presidente catalán quien tiene que tomar la iniciativa de solicitar la cita.

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Lo cierto es que ninguno de los dos parece tener demasiada voluntad por que exista esa cita, pero ambos responsabilizan al rival de que no se concrete. El Gobierno de Rajoy asegura que su disponibilidad al diálogo es total, y sostiene que lo han demostrado en el pasado. Pero tiene un límite insalvable: el presidente no dedicaría un minuto en esa hipotética reunión a buscar una fórmula para que los catalanes voten, como le pide Mas, porque está seguro de que cualquier tipo de referéndum rompería la soberanía nacional y sería inconstitucional. No hay margen ahí, y ese es el punto que está bloqueando desde hace meses todos los intentos por buscar una salida a una situación política entre La Moncloa y la Generalitat cada vez más tensas.

Fuentes oficiales del Ejecutivo catalán sostuvieron que no existe ninguna necesidad de que Mas pida la entrevista oficial porque ya se la solicitó a Rajoy cuando mantuvieron una breve conversación de 10 minutos tras proclamación de rey Felipe VI. Además, recuerdan que ya lo ha hecho en otras ocasiones. La percepción de la Generalitat es que es Rajoy el que tiene que mover ficha en su calidad de presidente del Gobierno de España. De hecho, en la sesión de control del Parlamento Mas aseguró ayer, hasta en cuatro ocasiones, a la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que la reunión estaba pedida. Y reproduciendo quizá la charla que tuvo con Rajoy, contestó a la diputada popular: “Otra cosa es que si a usted una persona le dice: ‘Escúcheme, yo estoy a su disposición para que nos veamos cuando usted quiera’, y esta persona no responde, pues puedes tener la impresión de que no te quieren ver. Y es la que yo puedo tener”. Y remachó que, pese a ello, está a disposición de Rajoy para verle: “De hecho, solo falta que me convoque. Ya me gustaría poder convocar al presidente del Gobierno español. Pero no vendría, ¿verdad?”.

La situación se resume en que Mas quiere que Rajoy dé el paso y este que sea aquel el que lo dé. Fuentes de CiU sostienen que el reproche que hace La Moncloa es una mera excusa porque no se trata de descolgar un teléfono o de enviar una petición de forma oficial sino de saber si, realmente, en esa eventual entrevista se puede abordar abiertamente la consulta soberanista. “¿Qué esperamos del Gobierno? Pues que no se meta y nos deje conocer, solo conocer, la opinión de los catalanes”, recalcó Mas en el Parlamento catalán. “Pero ustedes no quieren conocerla, ¡fantástico!”.

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La hoja de ruta de Mas pasa ahora por aguardar a que el Parlamento autónomo apruebe la ley de consultas (de la que colgará el referéndum), que hoy celebrará la última reunión de la ponencia. La Comisión de Asuntos Institucionales aprobará la próxima semana el dictamen que será elevado al Consejo de Garantías Estatutarias, el órgano jurídico autónomo que vela para que las leyes se ajusten a la norma de cabecera de Cataluña. La previsión es que la ley se apruebe tras la Diada del 11 de septiembre y a partir del día 18 de ese mes, que es cuando se celebrará el referéndum secesionista de Escocia. Camacho espetó ayer a Mas que, si no rectifica, su plan acabará como el del exlehendakari Juan José Ibarretxe.

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