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Rajoy pide al sucesor de Rubalcaba que mantenga su política en Cataluña

El presidente y Aznar, distanciados políticamente, bromean ante las cámaras

Carlos E. Cué
Aznar y Rajoy, este domingo en Guadarrama.
Aznar y Rajoy, este domingo en Guadarrama.LUIS SEVILLANO (EL PAÍS)

Hasta ahora, el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, se había mantenido muy al margen del debate interno en el PSOE para elegir a su nuevo líder. El presidente no había ido más allá de reivindicar a Alfredo Pérez Rubalcaba ahora que abandona la primera línea. Pero ayer Rajoy sí quiso lanzar un mensaje claro a los socialistas y pidió al nuevo líder, sea quien sea, que mantenga la posición sobre Cataluña que tenía el propio Rubalcaba.

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Rajoy lo dijo en el campus FAES sentado al lado de José María Aznar, quien le eligió como sucesor y quien en varias ocasiones ha dejado caer su preocupación por la crisis catalana y su exigencia al presidente para que mantenga la firmeza. “El desafío secesionista que sufre España por parte del nacionalismo pone en cuestión la Constitución, la unidad y la continuidad histórica de nuestro país”, había clamado Aznar. Y Rajoy le contestó con una reclamación al PSOE.

“Espero que una vez se resuelva la situación por la que está pasando, el principal partido de la oposición mantenga una posición similar a la que ha mantenido la persona que ahora ha abandonado [Rubalcaba] que es de contacto directo con el Gobierno en el tema catalán al que se refería José María Aznar en su intervención”, explicó el presidente.

Aunque todos los candidatos del PSOE reivindican la llamada posición de Granada —que rechaza el referéndum pero pide una reforma constitucional de corte federal—, en el PP se ha instalado cierta inquietud sobre todo por algunas declaraciones de estos días sobre la crisis catalana. En especial, por las formuladas por Pedro Sánchez —pese a que, en general, entre los dirigentes populares genera mucha más simpatía que Madina, al que ven más a la izquierda— aunque la preocupación real del PP está centrada en Cataluña, donde ven la situación política cada vez más compleja. La posibilidad de que Artur Mas acelere los trámites de la ley de consultas para calentar el 11 de septiembre inquieta a La Moncloa y al PP. Por si acaso, y para tranquilizar a los suyos y al sector más conservador que tiene en Aznar a su gran referente, Rajoy lo dejó de nuevo claro.

“La sanidad es más universal que antes”

Mariano Rajoy se mostró dispuesto a combatir con firmeza la idea de que haya hecho recortes en sanidad y, en general, en el Estado de bienestar. Y animó a los suyos a luchar contra ese mensaje. “Hay quien tiene afición a las malas noticias. Se ha intentado explicar que todos los ajustes se han hecho a costa de la política social”, arrancó. “No hemos congelado las pensiones ni las hemos bajado. Otros sí. Francia ha tenido que congelarlas un año y medio. Y otros las han bajado el 10%”. Y ahí empezó a hablar de la sanidad, negando los recortes. “La sanidad es más universal que antes, hoy ningún español queda fuera del sistema. No hay copago sanitario, hay copago farmacéutico, pero es que antes ya lo había. Y ahora se paga en función de la renta. Y se atiende a los inmigrantes ilegales en unas condiciones al menos iguales al mejor país de la UE en esta materia”.

Los datos oficiales de Hacienda publicados esta misma semana demuestran que en apenas dos años —entre enero de 2012 y enero de 2014—, el Servicio Nacional de Salud ha visto mermada su plantilla en 28.496 empleados, y eso sin incluir personal laboral, eventual y sustitutos. La cifra global, según un informe sindical, llegaría a 53.000.

Rajoy también reivindicó su política educativa, de dependencia y servicios sociales. “En materia educativa la política más importante del Gobierno son las becas. Nadie, en la historia de la democracia española, ha gastado más dinero en becas. El presupuesto de 2014 es de 1.411 millones, el presupuesto de 2011 cuando llegamos al Gobierno era de 1.168 millones. El sistema de dependencia atiende a más gente que en diciembre de 2011, y la lista de espera se ha reducido un 40%. La tarjeta sanitaria la tienen todos los parados cuando antes la perdían. Hemos aprobado un plan nacional de inclusión social y un fondo extraordinario contra la pobreza infantil. Hay cosas que mejorar, pero es injusto decir que se ha liquidado el modelo de bienestar, es una enorme falsedad, hay que dar esta batalla y decir la verdad”, insistió.

Un informe reciente de patronal y sindicatos del mundo de la dependencia muestra que los beneficiarios han bajado —hay 736.777, 17.812 menos que a principios de año, con una lista de espera de 184.060—. El copago se ha incrementado un 68% entre 2009 y 2013, y las Administraciones han pasado de abonar 8.648 euros por usuario en 2009 a 6.879 euros en 2013, según el mismo informe.

Rajoy terminó con una llamada al patriotismo. “Hemos demostrado que los españoles somos irreductibles a clichés. Vamos a recuperar la autoestima. Tendemos a ser los jueces más severos con nosotros mismos. Somos una democracia consolidada y respetada en el mundo, y una potencia económica. Somos una gran nación, lo que hemos sido siempre. No podemos caer en el fatalismo. Cuando 60 millones nos visitan será por algo. Tenemos un Estado del bienestar como no tiene casi nadie en el mundo. Podemos hacer una sucesión del Rey en 15 días sin que pase nada. No nos faltan motivos para tener un patriotismo sereno”.

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“Mi posición es la misma”, explicó el presidente, “la manifesté el mismo día en el que se hizo el anuncio de la fecha y las preguntas del referéndum. Ese referéndum no se puede celebrar y no se va a celebrar, lisa y llanamente porque es ilegal y porque lo que sea España es algo que corresponde decidirlo al conjunto de los españoles, como reza nuestra Constitución”.

La cita de la clausura del campus FAES es el momento ideal para analizar las relaciones entre Aznar y Rajoy, siempre complejas. El expresidente ha dejado claro en muchas ocasiones que no le gusta la línea política que sigue su sucesor. En la oposición le acusaba de querer “heredar” el poder, en vez de luchar por él. Y ahora le reclama medidas más contundentes y más batalla ideológica. El último encontronazo se produjo porque no se invitó a Aznar a participar en la campaña de las europeas. Ayer Rajoy y Aznar hicieron todo tipo de esfuerzos ante las cámaras para mostrar buen ambiente entre ellos y evitar suspicacias. Rajoy bromeó con la idea de que él había ido al acto sin corbata y Aznar la llevaba puesta. Aznar bromeó también con el hecho de que el presidente lleva 11 años clausurando este campus, los que lleva al frente del PP desde que él lo puso ahí. “Es nuestro ponente más estable, más consolidado, esperamos que no le entre fatiga y siga siendo un participante fiel”, ironizó Aznar. “Yo amo profundamente la estabilidad”, contestó Rajoy. Al margen de las cuidadas formas, la distancia política entre ambos es evidente. Aunque ahora hay algo que les une. Rajoy debe decidir si coloca a la esposa de Aznar, Ana Botella, como candidata a la alcaldía de Madrid en 2015. Es una decisión difícil que se tomará a la vuelta del verano con encuestas encima de la mesa, según fuentes de la cúpula. La mayoría de los dirigentes consultados creen que Botella no será candidata pero nadie está seguro, porque la decisión para Rajoy de rechazar a la esposa de su mentor es muy complicada.

El presidente aprovechó su discurso para reivindicar la elección directa de los alcaldes y pidió al PSOE que lo apoye, aunque no aclaró si está dispuesto, en caso contrario, a aprobarla en solitario, algo que es posible porque tiene mayoría absoluta pero sería muy polémico.

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